Este texto es de Wérica Lima, y se publicó originalmente en el sitio web de Amazônia Real el 6 de octubre de 2023. Global Voices lo reproduce con ediciones en virtud de un acuerdo de asociación de contenido..
Septiembre, con días marcados por el olor a quemado y la niebla seca, fue el segundo mes con más focos de calor en la Amazonia Legal de los últimos 25 años. A principios de octubre, Manaos, en el estado de Amazonas, registró 39,2ºC, superando las marcas de tres décadas. Ocho estados de la Amazonia Legal enfrentan la sequía más grave de los últimos 40 años. En el río Amazonas, el nivel del agua está bajando unos 14 centímetros al día, según un boletín del Servicio Geológico de Brasil. Los ríos y arroyos están desapareciendo por todas partes, lo que transforma completamente el paisaje.
¿Qué está pasando en la Amazonia? ¿Por qué el clima en la mayor selva tropical del mundo da señales de agotamiento? Para responder esas y otras preguntas, Amazônia Real buscó científicos de la región sobre cómo la ciencia explica estos niveles históricos. Todos tienen la misma alerta: va a empeorar.
“La tendencia es que va a agravarse, tanto en los hechos en curso y en la frecuencia e intensidad de acontecimientos de ese tipo en el futuro”, explica Philip Martin Fearnside, premio Nobel da Paz del Painel Intergubernamental sobre Cambios Climáticos en 2007, y columnista de Amazônia Real.
“Es una sequía anómala, y solamente está comenzando. Entonces, puede ponerse peor”, señala Ane Alencar, directora de Ciencia del Instituto de Investigación Ambiental de la Amazonia (IPAM) y coordinadora de MapBiomas Fogo.
El estado do Amazonas está en “emergencia ambiental” en 55 de sus 62 municipios desde el 30 de septiembre, según Defensa Civil. El Gobierno estatal instituyó un decreto de estado de emergencia válido por 180 días. El Gobierno de Acre, el estado vecino, decretó la situación de emergencia el 6 de octubre, por la “diminución abrupta” de siete ríos.
Según el Centro Nacional de Supervisión y Alertas de Desastres Naturales (Cemaden), el aumento de la temperatura y la reducción de la humedad de los suelos amazónicos ya afectan zonas destinadas a la agricultura y la ganadería en 79 municipios.
Philip Fearnside recuerda el período 2015-2016, cuando el mismo fenómeno El Niño produjo escenas semejantes a las actuales, con animales muertos dentro de los ríos calientes y escasez de oxígeno. Alerta que esta vez, las temperaturas están más altas, según el Instituto Nacional de Meteorología (Inmet).
Calor prolongado
A pesar de que el nivel del rio Amazonas y del rio Negro, uno de sus afluentes, están extremadamente bajos, más de lo esperado para esa época, no hay pronóstico de que el agua comience a subir, lo que generalmente comienza hacia fines de años en la Amazonia.
El Cemaden, unidad de investigación del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación, prevé que la sequía en la Amazonia debe durar por lo menos hasta diciembre, cuando el fenómeno El Niño llegará a su máxima intensidad. Según un estudio de ese órgano, el déficit de lluvias entre julio y septiembre registrado en 2023 en la región fue más severo desde 1980, principalmente en el interior del Amazonas y el norte de Pará.
También eh julio, Amazônia Real informó de las alertas de los investigadores sobre la posibilidad de que El Niño potencie el fugo en la Amazonia.
Ebullición en el Amazonas
La ebullición global, término que usa el secretario general de la Organización de Naciones Unidas para dilucidar la gravedad del momento actual, se víve en Amazonas, a la cabeza de los ocho estados de la Amazonia Legal afectados por graves sequías. Videos, fotos y publicaciones registran la muerte de peces como consecuencia de la crisis climática.
En el lago Tefé, en el municipio de Tefé (Amazonas), en la región del río Solimões Medio, donde se encuentra la mayor reserva forestal de Brasil dedicada a la protección de la llanura aluvial amazónica, han muerto más de 120 delfines. Equipos de investigadores del Instituto de Desarrollo Sostenible de Mamirauá, entre veterinarios y biólogos, conjeturan que las causas son la falta de oxígeno y el calor extremo, pero se harán más estudios para investigar las causas.
