Nagorno-Karabaj se rinde, ¿qué sigue ahora?

Imagen por Arzu Geybullayeva

El 19 de septiembre, Azerbaiyán lanzó una ofensiva militar contra la antes disputada región de Nagorno-Karabaj, con el objetivo de «restaurar el orden constitucional» y «forzar la disolución del Gobierno» en la capital Khankendi [Stepanakert en armenio]. Como resultado de la operación de 24 horas, que el Ministerio de Defensa de Azerbaiyán llamó «operación antiterrorista local», el Gobierno de Stepanaker/Khankendi se rindió y aceptó un acuerdo de alto al fuego propuesto por Azerbaiyán y Rusia el 20 de septiembre. Azerbaiyán elogió la ofensiva, la declaró un movimiento exitoso para restaurar la soberanía del país, y aseguró a los armenios de Karabaj que sus derechos estarían protegidos y preservados. Hasta el 23 de septiembre, más de 84 700 armenios de Karabaj huyeron hacia Nahorno-Karabaj. El 28 de septiembre, el Gobierno de Nagorno-Karabaj anunció su disolución para 2024.

La zona de Nagorno-Karabaj ha estado bajo el control de su población étnicamente armenia como un Estado autodeclarado desde una guerra a inicios de la década de 1990, que finalizó con un alto al fuego y la victoria militar armenia en 1994. Tras la primera guerra, se estableció una nueva República de Nagorno-Karabaj de facto, no reconocida internacionalmente. Siete regiones adyacentes fueron ocupadas por las fuerzas armenias. Como resultado de dicha guerra, «más de un millón de personas fueron obligadas a abandonar sus hogares: azerbaiyanos huyeron de Armenia, Nagorno-Karabaj y las áreas adyacentes, mientras que los armenios abandonaron sus hogares en Azerbaiyán, según el Grupo Internacional de Crisis.

Las tensiones persistieron durante las siguientes décadas. En 2020, Armenia y Azerbaiyán libraron una segunda guerra que duró 44 días. Esta guerra cambió la situación de la región. Azerbaiyán recupero el control sobre gran parte de las sietes regiones previamente ocupadas y logro capturar un tercio de Karabaj en sí.

Esta guerra no puso fin a las tensiones ni a la hostilidad. Durante los últimos tres años, las acusaciones mutuas de violaciones al alto el fuego continuaron sin cesar. Lo mismo ocurrió con la retórica hostil mutua a nivel gubernamental y local, lo que disminuyó cualquier perspectiva de paz.

Desde que se firmó el acuerdo de alto al fuego en noviembre de 2020, una pregunta acechaba: ¿habrá otra guerra? Los hechos más recientes del 19 de septiembre de 2023 respondieron a esa pregunta.

El 21 de septiembre, representantes de Karabaj viajaron a Yevlakh, ciudad azerbaiyana a unos cien kilómetros al norte de Khankendi/Stepanakert. La reunión duró varias horas y se centró en «los derechos, seguridad y ‘reintegración’ de Nagorno-Karabaj en Azerbaiyán según la Constitución azerbaiyana», informó OC Media.

Sobre estos acontecimientos, el experto regional Laurence Broers describió el futuro de los armenios de Karabaj como «incierto«, y añadió: «No hay presencia internacional ni ninguna capacidad de supervisión en el terreno, excepto los pacificadores rusos, varios de los cuales han muerto en la violencia ocurrida durante esta semana. Ahora es fundamental la facilitación internacional de la evacuación para aquellos armenios que deseen abandonar Nagorno-Karabaj»

Según los medios afiliados al Gobierno azerbaiyano, Bakú acordó enviar un cargamento de ayuda humanitaria y combustible a Karabaj, asé como también continuar las conversaciones de paz. El 22 de septiembre, circularon en los medios fotos de la ayuda azerbaiyana en camino a Karabaj.

