Esta misteriosa casa destaca a personajes del folclore caribeño

Mille Fleurs, patrimonio de Trinidad y Tobago convertido en Kay Mistè, la Casa del Misterio, durante cinco días previos a Halloween 2023. Foto de Janine Mendes-Franco, usada con autorización.

La Fundación del Libro del Caribe, que ha declarado que octubre es el Mes del Folclore Caribeño, lleva tiempo celebrando la ocasión. Este año, el Fondo Nacional de Trinidad y Tobago, encargado de proteger y preservar el patrimonio natural y arquitectónico del país en virtud de una ley de 1991, también ha participado en la celebración de un acto (que finalizó el 31 de octubre) destinado a dar a conocer a más personas el encanto del folclore.

Kay Mistè (Casa Misteriosa) es la sede del Fondo en Mille Fleurs, es un edificio patrimonial que forma parte de las Siete Magníficas residencias que bordean el extremo occidental de Queen's Park Savannah, en Puerto España. Se ha transformado en una inquietante mansión con temática de Halloween, poblada de obras de arte que muestran personajes tradicionales del carnaval, como los Diablos Azules y los Ladrones de Medianoche, y representaciones en vivo de personajes folclóricos.

Para asustarme, charlé con algunos: Papa Bois, La Diablesse, Gang Gang Sarah y un solitario Douen. Los actores pertenecían al grupo de teatro local Eh Bien Oui Don Don –frase en patois que significa «Escucha esto, es bueno»–, pero al entrevistarlos se mantuvieron fieles a sus personajes, lo que ofreció una idea real de cómo sería Halloween si los trinbagoneses decidieran rendir homenaje a los personajes del folclore con sus disfraces.

Papa Bois

Este entrañable personaje, que en patois significa «padre del bosque», es el protector de la naturaleza. Mitad hombre, mitad cabra, es rápido y fuerte, y lleva un bastón y un cuerno de toro ahuecado, que usa para advertir a los animales de la proximidad de los cazadores. Domina el arte de la transmutación, y a menudo se transforma en ciervo para atraer a los cazadores a las profundidades del bosque hasta que se pierden. Todo el mundo sabe que, si alguna vez te encuentras con Papa Bois, es de mala educación mirarle las pezuñas. Por el contrario, hay que ser educado y saludarlo como el anciano venerado que es.

Papa Bois, padre del bosque. Fotos de Janine Mendes-Franco, usadas con autorización.

El Papa Bois que me encontré parecía bastante joven (aunque me aseguró, con su voz grave y retumbante, que tenía unos siete siglos), y no se ofendió cuando le pedí fotografiar sus pezuñas. Me habló de otros personajes del folclore, como la Soucouyant, que suponía que estaba en algún pueblo intentando mantenerse con vida alimentándose de carne humana. En cuanto a su propia misión, dijo que fue elegido por la propia Naturaleza para proteger el bosque porque siempre le tuvo un gran respeto, un respeto del que cree que carecen muchos humanos.

«Algunos son inteligentes», me dice. «¿Pero otros? Es como si les rompieran las orejas a palos». Se refiere a problemas como la deforestación, los incendios forestales, la basura y otras formas de abuso medioambiental. «La humanidad no aprende», dice, «y la naturaleza no perdona». ¿Y la crisis climática? «Imagínate», se lamenta, «¡hace tanto calor que me molesta hasta a mí!». Luego, sin perder el ritmo: «Los humanos aprenderán. Si no cuidas la tierra, ¡la tierra no te cuidará!».

La Diablesse

Según el folclore regional, esta «Mujer Diablo», que se cree que fue esclavizada, hizo un trato con el diablo: a cambio de darle almas, se convertiría en irresistible y eternamente bella. Sin embargo, el truco está en que oculta su rostro demoníaco bajo un gran sombrero de ala, una falda completa cubre sus piernas, una de las cuales forma una pezuña hendida. Hechiza a sus víctimas, normalmente hombres descarriados, borrachos o mujeriegos, y los atrae al bosque, y nunca más se vuelve a saber de ellos. Para escapar de sus garras, se aconseja a los hombres que se pongan la ropa al revés y vuelvan a casa caminando hacia atrás, que se alejen de la zona en donde la vieron.

