
El texto dice: «Sasha Skochilenko fue condenada a siete años de cárcel». Captura de pantalla del vídeo de YouTube del canal Dozhd TV. Uso justo.
El 31 de marzo de 2022, a pocas semanas de la invasión rusa de Ucrania recién comenzaba, Alexandra Skochilenko, artista rusa de San Petersburgo, cambió varias etiquetas de precios en la tienda de comestibles Perekrestok, por notas con declaraciones contra la guerra. Estuvo detenida más de un año y ahora un tribunal ruso la condenó a siete años de prisión por «difundir a sabiendas información falsa sobre el Ejército ruso». Global Voices tradujo y editó para mayor claridad su discurso ante la audiencia judicial del 16 de noviembre de 2023. El discurso original fue publicado en Novaya Gazeta .
Su Señoría, estimado tribunal:
Mi caso penal es tan inusual y absurdo que se abrió exactamente el 1 de abril (nota editorial: el 1 de abril se celebra el día de las bromas en algunos países). A veces, siento que voy a entrar a la sala del tribunal y, de repente, lloverá confeti y todos se pondrán de pie y gritarán: «¡Es una broma!». El personal del centro de prisión preventiva número 5 está asombrado y se pregunta si esto realmente por esto se encarcela a la gente ahora. Ni los partidarios de la SVO [«operación militar especial», como se llama oficialmente en Rusia a la guerra contra Ucrania] creen que merezca prisión por mis acciones.
Mi caso llevó a mi investigador a renunciar antes de que se cerrara. En una conversación privada con mi abogado, confesó que no se unió al comité de investigación de casos como el mío, el de Sasha Skochilenko.
Grabación de audio del discurso de Skochilenko (en ruso), en el canal de YouTube Nastoyaschee Vremya
Dejó mi caso, lo que podría haber impulsado su carrera, y en cambio, se fue a trabajar en una tienda. Respeto profundamente su decisión. Ambos actuamos según nuestra conciencia.
Gracias a mis investigadores y fiscales, la información que di llegó a miles de personas en todo el mundo. Si no fuera por mi arresto, pocas personas, como una abuela, un cajero y un guardia de seguridad en Perekrestok, se hubiera enterado.
Según mis expedientes, las llamadas etiquetas de precios apenas afectaron a dos de estas tres personas.
Si estos cinco documentos son tan peligrosos, ¿por qué iniciar este juicio repitiendo estas declaraciones, que el fiscal alega que amenazan la seguridad pública? ¿Causaron un acontecimiento trascendental, una revolución o paz en el frente? No, nada de esto pasó. ¿Cuál es el problema, entonces?
El fiscal afirmó repetidamente que mi acto constituía un grave peligro para la sociedad y el Estado.
¿Tiene nuestro fiscal tan poca fe en nuestra nación que cree que cinco pedazos de papel pueden destruir nuestra sociedad y nuestro Estado?
Cuando alguien inicia una rebelión militar y causa enormes daños, su caso se abre y se cierra en un día [se refiere al golpe militar de Evgenii Prigozhin en junio de 2023]. Mis acciones no lastimaron a nadie, pero he estado en prisión más de un año entre asesinos y otros criminales peligrosos. ¿El supuesto daño que causé es comparable a estos delitos?
Cada sentencia envía un mensaje. Quizás estés de acuerdo con que mostré valentía y honestidad, actuando de acuerdo con mi brújula moral. En la jerga de los investigadores, encarcelar a alguien es «hacer prisionero». No cedí ni me quebré ante la amenaza o el sufrimiento.
¿Qué mensaje envía mi condena a nuestro pueblo? ¿Dice rendirse, ser deshonesto, admitir una culpa falsa o ignorar la empatía por nuestros soldados? ¿Dice que nuestra sociedad puede desmoronarse por cinco pedazos de papel? ¿Es este el mensaje en tiempos de crisis y estrés?
Mi juicio, ampliamente seguido en Rusia y en todo el mundo, hará historia, independientemente de la sentencia. No estás juzgando a una terrorista, extremista, ni siquiera a una activista política. Estás juzgando a una pacifista.
Soy pacifista, valoro la vida por encima de todo y creo en la resolución pacífica de los conflictos. No puedo dañar a una araña, y mucho menos a una persona.
La paz la traen los pacifistas, no los guerreros. Encarcelar a los pacifistas solo retrasa la paz.
La vida es sagrada. Es resistente, sorprendente y la esencia de nuestra existencia. Desde pequeñas células hasta grandes ballenas, la vida prospera en todos los rincones de la Tierra, y su forma más compleja son los humanos: seres mortales conscientes. Sin embargo, la vida humana es fugaz, un breve momento que todos deseamos prolongar.
Pregúntenle a alguien que haya sobrevivido al cáncer sobre el valor de la vida. Nuestros seres queridos perdidos a causa del COVID-19 nos recuerdan la fragilidad de la vida. Ahora, se vuelven a perder vidas jóvenes, lo que genera más muerte, pena y dolor.
Etiqueta mis creencias como desees, pero las mantendré.
El fiscal del Estado tiene sus creencias, diferentes a las mías. Sin embargo, no lo encarcelaría por sus opiniones.
Pido disculpas si mis acciones ofendieron a alguien. Mi tiempo en prisión, entre personas diversas, me mostró que todos tienen su verdad, incluidas las opiniones sobre la SVO. La tragedia es nuestra incapacidad para aceptar verdades diferentes, lo que divide a la sociedad, rompe familias y nos aleja de la paz. En última instancia, cada persona aquí busca la paz.
¿Por qué luchar cuando somos todo lo que tenemos los demás en un mundo turbulento? Ninguna riqueza puede rescatar de la muerte a un ser querido.
Somos todo lo que tenemos. Mis seres queridos, que no quieren que me encarcelen, me esperan: mi anciana madre, mi hermana y mi novia enferma de cáncer. Puede que el fiscal tampoco quiera realmente mi encarcelamiento. Probablemente asumió su cargo para enfrentarse a delincuentes reales, no a alguien como yo, pero el sistema exige lo contrario.
Se preocupa por su carrera y el futuro de su familia. ¿Pero qué dirá de encarcelar a una mujer enferma por cinco papeles? Se asegura a sí mismo que simplemente está haciendo su trabajo, pero ¿qué pasa cuando las cosas cambian?
La historia muestra cambios en las mareas políticas. Curiosamente, siento empatía contigo.
A pesar de mi encarcelamiento, soy más libre, puedo expresarme y tomar decisiones. No temo la pobreza ni la falta de carrera. No temo ser diferente.
Quizás por eso el Estado me teme a mí y a otros como yo, y nos enjaula como personas peligrosas.
Pero no somos enemigos entre nosotros. La ira es fácil; el amor y la comprensión son más difíciles. Debemos aprender a amar y resolver los conflictos a través de la palabra, escapando de nuestra crisis moral.
Señoría, su sentencia puede ejemplificar la resolución de conflictos a través de la compasión y el diálogo, un paso hacia la curación social.
Sé que esta prueba puede parecerte rutinaria, pero recuerda que tienes un inmenso poder sobre los destinos humanos. En tus manos están mi destino, mi salud, mi vida y la felicidad de mis seres queridos. Confío en que usarás este poder sabiamente.
Después, el juez condenó a Alexandra Skochilenko a siete años de prisión. Como informó Reuters, en el tribunal, sus partidarios gritaron repetidamente: «¡Desgracia, desgracia!», y Skochilenko, sonriendo, formó un corazón con las manos cuando estaba de pie en la jaula de la sala del tribunal. Después se la vio secarse las lágrimas de la cara.