Esta historia se publicó con el apoyo de la Asociación de Periodismo de Justicia Climática del Caribe, proyecto conjunto de Climate Tracker y Open Society Foundations.
Los acontecimientos relacionados con el cambio climático, como las sequías, que provocan escasez de agua, representan una amenaza para la subsistencia de las personas en todo el mundo. Grupos vulnerables como los ancianos, los pueblos indígenas, los niños y las personas con diversas discapacidades están especialmente en riesgo, pero un grupo que casi siempre pasa desapercibido es el de las menstruantes.
Los períodos prolongados de escasez de agua afectan negativamente a las mujeres que tienen la menstruación. También exacerban los efectos de pobreza menstrual: la falta de acceso a productos de higiene menstrual, educación sobre la menstruación e instalaciones sanitarias adecuadas. Es un problema generalizado que afecta a mujeres y niñas que no pueden pagar por productos menstruales necesarios, como toallas sanitarias, tampones o copas menstruales.
La directora ejecutiva de la Fundación HerFlow, en Jamaica, Shelly-Ann Weeks, explicó que la pobreza menstrual «también puede extenderse a las instalaciones necesarias para manejar tu periodo»:
This would include clean running water, bathroom facilities, and hygiene areas. At the crux of it all, period poverty is about not being able to access or afford all that is required when you’re on your period.
Esto incluiría suministro de agua corriente, baños y áreas de higiene. El punto crucial de todo es que la pobreza menstrual se trata de no poder acceder o pagar todo lo que se necesita cuando tienes tu período.
El manejo del periodo, conocido como manejo de higiene menstrual (MHN), es identificado por el Programa Conjunto de Monitoreo de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y el Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) como el conjunto de factores a considerar cuando se trata de la menstruación. Estos incluyen el acceso a información precisa y educación sobre los ciclos mensuales y normas sociales positivas en torno a la menstruación.
Entonces, ¿qué papel juegan el cambio climático y la escasez de agua? Evan Gates integra el Consejo Asesor Juvenil de PERIOD, organización internacional positiva para el período que, a través de promoción, capacitación, campañas y participación pública, ayuda a jóvenes, adultos, organizaciones y legisladores a transformar cómo las sociedades abordan el período.
De acuerdo con Gates, «muchos de los recursos que la gente utiliza para controlar la menstruación son a base de agua»:
[T]oilets, laundry, everything to do with waste management, everything to do with sanitation, even something as simple as washing your hands. That needs clean water and when you’re dealing with something that comes with a lot of blood, the need for clean water comes into play.
Based on the extent to which access to clean water impacts the management of periods, water scarcity then becomes an even more crucial issue.
[I]nodoros, lavado de ropa, todo lo que tiene que ver con la gestión de residuos, todo lo que tiene que ver con instalaciones sanitarias, incluso algo tan simple como lavarse las manos. Eso necesita agua limpia y cuando se trata de algo que viene con mucha sangre, entra en juego la necesidad de agua limpia.
En la medida en que el acceso al agua pura impacta el manejo del período, la escasez de agua se convierte en un tema aún más crucial.
Afirma que una visión más amplia es que en todo el mundo, tanto la falta de agua potable y de agua en general se ha visto amplificada por el cambio climático:
[With droughts], the inability to get clean water is a major concern, and when you do have access to it, you’re pritoritising it for drinking purposes, for cooking, or for basic showering purposes instead of menstruation management.
[Con las sequías] la imposibilidad de obtener agua potable es una preocupación importante, y cuando se puede acceder, se le da prioridad para beber, cocinar o para ducharse y no para gestionar la higiene menstrual.
Por lo tanto, se da prioridad a otras necesidades de agua, según las cuales la sed ocupa un lugar mucho más alto que la pobreza menstrual. Weeks da fe de que la gente no necesariamente considera que la higiene menstrual sea importante, a pesar de que «tiene un impacto directo en la educación, la cultura y la participación económica del 50% del mundo en algún momento de sus vidas».
Weeks cree que, si bien se pueden tomar medidas para enfrentar la menstruación, tales como el uso de toallitas húmedas, esto solo agrava el problema, ya que poder comprar toallitas tiene relación directa con la asequibilidad:
If you’re already […] experiencing period poverty, you have no water, you have little to no money to buy water or readily access water, how will you be able to access wipes to use? People in this predicament may have a gallon of water and have to prioritise drinking water and using water to cook food. Their thought process is, ‘I can’t use this one gallon of water to properly wash myself and take care of my menstrual health hygiene. That can’t be the most important thing when I have two kids to feed.’
