Desde Gaza: ¿La creatividad proviene tan solo de la miseria?

La artista palestina Maha Al-Dayya termina de pintar cuadros de las casas destruidas por aviones israelíes durante las repetidas guerras en Gaza, 8 de julio de 2023, ciudad de Gaza. Foto de Mohammad Zaanoun, usada con autorización..

We Are Not Numbers publicó originalmente este artículo el 21 de agosto de 2023. Lo escribió Dana Besaiso. Global Voices reproduce una versión editada en virtud de un acuerdo para compartir contenido. Todas las fotos se han tomado de Instagram con autorización del fotógrafo Mohammad Zaanoun

Dicen que la miseria engendra arte. Desde los poderosos poemas de John Keats sobre su lucha contra la enfermedad y la muerte, hasta Vicent van Gogh, que canalizó su batalla contra la enfermedad mental en sus pinturas dramáticas e intensas. Todos aquellos que sufren pueden infundir sus emociones y experiencias en un arte que puede tener un significado y un poder excepcionales para el resto del mundo. La pregunta que viene a la mente es: ¿qué pasa con el arte cuando la miseria desaparece?

La miseria como algo normal

 

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Niños palestinos juegan con perros bajo la lluvia en una zona pobre de la ciudad de Gaza.Foto de Mohammed Zaanoun.
La fotografía es el único lenguaje que se puede entender en todo el mundo.

Desde que tengo memoria, mi historia y la de la mayoría de los palestinos ha estado llena de acontecimientos dolorosos. Incluso los acontecimientos alegres y felices están llenos de miseria, de una u otra manera.

Ya sea la chica que prepara su boda en Gaza, el joven que emigró para asegurarse un futuro mejor o la señora sentada en el sofá con la llave de lo que una vez fue su casa, antes de que las fuerzas israelíes la desalojaran. Sus esperanzas de regresar a casa disminuyen mientras ve por televisión los repetidos ataques militares israelíes en la mezquita Al-Aqsa.

Cuando mi hermana mayor, Rasha, se graduó en el Reino Unido, mi familia y yo no pudimos estar con ella y presenciar su logro por las restricciones de viaje de los habitantes de la franja de Gaza. Tuvimos que vivirlo a través de fotos y videos. Aún así, consideré un gran logro que un miembro de nuestra familia lograra graduarse.

Mientras tanto, la mayoría de las familias de sus amigos internacionales asistieron a la graduación porque para ellos era tan fácil como comprar un billete y subirse al avión. Nosotros tan solo habíamos soñado con ver un avión, y mucho menos volar en uno.

Crecer en circunstancias miserables

 

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Sale humo de la zona por los ataques israelíes en Beit Lahia, al norte de Gaza, 12 de mayo de 2023. Continúan los ataques israelíes sobre la franja de Gaza. Foto de Mohammed Zaanoun.

Desde que nací, mi vida se ha visto manchada de agonía. De niños en Gaza, fuimos testigos de la destrucción, asesinatos e innumerables escaladas, por lo que se nos conoció como aftal horoob («hijos de las guerras»). Incluso bromeamos y decimos que nos graduamos con una «licenciatura en guerra», ya que hemos sobrevivido oficialmente a cuatro agresiones israelíes, además de numerosos ataques.

Nos acostumbramos tanto a sobrevivir después de las escaladas israelíes que empezamos a creer que era lo normal. Vivimos con nuestras pérdidas, tristeza y dolor, y seguimos adelante con nuestras vidas. Volvemos al trabajo o la escuela con un pesado bagaje de emociones en nuestras espaldas. La vida debe continuar.

En mayo de 2021, nos enfrentamos a una de las agresiones israelíes más horrorosas. El ataque, que duró 11 días, causó la muerte de 232 civiles palestinos, incluidos 65 menores, más de 1900 heridos y la demolición de 1447 viviendas en Gaza, lo que dejó a innumerables personas sin techo.