Azerbaiyán envió a Nagorno-Karabaj cuatro camiones de 20 toneladas, dos cargados con pan y otros dos con alimentos y productos de higiene, a través de la carretera de Aghdam. Azerbaiyán ha anunciado que «garantizará» la entrega de alimentos a la región, que se rindió a Azerbaiyán el miércoles.

Una segunda reunión entre las partes ocurrió el 25 de septiembre de 2023

Desde protestas ambientales a sucesión total

El 12 de diciembre de 2022, ciudadanos azerbaiyanos que afirmaban ser activistas ambientales, aunque hay informes que indican que podrían estar vinculados al Gobierno, comenzaron a bloquear el corredor de Lachin, la única ruta que conecta Armenia con Karabaj a través del territorio de Azerbaiyán. Exigían que Armenia cesara la extracción de los depósitos de oro y cobre-molibdeno en Karabaj, mientras que Bakú sostenía que los armenios estaban llevando a cabo esta actividad de manera ilegal. Bakú negó cualquier participación en el bloqueo. Un gran número de partes interesadas internacionales instaron al Gobierno de Azerbaiyán a poner fin al bloqueo.

En los días posteriores al bloqueo de diciembre, las demandas de los manifestantes cambiaron, indicaron que Bakú debía «establecer control sobre el corredor de Lachin», según informó Radio Liberty en ese momento.

Luego, el 28 de abril de 2023, los llamados ecoactivistas suspendieron su bloqueo tras la instalación de un puesto de control fronterizo azerbaiyano en el corredor.

Un mes antes, en marzo, Azerbaiyán hizo varios avances militares, con lo que se quebrantó la línea de contacto con Nagorno-Karabaj

El recién establecido puesto de control fronterizo dio a Azerbaiyán una posición superior para facilitar de manera más efectiva el bloqueo de Nagorno-Karabaj.

Pronto surgieron informes de que a los habitantes de Karabaj los examinaban las tropas fronterizas azerbaiyanas, con imágenes que parecían mostrar vehículos armenios que pasaban por el punto de control, mientras oficiales azerbaiyanos de control fronterizo inspeccionaban sus vehículos y documentos.

El bloqueo de Karabaj se desencadenó en junio de 2023, sin permitir el paso de suministros más allá del punto de control azerbaiyano, lo que empujó a la población armenia que vive en Karabaj al borde de otra crisis humanitaria masiva.

Durante el bloqueo, Bakú continuó reuniéndose con sus homólogos de Ereván. Sin embargo, aunque los líderes discutían algunos de los puntos claves para llegar a un acuerdo de paz definitivo, apenas se vislumbra avance en el «tema más difícil: el destino de las personas de etnia armenia en Nagorno-Karabaj», escribió Olesya Vartanyan, analista del Grupo Internacional de Crisis, organización independiente que trabaja para evitar guerras y dar forma a las políticas.

Según Vartanyan, a pesar de que se lograron significativos avances en las conversaciones entre ambas naciones a raíz de las «importantes concesiones» del liderazgo armenio desde el fin de las hostilidades en 2020, el destino de los habitantes de etnia armenia en Nagorno-Karabaj se mantuvo incierto.

Nunca se elaboró un documento que detallara los próximos pasos de Azerbaiyán en relación con la población de etnia armenia. La reunión en Yevlakh el 21 de septiembre y la falta de información sobre los siguientes pasos para la integración no descartan la posibilidad de que los armenios de Karabaj opten por abandonar la región. Los eventos de una masiva emigración desde el 20 de septiembre respaldan el análisis previo.

Según el experto regional Tom de Waal, los términos de alto al fuego y las conversaciones en Yevlakh «estaban en los términos de Azerbaiyán y dejaron a la población de etnia armenia desprotegida». En una entrevista con la BBC, de Waal añadió, «Lamentablemente, es probable que estemos viendo un proyecto en el cual los azerbaiyanos ofrecen tan poco a los armenios de Karabaj que la mayoría, si no todos, optarán por marcharse».