Si ya estás […] pasando por pobreza menstrual, no tienes agua, tienes poco o nada de dinero para comprar agua o no tiene acceso al agua, ¿cómo podrás comprar toallitas? Las personas en esta situación pueden tener un galón de agua y tener que priorizar el uso de agua potable bien sea para beber o para cocinar. Su razonamiento: «No puedo usar este galón de agua para lavarme adecuadamente y cuidar mi higiene menstrual. Eso no puede ser lo más importante cuando tengo dos hijos que alimentar».
Destacó que muchas personas no logran establecer la conexión con la pobreza menstrual:
A lack of empathy puts many in a position where they cannot even fathom [period poverty] because it’s not their reality.
La falta de empatía pone a muchos en una posición en la que ni siquiera pueden imaginar [la pobreza menstrual] porque no es su realidad.
Con la llegada de COVID-19 en 2020, el Instituto de Planificación de Jamaica (PIOJ) informó que, aunque la tasa de pobreza del país aumentó en 2021, se proyecta que se reduzca. La prevalencia de la pobreza en el país se estimó en 16,7%, un aumento del 5,7% en comparación con 2019.
Escasez de agua en Jamaica
Los Pequeños Estados Insulares en Desarrollo (PEID), como Jamaica, que tiene una población estimada de 2,8 millones, suelen estar en primera línea de los efectos del cambio climático. El impacto es aún mayor cuando se toman en consideración los factores económicos y sociales.
A pesar de que la isla es conocida como «la tierra de la madera y el agua», Jamaica sufre periódicamente escasez de agua. Muchos hogares enfrentan restricciones de agua indefinidas, ya que las represas y otras reservas de agua a menudo tienen reservas bajas considerables. En 2023, la Comisión Nacional del Agua (NWC) de la isla emitió una orden de prohibición que restringe el uso de agua para las comunidades de Kingston y St. Andrew debido a la sequía. A pesar de los intentos de obtener datos de la NWC sobre las restricciones de agua durante los últimos cinco años, no se dio información.
En mayo de 2023, el ministro sin cartera del Ministerio de Crecimiento Económico y Creación de Empleo, senador Matthew Samuda, dijo en el Parlamento que el actual período de sequía ha sido acumulativamente más seco que cualquier otro momento registrado en la historia de Jamaica. Señaló que el extremo este de la isla se ha visto significativamente afectado por el cambio en los patrones de lluvia y destacó que se esperaba que en el período de mayo a julio se registraran niveles de lluvia por debajo de lo normal.
Al actualizar los niveles de agua de los sistemas de agua afectados en las zonas de Kingston y St. Andrew, el ministro informó que el sistema Hermitage y el embalse de Mona estaban al 37 y 33% de su capacidad de almacenamiento, respectivamente, mientras que el sistema de la planta de tratamiento Seaview Water, que se reaprovisiona de las líneas que salen de la parroquia vecina de St. Catherine, estaba en aproximadamente el 73%. Cada parte de la isla sintió, en distinto grado, el impacto de la sequía.
Estos hechos podrían ser menos sorprendentes, dentro del contexto de un estudio de 2013 de la Universidad de Hawái, que predijo que Kingston, la capital de Jamaica, alcanzaría el punto de desvío climático en 2023.
En agosto, si bien el primer ministro, Andrew Holness, instó a los jamaicanos a respetar las restricciones impuestas para el uso de agua potable, destacó que las condiciones de sequía persisten y tienen un 40% de posibilidades de continuar hasta finales de año, lo que hace imperativo que los jamaicanos tengan cuidado y conserven el agua.
Si bien las sequías han contribuido en gran medida a la escasez de agua, el hecho es que algunas comunidades rurales nunca han tenido agua corriente, con período de sequía o no. Por lo tanto, esto sugiere que la escasez de agua en Jamaica trasciende los desafíos del cambio climático.
El senador Samuda ha indicado que el Gobierno continuará implementando medidas para responder a las condiciones actuales de sequía, incluida la asignación de 110 millones de dólares jamaicanos (711 920 dólares estadounidenses) para apoyar a los agricultores y 130 millones de dólares jamaicanos (841 360 dólares estadounidenses) para transportar agua potable, comprar tanques para facilitarle a los hogares el almacenamiento de agua, mejorar la flota de camiones cisterna, mejorar la distribución, mejorar la regulación, reactivar pozos, y asignar más recursos para transportar por carretera a través de las corporaciones municipales.
Aparte de ser una injusticia, la escasez de agua relacionada con el cambio climático, la pobreza menstrual también constituye una crisis de salud pública que, a 2021, afecta aproximadamente a 500 millones de menstruantes en todo el mundo. En Jamaica, es difícil obtener datos sobre la pobreza menstrual, pero la Fundación HerFlow realizó un estudio que reveló que poco más del 40% de las niñas sufren pobreza menstrual y tienen que pasar meses sin suministros sanitarios.