«Todos los lagos de la región están sufriendo la sequía, aunque no han mostrado la mortalidad de delfines. Esta mortalidad extraordinaria está relacionada con el cambio climático, los efectos de El Niño y la sequía extrema», afirma la investigadora Miriam Marmontel, líder del grupo de investigación sobre mamíferos acuáticos amazónicos del Instituto Mamirauá.
Miriam y su equipo también están estudiando la posibilidad de que otros factores hayan contribuido a la muerte de los animales, como la contaminación y la concentración de residuos. Hasta ahora, no se han registrado muertes en otras zonas de la cuenca del Solimões Medio.
En un informe a Amazônia Real, afirma que los impactos van mucho más allá de la mortalidad de los delfines, e implican a toda la fauna, la flora y los ribereños con escasez de agua, dificultades de transporte y desplazamiento, posibilidad de incendios y generación de humo.
«La situación en Tefé es crítica, y ya se encuentra en estado de alerta. El nivel del agua es muy bajo, la superficie del lago se ha reducido considerablemente, las embarcaciones de recreo ya no pueden llegar al puerto y los suministros están en riesgo. Las comunidades se están quedando aisladas y tienen dificultades para recoger agua». Barco de recreo es el nombre local de las embarcaciones usadas para el transporte de pasajeros.
Efecto cascada
Fearnside también afirma que el calor se ha visto agravado por los incendios forestales y las quemas. En septiembre de 2023 se registraron 6991 incendios, la segunda peor cifra desde que el Instituto Nacional de Investigaciones Espaciales (INPE) empezó a vigilar los incendios forestales en 1998, solo superada por la de 2022 (8659). La calidad del aire se encuentra en un estado «terrible», el más grave de todos, según la aplicación»Selva» de la Universidad Estatal de Amazonas (UEA).
El fenómeno de El Niño, combinado con los incendios y la deforestación, es una preocupación añadida durante este periodo, ya que la contaminación genera un ciclo de deterioro que empeora e incluso inhibe las precipitaciones en la región. Otro fenómeno climático que ha agravado aún más la situación es el calentamiento del océano Atlántico Norte Tropical.
«El humo provocado por los incendios afecta a las precipitaciones de varias maneras, una es que los incendios están asociados a la deforestación, por lo que cuando se tala el bosque autóctono, se están eliminando los árboles que son bombas de agua y que liberan vapor a la atmósfera, por lo que ya se tiene un impacto en la reducción de las precipitaciones», explica Ane Alencar.
El investigador señala que los ambientes secos solo tienden a agravar los incendios forestales. «Lo que hemos visto es que esta situación de El Niño y el calentamiento global tienen una sinergia muy fuerte y la tendencia es que estos hechos sean cada vez más frecuentes», afirma el investigador.
La región más afectada por la sequía extrema es el norte del Amazonas y, más concretamente, el cauce del río Amazonas. Es ahí, advierte Ane, donde están las zonas más necesitadas de atención en lo que se refiere a incendios y calidad del aire.
«Todo el mundo sabía que El Niño se estaba afianzando y todo el mundo sabe que trae sequía a la Amazonia. Es un llamado de atención para los gobernantes», advierte.
Amazônia Real se puso en contacto con la Secretaría de Ambiente de Amazonas, Defensa Civil y la Secretaría de Comunicación del Estado para pedir datos y respuestas sobre la crisis ambiental en la región. Al cierre de esta edición, ninguno de los organismos había respondido..
Impactos socioambientales
Jesem Orellana, epidemiólogo de Fiocruz Amazônia, ya había alertado a principios de septiembre, en entrevista con Amazônia Real, sobre los daños que el humo trae a la población y lo que se puede esperar a medida que la crisis climática se intensifica.
En una nueva entrevista con la agencia, el epidemiólogo destacó la aparición de personas con enfermedades como asma, bronquitis y enfisema pulmonar, así como ancianos y niños que sufren deshidratación e irritación de ojos y garganta. La escasez de agua potable puede provocar enfermedades prevenibles (leptospirosis, hepatitis A, diarrea, disentería y parásitos intestinales) y agravar las complicaciones derivadas de enfermedades cardiovasculares e hipertensión arterial.
«Son precisamente quienes han contribuido poco o nada a esta crisis climática los que serán más afectados. Es inhumano, cruel e injusto ver cómo estas personas enferman y mueren por enfermedades completamente evitables», afirma Orellana.