El Gobierno oficial de Bakú también podría enfrentar un severo daño a su reputación con diferentes grupos étnicos minoritarios en el país. «Las otras minorías de Azerbaiyán no tienen autonomía y tienen derechos minoritarios limitados. Es por eso que estamos considerando un acuerdo muy restrictivo y punitivo para ellos [armenios]», comentó de Waal en una entrevista en podcast con OC Media. «Incluso con el alto al fuego duradero, la mayoría de los armenios optarán por marcharse», añadió de Waal

Laurence Broers tuiteó:

Se presentaron solicitudes de ayuda humanitaria de la parte armenia de Karabaj, que Azerbaiyán dice que dará. Se celebrarán más reuniones. El Ministerio de Situaciones de Emergencia de Azerbaiyán ha enviado 4 vehículos con combustible y alimentos a Stepanakert/Khankendi.
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Escenarios a largo plazo para los armenios de Karabaj son difíciles de predecir. El primer ministro armenio, Nikol Pashinyan, anunció que Armenia está lista para recibir a 40 000 familias (corríjanme si me equivoco, pero esto fácilmente cubriría el número de armenios en Nagorno-Karabaj hoy en día).

En su discurso al Consejo de Seguridad de Naciones Unidas en Nueva York el 22 de septiembre, el ministro de Relaciones Exteriores de Azerbaiyán, Jeyhun Bayramov, afirmó que «Azerbaiyán estaba decidido a garantizar a los habitantes de Nagorno-Karabaj ‘todos los derechos y libertades’ de acuerdo con la Constitución del país y las obligaciones internacionales de derechos humanos, incluidas las salvaguardias para las minorías étnicas». Bayram negó cualquier acusación de Azerbaiyán de cometer una limpieza étnica».

Los diplomáticos occidentales no estuvieron de acuerdo.

Durante la reunión en lNaciones Unidas, la ministra de Relaciones Exteriores de Alemania, Annalena Baerdock, dijo que Bakú había roto «sus repetidas garantías de abstenerse del uso de la fuerza, y causado un sufrimiento tremendo a una población ya en una situación desesperada».

El papel de Rusia

Rusia actuó como mediador para un cese el fuego en noviembre de 2020 entre Armenia y Azerbaiyán e instaló la presencia de 1960 fuerzas del mantenimiento de paz rusas en esas partes de Karabaj ‘que no fueron recuperadas por Azerbaiyán y un estrecho corredor que conecta con Armenia a través del distrito azerbaiyano de Lachin’. Sin embargo, su presencia tuvo un impacto limitado en evitar los enfrentamientos y avances militares.

Aunque las relaciones entre Rusia y Armenia han estado tensas por la falta de apoyo de Rusia a Armenia cuando enfrentaban presiones de Azerbaiyán, un parlamentario ruso llegó tan lejos como sugerir atacar con armas nucleares la industria petrolera de Azerbaiyán. Mientras tanto, Rusia también ha acusado en  reiteradas ocasiones a Armenia y Azerbaiyán de violar el acuerdo de alto al fuego firmado en 2020. Armenia y Azerbaiyán han ido intensificando sus cuestionamientos sobre la presencia de Rusia en el terreno a través de sus fuerzas de mantenimiento de paz y su función precisa.

Desde el final de la guerra de 44 días, el papel de Rusia como mediador también se redujo, la Unión Europea y Estados Unidos asumieron un papel más activo para reunir a los lideres y altos funcionarios estatales para negociaciones. Aun así, nunca pudieron reemplazar el papel de Rusia en la región. Según Tom de Waal, si bien la comunidad internacional y occidental podrían haber hecho más, «el contexto histórico más amplio» de la región muestra que «esta [región] está en el límite de Europa, no es un lugar para intervención occidental crítica ni lugar donde las potencias occidentales desplegarían tropas en el terreno como fuerzas de manteamiento de paz», y lo deja en manos de actores como Rusia, que, a diferencia de los interesados occidentales, «estaban dispuestos a poner las botas en el terreno y dar forma a los acontecimientos».

