El instrumento musical de una población desplazada: el cuatro venezolano

Ilustración de Global Voices. La imagen del cuatro es de Wikimedia commons.

Las casi ocho millones de personas que han abandonado Venezuela en los últimos años han llevado consigo una pieza clave de la cultura musical venezolana: el cuatro, un instrumento de cuatro cuerdas que a simple vista se puede confundir con una guitarra.

Los orígenes

La historia del cuatro venezolano empieza y continúa con la migración. Aunque no existe una fecha exacta que identifique a la creación del instrumento, la investigación «El cuatro venezolano: continuidad y evolución con respecto a la guitarra renacentista» de Oscar Battaglini Suniaga indica que las primeras «guitarrillas» de cuatro cuerdas llegaron a la hoy extinta ciudad venezolana de Cubagua en 1529, enviadas desde Sevilla por comerciantes italianos.

Heredero de la guitarra renacentista de cuatro cuerdas, el cuatro ya era una realidad para finales del siglo XVIII: sin embargo, las primeras referencias surgen en la segunda mitad del siglo XIX, cuando Venezuela ya era una república.

«Tocador de cuatro» por Camille Pissarro (1852-1854). Foto: Wikimedia commons bajo dominio público

Esas primeras referencias directas al cuatro surgen de la mano de extranjeros como el pintor franco-danés Camille Pissarro, que entre 1852 y 1854 pintó la acuarela «Tocador de cuatro», hoy ubicada en la colección del Banco Central de Venezuela. Así como la historia inicial del cuatro está estrechamente relacionada con la historia del resto del mundo, su transformación actual va de la mano con la migración.

Símbolo de una de las figuras más famosas de la música folklórica venezolana, Simón Díaz, cantautor y poeta ganador del Grammy Latino del Consejo Directivo 2008, el cuatro solía ser sinónimo de los Llanos venezolanos, una región predominantemente agrícola y ganadera ubicada en el centro del país.

Esta idea fue perpetuada por figuras como Jacinto Pérez, «el Rey del Cuatro», que se hizo popular durante la década de los 50s por variar ligeramente la afinación del instrumento y perfeccionar su uso solista. Después de Pérez, cuyo nombre real era Eduardo Azuaje, figuras como Freddy Reyna y Hernán Gamboa continuaron ampliando las técnicas empleadas en la ejecución del cuatro manteniendo, siempre, una imagen asociada al folklore más puro del llano.

Sin embargo, una mezcla de migración y rescate de identidad ha provocado que, en los últimos años, esa imagen cambie lentamente.

Los embajadores

Artistas como Jorge Glem han jugado un rol fundamental en esta transformación de la imagen pública del cuatro. Originario de Cumaná, una pequeña ciudad en el oriente de Venezuela, Glem ha presentado conciertos con la Filarmónica de Los Ángeles y la Sinfónica de San Francisco, además de liderar una carrera solista y participar en proyectos como Jorge Glem & Sam Reider o C4Trío.

C4Trío es un peldaño crucial en la historia de la globalización del cuatro. Formado por Edward Ramírez, Héctor Molina y Rodner Padilla junto a Glem, este cuarteto ha colaborado con figuras populares de la música venezolana como Desorden Público y se ha presentado en giras a lo largo de Estados Unidos y Europa.

El movimiento no termina en un puñado de nombres. Músicos como Rafael “Pollo” Brito, Ángel Fernández o José Lunar (“Cuatro Sideral”) reinventan este particular instrumento día a día, sea desde Miami, Caracas o Europa.

Las fronteras

El movimiento actual del cuatro venezolano no se detiene en fronteras: al contrario, ellas son su cuna. Un ejemplo de ello es TuCuatro.com, un portal de difusión del instrumento venezolano creado en 2010. Una pequeña visita a los perfiles de LinkedIn de sus fundadores, Adrian Toro y Adriaan Van Nieuwkerk, permite ver la naturaleza multicultural del proyecto.

Toro está radicado en Canadá y Van Niewkerk en Países Bajos: de la misma forma, una simple mirada al perfil de algunos de los profesores que ofrecen cursos en TuCuatro.com sirve para concluir que el cuatro va más allá de los llanos venezolanos.

El luthier, profesor e intérprete japonés Yasuji D'Gucci​ se describe a sí mismo, en su página de Facebook, como “un japonés desesperadamente loco por el cuatro venezolano”: su canal de YouTube, CuatroTube, suma más de 3000 suscriptores y 150 vídeos dedicados a la música folclórica venezolana.

Y la internacionalización del cuatro no se limita al folklore: en este aspecto, Abraham Sarache es pionero. Radicado en Ámsterdam, su sitio web describe su estilo musical como “prog rock moderno” y nombra al cuatro como “una nueva herramienta para el rock”.

De vuelta a casa

Aún cuando la migración ha sido catalizadora del cambio de guardia en el cuatro venezolano, de vuelta en Venezuela el panorama sigue evolucionando. Hace algunos años, iniciativas como Rock and MAU reconciliaron el movimiento del rock local con la música folclórica a través de tres discos en los que participaron intérpretes destacados de ambos géneros.

Sin embargo, los desafíos que se enfrentan no son pocos. Hace 12 años, era posible reunir a figuras del rock local venezolano en el Trasnocho Cultural, un reconocido centro cultural ubicado en Caracas. Hoy en día, la realidad es diferente.

El último disco de Rock and MAU fue publicado hace 8 años y los intérpretes que participaron de dicha edición se encuentran esparcidos alrededor del mundo, siendo los destinos más populares México, Estados Unidos y España.

Los espacios físicos para realizar eventos tampoco abundan. El Trasnocho Cultural ha cerrado en reiteradas ocasiones durante los últimos años por problemas de electricidad y aire acondicionado, mientras que el Aula Magna de la Universidad Central de Venezuela, Patrimonio Mundial de la Humanidad, permaneció clausurada durante tres años.

Las esperanzas

Aun cuando la crisis humanitaria en Venezuela no desacelera, el cuatro venezolano sigue dejando su huella en la cultura del país y del planeta.

C4Trío, por ejemplo, se presentó en marzo en 8 ciudades del país tras 5 años sin tocar en Venezuela. Jorge Glem grabó una sesión de Tiny Desk junto a Sam Reider que suma casi 100.000 visitas en menos de 7 meses.

Iniciativas como Cayiao mantienen viva la esencia del cuatro y el folklore venezolano dentro del país, presentándose en diferentes ciudades de Venezuela y dejando una huella de modernidad a través de un instrumento que, hace dos décadas, se consideraría exclusivo del folklore.

 

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El cuatro venezolano es más que una caja de madera con cuatro cuerdas. Es la expresión de una cultura forzada a migrar, pero fiel a sus orígenes.

Para escuchar a música con el cuatro como protagonista, consulta la siguiente playlist. Para más música ecléctica de todo el mundo, visita el perfil de Global Voices en Spotify.

 

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