En agosto de 2022 estuve en Kramatorsk, ciudad de la región de Donetsk, al este de Ucrania, y podía ver desde mis ventanas una enorme bandera ucraniana azul y amarilla en el cercano parque Central. En agosto de 2023, cerré mis ventanas tapadas con paneles, escudo bastante simbólico contra las ondas expansivas y la metralla de las bombas.
Kramatorsk, ciudad de unos 150000 habitantes antes de la invasión a gran escala de Ucrania a principios de 2022, es el centro administrativo de la región de Donetsk desde 2015, cuando Rusia ocupó la ciudad de Donetsk. Se ubica en la carretera que va de Sloviansk, al norte, a Druzhkivka y Kostiantynivka, al sudeste, ciudades muy cercanas que en ocasiones se consideran una sola aglomeración urbana. Todas han sufrido bombardeos de las fuerzas rusas.
La ciudad más lejana está a unos 20-30 minutos en autp de Toretsk y Bakhmut, algunos de los principales focos del conflicto desde octubre y noviembre de 2022, cuando el Ejército ruso se retiró de la región de Járcov y de la ciudad de Jersón.
Durante el último año y medio, las fuerzas rusas atacaron dos veces los puntos con mayor aglomeración de civiles, algo bastante inusual incluso en esta cruel invasión. En abril de 2022, un misil ruso cayó en una estación de tren de la ciudad donde unas 4000 personas esperaban su evacuación, lo que causó 61 muertos y 121 heridos. En junio de 2023, la zona más grande y popular de reunión de Kramatorsk, una pizzería del centro, quedó destruida por un ataque dirigido con misiles que mató a 12 civiles y a un número desconocido de personal militar.
Como casi todos los demás sitios de Kramatorsk, la pizzería cerró a principios de 2022, pero reabrió después ese mismo año. Cuando se desvaneció la primera conmoción de la invasión y se aclaró más o menos la nueva realidad de la guerra, surgieron nuevos cafés y tiendas que sustituyeron a otras, siguiendo la cambiante demanda. Ahora, en las calles de Kramatorsk hay más hombres de uniforme y vehículos militares que civiles, aunque los lugareños dicen que lentamente van volviendo muchos de quienes huyeron de la ciudad a principios de 2022. Últimamente, las tiendas que venden prendas y artículos militares parecen ser más abundantes en Kramatorsk que en ningún otro lugar.
El alcohol está prohibido en la región desde mediados de 2022 para evitar incidentes de borrachos entre hombres armados. Sigue habiendo numerosos carteles terriblemente obsoletos que anuncian bebidas alcohólicas en restaurantes y tiendas —cerradas o abiertas— que no dejan de confundir a los nuevos clientes. Alcomarket, gran cadena de tiendas de alcohol en Ucrania, ahora vende agua y refrescos en Kramatorsk. Como suele pasar con las prohibiciones administrativas, florece el tráfico ilegal. «Me entero por los militares de en qué tiendas puedo comprar vodka», me dijo un taxista.
Las alarmas aéreas son constantes en la ciudad, así que a diferencia de otras zonas, el personal de supermercados, tiendas y cafeterías nunca echan a los visitantes si suena una sirena de ataque aéreo (la mayor parte de negocios e instituciones públicas de Ucrania, a menos que operen en el subsuelo, están obligados a hacer salir a los visitantes tan rápido como sea posible, suspender sus servicios y cerrar el local hasta que pase la alerta, para evitar numerosas víctimas en caso de ataque). Ahora, la ciudad cuenta con pequeños refugios subterráneos de cemento instalados cerca de zonas públicas, como estaciones de tren y paradas de autobús.
No obstante, es complicado encontrar un lugar específico si no eres de la ciudad, porque ya no se puede confiar en los mapas. Por todo el país, y sobre todo en lugares cercanos a la línea del frente, como Kramatorsk, se ha cambiado el nombre de las calles, y los viejos restaurantes y tiendas siguen apareciendo como si estuvieran funcionando, aunque hayan cerrado o estén destruido desde hace mucho tiempo. Los nuevos no se han marcado.