Me consideré una persona afortunada por ese entonces. Después de esa escalada, luché con la culpa de los sobrevivientes, respuesta mental a un hecho en el que otra persona experimenta una pérdida pero tu no.

«¿Por qué yo?», me preguntaría. «¿Por qué sobreviví cuando muchos no lo lograron?». Estos pensamientos me persiguieron un tiempo. Había pasado cada una de las 11 noches despidiéndome de mi familia y amigos porque la muerte estaba siempre muy cerca.

Me consideré afortunado porque no perdí a nadie cercano a mí, no perdí mi casa ni mi identidad.

Y entonces, la vida volvió a la normalidad — o tan normal como pueda ser— .

La miseria es parte de nuestra vida diaria

 

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Niños palestinos juegan sobre los escombros de una casa en el norte de la franja de Gaza. El artista palestino Ayman Alhussri, de 35 años, termina los dibujos de caligrafía árabe sobre los restos de una casa destruida por los ataques aéreos israelíes en Beit Lahia, al norte de la franja de Gaza. Foto de Mohammed Zaanoun

Las historias tristes están grabadas en nuestro ADN. Crecí escuchando las historias de nuestros abuelos y cómo fueron desalojados de sus hogares durante la Nakba de 1948 y Naksa de 1967. Supe de las terribles masacres antes de que yo naciera, como la masacre de Deir Yassin de 1948, la masacre de Sabra y Shatila de 1982 y otras muchas.

Estas anécdotas son parte de nuestra historia, más bien son parte de nuestra vida diaria. Enfrentamos la brutalidad de la ocupación, ya sea la agresión contra Gaza o el despojo y la depuración étnica de los palestinos en la Ribera Occidental y Jerusalén, como en los barrios de Sheikh Jarrah y Silwan, entre otros.

Me acostumbré tanto a estas historias que dejé de apreciar el panorama general. Las continuas y repetidas tragedias que afectan a casi todos los palestinos me hicieron perder la perspectiva de que esta vida no es normal.

No es normal que una familia entera se elimine del registro civil porque todos murieron en un bombardeo israelí. No es normal que te nieguen tu infancia por estar encerrado en una prisión israelí desde los 13 años por un crimen que no cometiste, como Ahmed Manasra.

No es normal estar traumatizado por el sonido de una puerta que se cierra porque te recuerda al sonido de los bombardeos. Y no es normal perder a tu hijo de cuatro años, como Tamim Dawood, porque su corazón no podía soportar el sonido de un F-16 lanzando bombas a sus vecinos.

¿Qué pasará si la miseria desaparece?

 

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La vida es un sueño que estamos soñando.
La fotografía real es captar las características de la naturaleza y la humanidad que experimentamos sin abstraernos de nuestra presencia.

Lucho con el temor de que, si Dios quiere, y la realidad palestina mejora, podría perder la inspiración para escribir. Como una persona que ha vivido en constante terror, mi pasión por la escritura surgió de la lucha actual para defender mis derechos humanos fundamentales.

Así, pues, la pregunta es la siguiente: ¿podré crear historias felices que no estén arraigadas a la miseria palestina? ¿Alguna vez escribiremos historias alegres? ¿Historias que hagan referencia a la felicidad y al éxito? ¿Historias en las que la gente sea feliz sin mencionar el «a pesar de» en el medio?

¿Escribiré alguna vez una historia que hable de una madre que disfruta de la boda de su hijo sin mencionar qué ocurrió a pesar de que las fuerzas israelíes demolieron recientemente su casa ante sus ojos?

Solo puedo esperar que llegue un día en el que los palestinos ya no nos tengamos que hacer estas preguntas porque ya no nos agobia la miseria. Aprenderemos por nosotros mismos si existe un compromiso en términos de creatividad y si vale la pena.

 

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Joven joven palestino juega al parkour en la playa de Gaza durante la puesta de sol.

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