Fin de una era en Gabón: Bongo, Oligui y la leyenda del barón Münchausen


Libreville, agosto de 2009. Foto de Ratozamanana Andriankoto / flickr.com

Este artículo se publicó en el sitio web de Afriquexxi. Global Voices reproduce una versión editada en virtud de un acuerde de asociación con www.afriquexxi.info.

Durante 56 años, una misma familia y un mismo clan han dirigido Gabón, hasta el golpe de Estado del general Oligui Nguema. Las estructuras del Estado estuvieron tan impregnadas de esta gestión clientelista que, según numerosos observadores, una transición democrática clásica hubiera sido un reto casi insuperable.

La foto fue publicada en redes sociales el 5 de septiembre de 2023. Albert Ondo Ossa (A2O), candidato en las ejecuciones presidenciales gabonesas del 26 de agosto, tiene una camiseta azul con estampados y pantalones informales. Brice Oligui Nguema, autor del golpe de Estado del 29 de agosto contra el presidente saiemte Ali Bongo Ondimba, lleva un chaqueta oscura y una camiseta y pantalones de jean. El primero, líder de la plataforma de oposición Alternance 2023, reivindica su victoria en las urnas; el segundo pone fin a este proceso electoral «tendencioso», según él, que debía abrir la puerta a un tercer mandato de Ali Bongo, e instalarlo en el poder. Los dos personajes se toman de la mano y sonríen.

Oligui Nguema posa vestido de civil mientras, aunque desde el 26 de agosto, solamente aparece en ropa militar. El 4 de septiembre en Libreville, apareció vestido con el uniforme rojo ceremonial de la guardia republicana cuando prestó juramento como presidente de la Comisión para la Transición y el Restablecimiento de las Instituciones (CTRI), acontecimiento que se retransmitió en una pantalla gigante en la capital ante una multitud jubilosa. El hecho de aparecer vestido de civil informal probablemente es un medio para que el golpista destaque el carácter privado y amical de este reencuentro bastante político, y de dejar en segundo plano la naturaleza militar del nuevo poder.

Varios días antes, Ondo Ossa había denunciado en TV5-Monde «una revolución de palacio», y acusó al medio hermano de Ali Bongo, Pascaline, de estar detrás del golpe del jefe de la guardia republicana, y señala su filiación con los Bongo, de primo lejano de Ali. Pero en su mensaje que acompaña la foto tomada el 5 de septiembre, «A2O» adopta otro tono:

J’ai pu en toute intimité et collégialité m’entretenir avec le Président de la transition et la restauration des institutions.

Pude conversar en privado y de forma colegiada con el presidente sobre la transición y el restablecimiento de las instituciones.

El exministro de Omar Bongo (entre 2006 y 2008), padre de Ali Bongo, parece tomar tomar nota del nuevo periodo que se abre, una transición de duración indeterminada al momento del reencuentro (según el nuevo hombre fuerte del país, no hay que «confundir velocidad con precipitación»), pero con frecuencia algunas promesas hechas a los gaboneses, como la adopción de una nueva Constitución por referéndum y un nuevo código electoral.

Pero después de cerca de 56 años en manos de una misma familia, ¿pueden el Estado gabonés y sus instituciones organizar una transición democrática?

Redes jerarquizadas

Florence Bernault, profesora de historie de África subsahariana en Science Po Paris y sigue a Gabón desde hace 25 años, explica:

Personne au Parti démocratique gabonais (PDG), ni au gouvernement, depuis 2009, n’avait pensé perdre et n’avait donc préparé une transition. Or de nombreux appareils de l’État étaient aux mains du PDG, comme la Cour constitutionnelle, l’Assemblée nationale… Juste changer de président n’était pas possible.

Nadie en el Partido Democrático Gabonés (PDG), ni en el Gobierno desde 2009, había pensado que perderían y, por tanto, no se habían preparado para una transición. Sin embargo, muchos de los aparatos del Estado estaban en manos del PDG, como el Tribunal Constitucional, la Asamblea Nacional, etc. Cambiar al presidente sin más no era posible.