Revolut, servicio bancario internacional en línea, bloqueó todas las operaciones con sus tarjetas en la zona, maniobra habitual a principios de 2022, ya que muchos negocios creían que Rusia ocuparía rápidamente toda la región y se verían operando bajo control ruso, por lo que infringirían las sanciones contra Rusia. Otros servicios internacionales en línea como Booking.com y Airbnb también han pausado su funcionamiento en Ucrania, lo que dificulta encontrar un lugar para pernoctar, sobre todo porque la demanda sigue siendo alta, debido a las visitas de familiares y amigos del personal militar a la región. El mayor hotel de la ciudad es vecino de la pizzería y quedó también bastante dañado. La plataforma alternativa donde los lugareños publican sus propiedades en venta o alquiler no ofrece la opción de marcar la disponibilidad en fechas concretas ni de evaluar el lugar ni al propietario, por lo que incluso después de invertir mucho tiempo en encontrar un alojamiento libre, nunca se puede saber si se acabará en un apartamento limpio y cómodo o en un sucio cuchitril gestionado por un psicópata.
El Tato Hub, espacio comunitario que animaba a los lugareños a pasar más tiempo con sus hijos (tato significa «papá» en ucraniano), se convirtió en un ajetreado centro de voluntarios en 2022. Estos voluntarios entretienen a los niños que quedan en la zona, distribuyen ayuda humanitaria y evacuan personas de las zonas de conflicto como, Bajmut y Soledar.
En 2023 se detectó un incremento de niños visitantes, incluidos lugareños que han vuelto a la ciudad, además de quienes vienen a visitar a sus familiares desde todo el país. Las escuelas y las guarderías están cerradas en toda la ciudad, y sus calles siguen siendo demasiado peligrosas para jugar —o demasiado calurosas en verano—, por lo que el Tato Hub es prácticamente el único lugar de Kramatorsk en el que los pequeños pueden pasar tiempo y hacer amigos, dice Olena Kurtova, auxiliar sanitaria de día y profesora de arte en una guardería que ahora organiza actividades frecuentes para niños en el Tato Hub.
Olexandr Ivanov, uno de los papás de Kramatorsk que fundaron la iniciativa Tato Hub, dice sentirse más seguro en Kramatorsk ahora que hace un año, cuando las fuerzas rusas ocuparon zonas cercanas de la vecina región de Lugansk y parte de la región de Donetsk al norte, y avanzaron hacia el sur en dirección a Slóviansk y Kramatorsk desde la ocupada Lyman, y hacia el oeste hacia la castigada Bajmut, lo que propagó una sensación de incertidumbre y pánico.
Ahora que las tensiones locales se van calmando, el voluntariado y la ayuda nacional e internacional han disminuido hasta quedar en un goteo. Ciudadanos de Japón, Estados Unidos y Nueva Zelanda, que en 2022 se convirtieron en celebridades locales mientras colaboraban con el Tato Hub, se marcharon ese mismo año, y ahora el japonés lucha por Ucrania. Sergiy, ciudadano de Kiev que evacuaba personas con un minibús destartalado, murió de una enfermedad no tratada poco después. Ya no hay ayuda humanitaria desde que los donantes han mudado su atención a lugares sujetos a mayor sufrimiento, como Jersón, al sur de Ucrania. Jersón fue liberado en noviembre de 2022, pero sigue siendo bombardeado por las fuerzas rusas casi a diario desde entonces. Para muchos ucranianos, todo el este del país es una zona donde los lugareños tienen sus lealtades divididas, y por tanto son culpables de la guerra. En la tragedia de la pizzería, un lugareño de 57 años fue acusado de coordinar el ataque.
No obstante, Olexandr, del Tato Hub, señala un cementerio local donde, como en cualquier parte de Ucrania, apareció en 2022 una sección separada de tumbas militares. Sergiy, conductor del autobús de evacuación, yace en algún lugar de la zona civil de ese mismo cementerio. En la vacía Kramatorsk, así como en la vacía Ucrania, los cementerios son actualmente el único sector de crecimiento garantizado.