El activista y abogado tailandés Anon Nampa fue sentenciado a cuatro años de cárcel por difamación real en relación con el discurso que dio en una manifestación en octubre de 2020, cuando habló sobre la necesidad de reformas democráticas. La sentencia de Anon se considera otro indicador alarmante de la incapacidad del nuevo gobierno de terminar con la persecución de activistas y defensores de los derechos humanos.
En 2020, activistas jóvenes organizaron una serie de protestas que demandaban poner fin al gobierno militar, redactar una nueva constitución y la legislar reformas en la monarquía. Las protestas cuestionaron la legitimidad del gobierno apoyado por militares que subió al poder a través del golpe de 2014.
La campaña por la democracia ganó amplio apoyo, que se vio reflejado en la victoria de partidos opositores en mayo de 2023 en la elección. Pero el partido que obtuvo la mayor cantidad de votos y asientos en el Parlamento no pudo formar un gobierno debido a la oposición del Senado, porque sus miembros son designados por el gobierno militar anterior.
Luego de cuatro meses de estancamiento político, finalmente se proclamó un nuevo gobierno cuando el partido que obtuvo la segunda mayor cantidad de votos se unió con los partidos a favor de los militares cuyos planes políticos comunes rechazaban la demanda de las reformas de la monarquía, incluida la infame sección 112 del Código Penal o la ley de difamación real.
El gobierno anterior, encabezado por el líder del golpe, el general Prayut Chan-o-cha, fue acusado de utilizar como arma la sección 112 durante la pandemia y de dirigirla a críticos, activistas y líderes opositores.
Anon estaba entre quienes fueron arrestados por participar en protestas por la democracia en 2020. Pasó 337 días en prisión hasta que fue liberado el 28 de febrero de 2022. Se le imputaron catorce casos de difamación real por sus discursos en protestas que supuestamente insultaban al rey.
El 26 de septiembre, el tribunal lo encontró culpable de difamar a la monarquía por supuestamente mencionar en una protesta en octubre de 2020 que el rey podría ordenar a la Policía que dispersara a los manifestantes. Su petición para salir bajo fianza fue rechazada la semana siguiente.
Cartoon by Stephff: 4-year sentence for Anon Nampa pic.twitter.com/WFF5vcQoM6
— Prachatai English (@prachatai_en) October 2, 2023
Dibujo de Stephff: sentencia de cuatro años para Anon Nampa
El tuit arriba muestra a Anon que una vez usó un disfraz de Harry Potter en una protesta temática por la democracia en 2020.
El Partido Avancemos, que obtuvo la mayor cantidad de votos en la elección más reciente, citó el caso de Anon como un recordatorio de que se debe reformar la sección 112 y otras leyes sobre la monarquía que se están utilizando para perjudicar la libertad de expresión. Luego de la sentencia de Anon, emitió un comunicado:
[We are acting] not for any individual, but to return the rule of law to Thailand and restore the people’s faith and trust in the justice system and every core institution in the country, because an injustice against one person is an injustice against every citizen.
[Estamos actuando] no para una persona, sino por la vuelta del estado de derecho a Tailandia y para restaurar la fe y la confianza de la gente en el sistema judicial y en cada institución del país, porque una injusticia contra una persona es una injusticia contra todos los ciudadanos.
En un artículo de opinión para Thai Enquirer, Arun Saronchai castigó al nuevo gobierno por retractarse en su compromiso de ejecutar reformas políticas.
Thailand appears to be on a path toward regression, undoing the progress hoped for by millions. The new government’s actions echo the discredited tactics of its predecessors — using the judiciary as an instrument of political repression. The sentencing of Anon Nampa not only impacts him as an individual; it also serves as a troubling precedent that sends a chilling message to anyone in the nation daring to question the status quo.
Tailandia parece estar en un camino hacia la regresión, ha deshecho el progreso que esperaban millones. Las acciones del nuevo gobierno repiten las tácticas desacreditadas de sus predecesores: utilizar al sistema judicial como instrumento de represión política. La sentencia de Anon Nampa no solo lo impacta como persona; sirve como un precedente problemático que envía un mensaje escalofriante a cualquiera que se atreva a cuestionar el estado de las cosas.
Cuando Sirikan Charoensiri del grupo Abogados Tailandeses por los Derechos Humanos recibió el premió por la Defensa y Justicia de la Fundación Clooney por la Justicia en Nueva York el 28 de septiembre, rindió tributo al trabajo de Anon.
One time, Mr. Anon temporarily came out of pretrial detention to go to court barefoot while in a brown prison uniform. He then asked us, “where’s my attorney gown?“, then he wore it over his prison uniform, and continued doing his job defending the rights of young movement leaders who were being prosecuted for speaking truth to power.
When law is the state’s weapon of choice, lawyers must stand their ground, face this act of aggression, and safeguard the rule of law and democracy.
Una vez, el señor Anon había salido temporalmente de la detención prejudicial y fue a la corte descalzo y con un uniforme marrón. Nos preguntó, «¿donde está mi traje de abogado?», y entonces se lo puso sobre su uniforme de prisión, y siguió haciendo su trabajo de defensa de los derechos de los jóvenes líderes de movimientos que estaban enjuiciando por hablarle al poder con la verdad.
Cuando la ley es el arma del Estado, los abogados deben mantenerse firmes, enfrentar el acto de agresión, y proteger el estado de derecho y la democracia.
La sentencia de Anon trajo críticas de grupos de derechos humanos de todo el mundo. Ma Thida, directora del Comité de Escritores en Prisión de PEN, expresó su preocupación sobre la sentencia.
Anon Nampha’s unjust conviction, sentencing and arbitrary detention for peacefully exercising his right to expression is a stark example of how Thailand’s lèse-majesté (royal insult) law has been used to silence criticism of the government.
La injusta sentencia de Anon Nampa, condena y detención arbitraria por ejercer de forma pacífica su derecho a la expresión es un claro ejemplo de cómo la ley tailandesa de lesa majestad o insulto real se ha utilizado para silenciar las críticas al Gobierno.
Al menos 257 personas enfrentan cargos de lesa majestad en Tailandia, mientras que 11 han sido detenidos, incluido Anon, y aún resta que se resuelvan sus apelaciones.