En 2005, Jean-Pierre Tuquoi, periodista de Monde, describió algo rápidamente a Gabón:

Un pays de cocagne où le président, au fil de près de quarante années de pouvoir ininterrompu, a placé au cœur de l’État les rejetons d’une famille pléthorique. Dans aucun pays du continent africain la mainmise n’est aussi flagrante. La famille Bongo et ceux qui lui sont liés constituent un monde inévitable. La nébuleuse est telle, ses ramifications sont si lointaines, qu’elle brouille les clivages politiques et ajoute à la confusion d’un État patrimonial qui vit de la rente pétrolière.

Una tierra de leche y miel, donde el presidente, durante casi 50 años de poder ininterrumpido, ha colocado a los hijos de una familia abundante en el corazón del Estado. En ningún país del continente africano este control es tan descarado. La familia Bongo y personas vinculadas constituyen un mundo ineludible. La naturaleza nebulosa de la familia y sus ramificaciones son de tal alcance que difuminan las divisiones políticas y se suman a la confusión de un Estado patrimonial que vive de las rentas del petróleo.

En 2009, año de la muerte de Omar Bongo y de la elección de su hijo Ali, Florence Bernault y el sociólogo gabonés Joseph Tonda se preguntan:

Les réseaux imbriqués des alliés, des clients et des intérêts mis en place par le président [Omar Bongo] et son clan, et qui innervent chaque centimètre carré du pays politique, ont-ils métastasé au point d’être devenus pour le système aussi indispensables qu’une épine dorsale ?

¿Las redes entrelazadas de aliados, clientes e intereses creadas por el presidente [Omar Bongo] y su clan, y que impregnan cada centímetro cuadrado del paisaje político, han hecho metástasis hasta el punto de convertirse en algo tan indispensable para el sistema como una columna vertebral?

Cortes de agua y montañas de dinero

Con 6641 dólares en 2022, según el Banco Mundial, Gabón es el cuarto país en PIB por habitante de África Subsahariana, pero en las grandes ciudades, hasta el inicio de la década de 2000 en términos de infraestructura, los cortes de agua y electricidad son frecuentes, los hospitales ya no funcionan correctamente y el «poder adquisitivo de la clase medio ha caído», constata Florence Bernault, que fue a Gabón justo antes de las elecciones. Una realidad que ninguna cifra pública puede respaldar. Según ella:

Les statistiques nationales ne sont plus disponibles, et cela en dit beaucoup sur l’état de l’administration qui n’est plus capable de sonder la société.

Ya no se dispone de estadísticas nacionales, y esto dice mucho del estado de la administración, que ya no puede sondear a la sociedad.

Desde hace varios años, algunos denunciantes empezaron a publicar en la redes sociales videos de caminos rotos que generan numerosos accidentes viales.

La declaración, difundida por muchos gaboneses, de que el Estado está al servicio de un clan, fue particularmente exacerba al día siguiente del golpe, cuando se encontró montañas de dinero en la casa de algunos dignitarios del régimen, sobre todo en casa de allegados del hijo de Ali Bongo, Noureddine, delfín putativo de se padre (ya arrestado), pero también en casa de un colaborador de la primera dama, Sylvia Bongo. Las sumas llegarían a muchos millones de francos CFA (varios millones de dólares). Enseguida, numerosos gaboneses compararon el monto con la fatla de infraestructuras de hospitales.

Joseph Tonda, sociólogo, antropólogo y profesor investigador, reacciona:

C’est le trésor public qui était caché dans ces villas.

Era el tesoro público el que se escondía en estas casas.

Afrique XXI contactó en Libreville al autor de Souverain moderne, que asegura:

Dans ce pays riche, l’université Omar-Bongo [où il enseigne la sociologie, NDLR] est dans un état déplorable. Une grande partie des étudiants gabonais qui obtiennent leur bac poursuivent leurs études supérieures au Sénégal, au Burkina Faso, au Mali… On aurait pu s’attendre à l’inverse. Le cœur de l’État est vermoulu, et réformer ce système va être compliqué. C’est un peu comme la légende du baron de Münchausen, qui se serait sauvé de la noyade en se tirant lui-même par les cheveux.