Después de la reunión en Yevlakh el 21 de septiembre, Moscú indicó que «todos los requisitos previos» estaban ahora en su lugar para un tratado de paz entre Armenia y Azerbaiyán. Mientras tanto, los funcionario rusos continuaron culpando a Armenia por el último brote de violencia, lo que fue un signo de que la lealtad y el apoyo rusos pasaron a Azerbaiyán [desde Armenia], explicó de Waal en una entrevista con OC Media.

La lealtad hacia Azerbaiyán también se reflejó en gran parte de la cobertura mediática controlada por el Estado ruso. Pero, según informó, el medio ruso exiliado Meduza, se les instruyó a hacerlo. Meduza informó haber obtenido acceso a un manual con instrucciones claras para los medios rusos: culpar a Armenia y a los aliados occidentales por las recientes escaladas,

Durante el brote de violencia el 20 de septiembre, las fuerzas azerbaiyanas abrieron fuego contra un vehículo que transportaba a los pacificadores rusos, y mataron a varios. Esto parece haber hecho poco para disuadir la lealtad rusa hacia Azerbaiyán. Aunque Azerbaiyán afirmó inicialmente que los habían matado fuerzas de Nagorno-Karabaj, el presidente de Azerbaiyán, Ilham Aliyev, se disculpó después ante el presidente ruso Vladimir Putin y ofreció compensar a las familias de los soldados.

El costo de la guerra

Hasta el 27 de septiembre, «el número oficial de muertos había aumentado a alrededor de 400″, tras el informe del Ministerio de Salud de Azerbaiyán de que 192 de sus soldados murieron durante la ofensiva militar de 24 horas, Separadamente, una explosión de un depósito de combustible en Askeran (Asgaran) el 25 de septiembre mató a 68 personas e hirió a 290 personas que esperaban en fila para abastecerse de combustible. Antes, las autoridades de Nagorno-Karabaj confirmaron que al menos 200 personas murieron y más de 400 resultaron heridas como resultado de la ofensiva militar. De los fallecidos al menos diez eran civiles, incluidos cinco niños.

¿Paz al fin?

En un discurso nacional televisado el 20 de septiembre, el presidente Ilham Aliyev dijo: «Tenemos la intención de construir una vida juntos basada en la paz, el entendimiento mutuo y el respeto mutuo. No tenemos problemas con el pueblo armenio. No tenemos enemistad».

Al día siguiente, en mensaje a su país por el Día de la Independencia de Armenia, el primer ministro de Armenia, Nikol Pashinyan, también habló de la paz y del difícil camino para lograrla: «A mediados de 2021, fui elegido primer ministro de la República de Armenia con el lema ‘Hay un futuro’. El futuro de Armenia es el objetivo por el que soportamos estas pruebas, por el que seguimos este camino».

Con los cambios en la relación entre los países y con las conversaciones de paz de ambos líderes, los activistas por la paz regional no han descartado que la naturaleza de la construcción de la paz tradicional haya cambiado con esta guerra y que sea hora de replantear enfoques para construir la paz entre los activistas cívicos que han sido marginados y etiquetados como traidores. Eso, junto con el maltrato de los activistas contrarios a la guerra, plantean la pregunta: ¿cuán comprometido está Azerbaiyán con la paz? Hasta el 22 de septiembre, al menos cinco activistas de Azerbaiyán que se manifestaron contra la ofensiva militar fueron arrestados.

En su boletín semanal, Ismi Aghayev y Arshaluys Barseghyanm de OC Media escribieron: «independientemente de lo que suceda, la situación de Nagorno-Karabaj se ha roto a través del mismo ciclo de violencia y propaganda que han definido el conflicto durante 30 años, una situación que no dejó espacio para la curación o el diálogo pacífico».

La región y su gente lucharon durante décadas para sanar después de la primera guerra de Nagorno-Karabaj, y queda por verse si puede ocurrir ahora.

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