Esta historia es parte de una serie que profundiza en las experiencias de mujeres iraníes en el extranjero mientras buscan libertad y muestran su resistencia. La historia llega como una conmemoración de la trágica muerte de Mahsa Jina Amini, kurda que perdió la vida a los 22 en manos de la policía de la moral por no cubrir su cabello totalmente. Este incidente desató protestas generalizadas en Irán, que persisten hasta ahora a pesar de la creciente opresión gubernamental.
Al principio de las protestas en Irán en 2022, un grupo de jóvenes iraníes de Berlín con diferentes experiencias de vida pero todos influenciados por la valentía de los Iraníes en Irán, formaron el grupo llamado Feminista. Este grupo pidió la expulsión del embajador de Irán en Alemania, reducir las relaciones diplomáticas en Alemania con la República Islámica y suspender toda negociación ya sea pública u oculta; incluso el acuerdo nuclear. En la segunda mitad de 2022 hicieron plantón de 24 horas del día frente a las oficinas del partido Verde alemán en el distrito de Berlín.
Cuando las conocí en octubre de 2022, el clima aún no era gélido. Sin embargo, cuando Feminista puso fin a su concentración a finales de diciembre de 2022, sus activistas habían tenido que dormir en la nieve y a temperaturas bajo cero con muy pocas facilidades. En enero de 2023, me senté en un café con Maryam Bahrami y Setayesh Hadizadeh, dos activistas de Feminista, y hablamos de su plantón político de 80 días.
Maryam, de 40 años, explicó que, en 2013, tras las decepciones del Movimiento Verde (movimiento de protesta en Irán que se formó con el lema “¿Dónde esta mi voto?” en 2009), ella y su esposo se mudaron prinero a Malasia. En 2015, llegaron a Alemania con visados de búsqueda de empleo, ambos trabajaban en el campo de la informática. Encontraron trabajo rápidamente y se quedaron.
En 2017, Maryam regreso a Irán por primera vez en cuatro años. Fue ahí que decidió no volver nunca más por lo que describió como “una conducta humillante contra las mujeres”. Contó un incidente en el aeropuerto de Teherán: ”Cuando entré al aeropuerto, el funcionario que debía comprobar mi pasaporte me dijo que retrocediera un paso. Se levantó, revisó mi ropa y dijo: «Correcto, tu ropa esta bien, puedes entrar»“.
Sin embargo, la decisión de alejarse de Irán no afectó su determinación de ayudar al pueblo de Irán. Dijo: “Cuando leí la noticia de la muerte de Mahsa Jina Amini, quise hacer algo inmediatamente para ampliar la voz del pueblo de Irán”.
Por el otro lado, Setayesh Hadizadeh, de 28 años, llego a Alemania en 2016 para estudiar ingeniería energética y de procesos. Contó: “Oímos la noticia la muerte de los protestantes en Irán y una noche mientras estaba sentada con algunos amigos, discutimos lo que podíamos hacer y así fue como surgió Feminista”.
Feminista juntó a Setayesh y Maryam. Recuerdan con cariño el ambiente dentro del campamento de protesta, donde personas que no se conocían trabajan unidas sin problemas a pesar de sus afiliaciones políticas, edades y carreras. El intercambio de conocimiento y entendimiento mutuo entre las personas de distintos orígenes fue increíblemente valioso a sus ojos.
Durante la concentración, el grupo Feminista hizo conciertos, presentaciones y diversas reuniones. Su principal reivindicación colectiva del Partido Verde ante la que se mantuvo firme la ministra zlemana de Asuntos Exteriores, Analena Berbock, que defiende una agenda feminista: «El Gobierno iraní carece de legitimidad política y la expulsión del embajador serviría para revocar esa legitimidad», afirmó Maryam, y recordó:
With the empathy and hope that had emerged, we were determined to rid ourselves of the dreadful monster together. The flow of events was so rapid that we hoped that change was about to happen.
Con la empatía y la esperanza que habían surgido, estábamos decididos a librarnos juntos del espantoso monstruo. El flujo de acontecimientos fue tan rápido que teníamos la esperanza de que el cambio estaba a punto de suceder.
