Trinidad y Tobago sigue asimilando este nuevo nivel de temperatura

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Por Keira Hinds y Kareema Jadhunandan

Esta historia está basada en dos artículos de miembros pertenecientes a la primera cohorte de jóvenes periodistas, de Cari-Bois, que estudiaron cómo el cambio climático afecta a cada una de sus comunidades. Los artículos se publicaron por primera vez aquí y aquí en la Red de Noticias Ambientales de Cari-Bois. A continuación, una versión editada como parte de un acuerdo de intercambio de contenidos.

A consecuencia de la crisis climática mundial, Trinidad y Tobago, al igual que otros Pequeños Estados Insulares en Desarrollo (PEID), se encuentra en el extremo más afectado por el aumento de las temperaturas de la superficie del mar y del ambiente.

En dos estudiosel Ministerio de Planificación y Desarrollo del país observó que existe la probabilidad de un aumento promedio de la temperatura del aire de 0,5 grados centígrados (32,9 grados Fahrenheit) hasta 2030, y de un grado centígrado (33,8 grados Fahrenheit) hasta 2050.

A pesar de que el aumento puede no parecer drástico, se prevé que afecta a los ciudadanos del país. Los estudios advierten que este aumento de las temperaturas resultará en una ligera disminución de las precipitaciones en la estación seca de 2030, que empeorará en 2050.

Sin embargo, los cambios ya se están notando. Desde agosto, Trinidad y Tobago ha sufrido una ola de caloren la que algunos días las temperaturas han alcanzado los 34 grados centígrados (93,2 Fahrenheit).

Un agricultor de Williamsville, al sur de Trinidad, que pidió ocultar su identidad, manifestó su preocupación por el impacto que tendrá en su subsistencia. Reflexionó sobre su producción anual, afirma que debido a la escasez de lluvias no ha podido obtener la misma cosecha que en años anteriores. Como consecuencia, ha sufrido varias pérdidas económicas y, dado que los científicos pronostican que estas temperaturas y fenómenos meteorológicos extremos serán cada vez más frecuentes, le preocupa lo que pueda venir en el futuro.

Los habitantes de Williamsville han observado también que los estanques de la zona se han secado en las últimas semanas. Para paliar la situación y ayudar a mitigar los efectos de la crisis climática, la población es consciente del esfuerzo colectivo que debe hacer para reducir su huella de carbono, y que una de las formas de hacerlo es plantar más árboles.

Mientras, los habitantes de Tobago prestan especial atención, ya que dependen en gran medida del entorno natural para su subsistencia. Tobago, centro neurálgico del ecoturismo, es famoso por sus idílicas playas, selvas tropicales y una amplia biodiversidad terrestre y marina, encantos que corren el riesgo de verse degradados con el aumento de las temperaturas.

En 2014, el Programa de Naciones Unidas para el Ambiente destacó el hecho de que el cambio climático ha acelerado las tasas de acidificación de los océanos y la degradación de los corales. Con atención específica en el Caribe, explicó además que se ha producido un notable descenso de la población de peces loro y erizos de mar, importantes herbívoros marinos.

Sin embargo, el Ministerio de Planificación de Trinidad y Tobago confirmó que los arrecifes de coral de Tobago sufrieron dos episodios importantes de blanqueamientouno en 2005 y otro en 2010, que coinciden con el índice de blanqueamiento de los corales a escala regional y mundial.

Los ecosistemas, tanto marinos como terrestres, aportan importantes beneficios que contribuyen a la seguridad alimentaria y a la regulación de gases atmosféricos como el dióxido de carbono. Por lo tanto, el continuo deterioro de los arrecifes de coral de Tobago puede afectar al equilibrio de todos los ecosistemas marinos de la isla y, fundamentalmente, a su biodiversidad.

Esto tendría probablemente una reacción en cadena: la reducción del número de peces existentes, lo que a su vez afectaría a los medios de subsistencia de los pescadores y perjudicaría a las actividades ecoturísticas. Al margen de los ecosistemas marinos, el aumento de las temperaturas afecta también a los ecosistemas terrestres: estaciones de sequía extrema, menos precipitaciones y más incendios forestalesque pueden causar estragos en las selvas tropicales y en las numerosas especies diferentes que las consideran su hogar.

El deterioro de las selvas tropicales tendrá también como consecuencia la liberación de una cantidad aún mayor de carbono almacenado en la atmósfera, lo que reducirá la capacidad de filtrar el dióxido de carbono y acelerará el ritmo del cambio climático. La falta de precipitaciones como consecuencia del aumento de las temperaturas puede afectar también a la disponibilidad de agua, lo que puede reducir el acceso a agua de calidad.

Mientras los científicos insisten en lo indispensable que es que la Tierra no se caliente más de 1,5 grados centígrados, la realidad es que si no se intensifica el esfuerzo por disminuir las emisiones de carbono a largo plazo, rebasaremos este límite y nuestro planeta sufrirá daños irreversibles.

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