En este rico país, la Universidad Omar-Bongo [donde enseña sociología, nota de la redacción] está en un estado deplorable. Gran parte de los estudiantes gaboneses que aprueban la secundaria van a cursar estudios superiores en Senegal, Burkina Faso, Malí… Cabía esperar lo contrario. El corazón del Estado está agusanado, y la reforma del sistema va a ser complicada. Es un poco como la leyenda del barón Münchausen, que se salvó de ahogarse tirándose de los pelos.

Con Bongo padre, compartir en los más alto

La degradación se aceleró desde la llegada de Ali Bongo al poder. El dirigente, debilitado desde 2018 por un accidente cérébrovascular severo, no habría adoptado las prácticas dé su padre, que sabía «compartir» el poder con su familia y, sobre todo, con otros líderes regionales. Tanto es así que, durante su interminable mandato (1967-2009), las poblaciones rurales se sintieron representadas y tenían la impresión de beneficiarse indirectamente del sistema.

Axel Augé, sociólogo y profesor investigador de la academia militar de Saint-Cyr, explica:

Les Bongo n’ont pas été les seuls à diriger.

Los Bongo no fueron los únicos en reinar.

Auge, que también es autor de trabajos sobre las élites políticas gabonesas, précisa:

Ils ont partagé le pouvoir entre différentes familles, entre différentes communautés ethno-culturelles… »

Compartían el poder entre distintas familias, entre distintas comunidades etnoculturales…».

Según él, durante el gobierno de Omar Bongo hubo un «grado muy alto de movilidad entre la élite gobernante» y «una rotación muy elevada de la clase política, a medida que se sucedían los indultos y las desgracias». Como prueba, señala que «en las familias siempre hay un miembro más o menos cercano o emparentado con un político, un miembro de la guardia republicana…». La longevidad del régimen se explica en parte por este equilibrio regional y este «reparto limitado» de la riqueza, de la que una gran parte de la población se vio privada.

Los principales líderes de la oposición, reunidos en la plataforma Alternance 2023 –Alexandre Barro Chambrier, Albert Ondo Ossa, Mike Jocktane, Paulette Missambo (nombrado por Oligui Nguema, al mando del Sénado)…– todos fueron ministros de Omar Bongo. Jean Ping, candidato en 2016 y cuya disputada derrota provocó una violenta crisis poselectorale, también tuvo negocios durante el régimen de Bongo padre. También ese el exesposo de Pascaline Bongo, media hermana de Ali. Axel Augé concluye:

La dextérité du père a été de s’inscrire dans la durée par ce partage au sommet.

La destreza del padre iba a suponer una contribución duradera a través de este intercambio en la cumbre.

Pedido de igualdad y justicia

Joseph Tonda estima que si el Estado gabonés existe, desde hace tiempo ha sido «el cuerpo, la persona de Bongo». Explica:

Dans le langage, quand un problème se posait dans la société, on disait : “il faut aller voir Bongo, il est le seul à pouvoir régler le problème”. Dans les différents départements, dans les différents ministères, dans les différentes institutions, les structures de l’État étaient incarnées par des représentants du roi-président, comme s’ils étaient des doubles de son corps, c’était ça la structure fondamentale de l’État gabonais.

En el lenguaje, cuando surgía un problema en la sociedad, la gente decía: «Hay que ir a ver a Bongo, es el único que puede resolver el problema». En los diferentes departamentos, en los diferentes ministerios, en las diferentes instituciones, las estructuras del Estado estaban encarnadas por representantes del Rey-Presidente, como si fueran duplicados de su cuerpo; ésa era la estructura fundamental del Estado gabonés.

¿Podrás las autoridades de transición erradicar los malos hábitos y de instaurar un nuevo paradigma, como explicó antes de las elecciones el universitario Noël Bertrand Boundzanga?

Para el sociólogo Axel Augé:

La jeunesse peut être un acteur capable de rompre avec ces mauvaises habitudes dont elle est la première victime.

Los jóvenes pueden contribuir a romper estos malos hábitos, de los que son las primeras víctimas.

Y Joseph Tonda agrega:

Il y a une demande d’équité, de justice. Les gens aimeraient que tous soient égaux devant la justice et les structures de l’État, qu’il n’y ait plus de clientélisme.

Hay una demanda de equidad y justicia. La gente quiere que todos sean iguales ante la ley y las estructuras del Estado, y que se acabe el amiguismo.

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