La Diablesse en Mille Fleurs. Fotos de Janine Mendes-Franco, usadas con autorización.

Como no corría peligro alguno con La Diablesse, le hablé con franqueza. «Entiendo por qué tengo la reputación que tengo», me dijo, «pero me considero una heroína. Hago el bien a la gente. Los hombres a quienes atrapo son maltratadores». Se ve como una defensora de las mujeres agraviadas, dice: «Tienes que recuperar tu poder», y se mostró encantada con la idea de que las celebraciones locales de Halloween empiecen a incluir disfraces más representativos del folclore caribeño: «Aceptarnos de esta manera nos facilita mezclarnos».

Gang Gang Sarah

Gang Gang Sarah, personaje específicamente vinculado a Tobago, es una poderosa mujer africana experta en lo que los colonizadores habrían considerado «brujería», a quien, al volar a la región desde el continente, un fuerte viento desvió de su ruta y acabó en el pueblo de Les Coteaux. Desde allí viajó a Golden Lane en busca de su familia, que había sido obligada a permanecer allí como esclava. Cuando por fin se dispuso a volver a casa, descubrió que había perdido la capacidad de volar.

Gang Gang Sarah sostiene su caldero, donde prepara pociones curativas. Fotos de Janine Mendes-Franco, usadas con autorización.

Le pedí a Sarah que me contara su historia. Se casó con un hombre llamado Tom y, gracias a sus poderes curativos, ayudó a innumerables africanos esclavizados, atendía a golpeados y heridos. «Era un papel vital», me cuenta, «pero cuando Tom murió y yo estaba lista para volver a África, me caí al vacío desde un árbol de algodón de seda, porque había comido sal, y sin saberlo mis poderes se neutralizaron. Caí al vacío». Gang Gang Sarah es uno de los personajes del folclore caribeño conocido por su bondad y valentía.

Douen

¿Cómo reconocer a un douen? Tienen los pies hacia atrás, los talones hacia la parte delantera del cuerpo y no tienen rostro, que intentan ocultar con grandes sombreros de paja. Sin embargo, la especialidad de los douens es atrapar a los niños, sobre todo a los que no hacen caso de las advertencias y deambulan solos por el bosque. La habilidad especial de los douens es poder llamar a los niños con una voz que reconozcan y en la que confíen, como la de un padre. La ironía, por supuesto, es que los propios douens son criaturas traviesas, que hacen bromas y se meten en líos igual que los niños a los que atraen al bosque.

Douen en Mille Fleurs. Fotos de Janine Mendes-Franco, usadas con autorización.

El douen que conocí se hacía llamar Ray-Ray, y afirmaba que su captación de niños –normalmente quienes no estaban bautizados y de quienes se creía que estaban menos protegidos– estaba motivada por el deseo de que no se sintieran solos. «Les enseño la belleza del bosque», me dice. «Jugamos a juegos como corros y las escondidas. No soy malvo, solo juguetón». Sin embargo, los niños que los douens raptan se convierten en douens y deben retozar para siempre en el bosque, condenados a deambular por la tierra al revés. Lejos de ser una maldición, Ray-Ray me dice: «Es como la libertad».

Gran parte de los cuentos folclóricos de la región tienen sus raíces en la tradición oral de África Occidental. Algunas de las historias, como los douens, tienen el efecto de asustar a los niños para que obedezcan y se porten bien. Otros, como Gang Gang Sarah, rinden homenaje a la valentía de quienes lucharon contra la trata transatlántica de esclavos como pudieron. La Diablesses del mundo sigue siendo una figura controvertida, ya que algunos la consideran malvada y otros consideran que sus acciones equilibran la balanza de la injusticia contra las mujeres, mientras que personajes atemporales como Papa Bois representan la sabiduría, la visión y la reverencia por la naturaleza. Una mezcla de todo, sin duda, pero ¿no es eso de lo que trata el Halloween?

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