Resistencia ante la adversidad
Las esperanzadoras expectativa de un cambio inminente y sustancial se vieron ensombrecidas por una serie de acontecimientos devastadores: las duras medidas severas de los manifestantes en Irán, las detenciones generalizadas y la posterior imposición y ejecución de penas de muerte. Esta avalancha de acciones opresivas llevó a una aleccionadora reevaluación de la situación. Maryam reflexionó:
Our faith in foreign governments was rapidly fading. It dawned on me that political priorities might not align with fundamental human principles as much as we had hoped.
Nuestra fe en Gobiernos extranjeros se desvanecía rápidamente. Me di cuenta de que las prioridades políticas podían no coincidir con los principios humanos fundamentales tanto como esperábamos.
También destacó la alta infiltración de los grupos de presión de la República Islámica, lo que dificulta revelar sus prácticas engañosas.
Setayesh expresó su descontento con los medios alemanes, declaró: “Aunque muestran con facilidad mis lágrimas por el pueblo de Irán, apenas cubren mi postura política bien definida. Les parece más fácil retratar un cliché: una mujer angustiada, preocupada pero insegura de qué pasos dar”. También criticó a “los activistas antifascistas que temen que hablar de Irán invitaría a acusaciones de islamofobia, pero no tienen en cuenta el grave impacto de las violaciones, torturas y ejecuciones en innumerables vidas en Irán”.
Sin embargo, durante una fría noche en Berlín de enero de 2023, estas dos activistas enfatizaron que a pesar del cierre del campamento de protesta de Feminista, su principal reivindicación seguía siendo la misma: la expulsión del embajador de la República Islámica. Setayesh dijo:
This demand remains steadfast; only our approach has evolved. It's crucial to communicate to both Iranians and Germans that expelling the ambassador signifies delegitimizing the Islamic Republic, and their support is crucial. Europe must abandon appeasement policies and recognize that no alliance with the Islamic Republic serves the public interest, neither for the people in Iran, the region, nor the world.
Esta exigencia sigue siendo firme; solo ha evolucionado nuestro planteamiento. Es crucial comunicar a iraníes y a alemanes que expulsar al embajador significa deslegitimar a la República Islámica y su apoyo es crucial. Europa debe abandonar las políticas de apaciguamiento y reconocer que ninguna alianza con la República Islámica sirve al interés público, ni para la población de Irán, ni para la región, ni para el mundo.
Cuando el arrepentimiento no encuentra hogar
El relato del campamento de protesta de Feminista fue más allá de la simple política; para Setayesh y Maryam fue un viaje cardo de emociones. Enfrentadas al dilema de permanecer en silencio fuera de Irán para aprovechar la oportunidad de volver a visitar su tierra natal o alzar la voz en defensa de los derechos humanos y por consiguiente, perder la posibilidad de regresar, optaron por lo segundo, y se incorporaron voluntariamente a la comunidad de los iraníes en el exilio. Maryam dijo:
It is true that since 2017, I decided not to return home as long as the Islamic Republic exists. But well, I still had the choice to return. There was no fear to prevent me from returning. However, after the 2022 uprising and my activities, that door closed. It's no longer my choice. Something has been imposed upon me. Even if I choose to return, the concern about what I might face there burdens me. I will fight but I wonder why a dictator has so much power to imprison not only the people in the country but also to imprison and inflict harm on those who have left the country.
Es cierto que desde 2017 decidí no volver a casa mientras exista la República Islámica. Pero bueno, aún tenía la opción de regresar. No había ningún miedo que me impidiera regresar. Sin embargo, tras el levantamiento de 2022 y mis actividades, esa puerta se cerró. Ya no es mi decisión. Se me ha impuesto algo. Aunque elija retornar, la preocupación por lo que pueda encontrarme me agobia. Lucharé pero me pregunto por qué un dictador tiene tanto poder para encarcelar a la gente del país y también para encarcelar e infligir daño a quienes han abandonado el país.
Ante estos retos, no hay arrepentimientos. Setayesh, que no ve el exilio como una simple coincidencia, remarcó: “Tomé mi decisión como si fuera un deber”. Y Agregó: “Naturalmente, preveía las consecuencias y esperaba días difíciles en los que añoraría estar en Irán, pero creía que era la mejor decisión, ya que cada pequeño paso importaba en ese momento. Sin duda, es desalentador y siento que mi familia comparte esta pena. Sin embargo, no me arrepiento de nada”.