Historias de coexistencia en tiempos de guerra

Imagen de Arzu Geybullayeva

Este informe visual apareció originalmente en Abzas Media. Aquí se publica una versión editada en el marco de un acuerdo de contenido compartido,

En la región georgiana de Marneuli viven etnias azerbaiyanas y armenias —todos ciudadanos de Georgia— en varios pueblos, donde viven codo con codo junto con otros georgianos. La región y sus localidades cohabitadas se han convertido a lo largo de años en un excelente ejemplo de coexistencia pacífica.

Abzas Media ha viajado a Marneuli para entrevistar a residentes georgianos, azerbaiyanos y armenios que contaron sus historias de vida en común. Lo que importa, dicen los lugareños, es el respeto mutuo y un lenguaje de entendimiento. Preferiblemente sentados a la mesa con delicias locales.

Durante la visita, los lugareños que hablaron con Abzas Media dijeron que nadie pregunta a nadie de dónde es.

«Vamos juntos a bodas y asistimos juntos a funerales. Bebemos y comemos juntos», explica el georgiano Razhden Jujunashvili en una entrevista con Abzas Media.

Otro georgiano, Rezo Kupatazde, que también habla azerbaiyano con fluidez, dijo a Abzas Media que las tres comunidades viven juntas y se respetan entre ellas, algo inusual en una región que ha sufrido décadas de conflicto intercultural y tribalismo.

La zona de Nagorno-Karabaj ha estado bajo control de su población de etnia armenia como estado autodeclarado desde la guerra que se libró a principios de la década de 1990, que acabó con un alto el fuego y la victoria militar armenia en 1994. Tras la guerra se estableció la nueva república de facto de Nagorno-Karabaj, sin reconocimiento internacional. Las fuerzas armenias ocuparon siete regiones adyacentes.

Las tensiones persistieron durante las siguientes décadas. En 2020, estalló una segunda guerra entre Armenia y Azerbaiyán que duró 44 días y cambió la situación de la región. Azerbaiyán recuperó control sobre buena parte de las siete regiones ocupadas y capturó un tercio del propio Karabaj.

Esta guerra no acabó con las tensiones y las hostilidades. En los tres años siguientes no cesaron las acusaciones mutuas de violaciones del alto el fuego, al igual de la retórica hostil mutua, lo que reduce cualquier prospecto de paz.

El 19 de septiembre de 2023, Azerbaiyán lanzó una ofensiva militar contra la disputada región de Nagorno-Karabaj. La ofensiva duró 24 horas y acabó con la rendición de Stepanakert/Khankendi, capital del estado de facto, y la aceptación de un acuerdo de tregua redactado por Azerbaiyán y Rusia el 20 de septiembre. El 28 del mismo mes, el Gobierno de Nagorno-Karabaj anunció que se disolvería en 2024. Más de 100 000 personas de etnia armenia han huido de la región desde entonces. El 5 de octubre, el Parlamento Europeo adoptó una resolución en la que condena el «injustificado ataque militar» y señala que dicho ataque «violó la legislación internacional y los derechos humanos».

«La fuerza, y no la diplomacia, ha decidido el curso de este conflicto desde que se reactivó», escribió en su análisis de las reciente hostilidades Tom de Waal, profesor emérito de Carnegie Europe, experto observador de la región y autor del libro The Black Garden: Armenia and Azerbaijan through Peace and War (El patio trasero: Armenia y Azerbaiyán a través de la paz y la guerra).

Lugares como Marneuli ilustran que es posible una narrativa de paz fuera de la zona de conflicto.

De vuelta al pueblo, Misha Aslikyan, armenio de Marneuli, habla de la importancia de encontrar un lenguaje común. Habla azerbaiyano con fluidez, además de ruso y georgiano.

En una entrevista con Abzas Media, Misha recuerda un episodio sucedido durante la segunda guerra de Karabaj, cuando se ofreció a llevar a tres azerbaiyanos en Bolnisi, otra ciudad de Georgia. «Era de noche, no había autos, así que los recogí. Empezamos a hablar. Hablaron sobre la segunda guerra de Karabaj, y dijeron que los azerbaiyanos tenían mejores relaciones con los georgianos (asumieron que Misha era georgiano). Al final, cuando llegamos, les dije que yo era armenio. Sonó mi teléfono y contesté en armenio. Se quedaron estupefactos. Mientras salían del auto se disculparon».

Misha quiere ver el mismo lenguaje de entendimiento entre Armenia y Azerbaiyán:

Not one inch of land, not one political statement, not one ideology is worth a human life. Unfortunately, our society sees human life, as cheapest commodity. I am always for peace and believe, that no matter what problems one may have you can resolve them at a table.

Ni una pulgada de tierra, ni una declaración política, ni una ideología merecen una vida humana. Lamentablemente, nuestra sociedad ve la vida humana como una mercancía barata. Yo siempre estoy a favor de la paz, y creo que tengas los problemas que tengas, siempre se pueden resolver en una mesa.

Por ahora, los deseos de Misha parecen muy lejanos. El 4 de octubre, el presidente de Azerbaiyán, Ilham Aliyev, canceló su visita a Granada (España), donde debía entrevistarse con el primer ministro armenio, Nikol Pashinyan, en la cumbre de la Comunidad Política Europea. En una alocución a los delegados de los países en la cumbre, el presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, invitó a ambos líderes a reunirse en Bruselas a finales de octubre de 2023. Como alternativa, el primer ministro georgiano, Irakli Garibashvili, se ofreció a acoger a los líderes de los dos países en Tiflis. Queda por ver si Georgia, donde personas de etnia azerbaiyana y armenia han vivido juntas pacíficamente durante décadas, puede facilitar un lenguaje de entendimiento mutuo también entre los líderes de ambos países.

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