Desaparición de Desi Bouterse tras su condena deja a Surinam en crisis

Imagen, ‘Bouta Niet Iedereen Ziet Hem Hetzelfde,’ de Tjebbe van Tijen vía Wikimedia Commons, uso bajo la licencia Creative Commons Attribution 2.0.

Es un dramático giro de los acontecimientos. Ha desaparecido Desi Bouterse, exlíder surinamés de 78 años, condenado en un emblemático caso que lleva más de 16 años y que involucraba la muerte de 15 opositores políticos en 1982. Luego de la resolución del 20 de diciembre de 2023 —que marcó el fin de las apelaciones para su equipo legal— Bouterse no se entregó para comenzar su sentencia. Las autoridades están investigando su paradero.

Mientras tanto, los tres compañeros de condena de Bouterse se entregaron en sus respectivas prisiones como se les indicó, por lo que la decisión del expresidente de fugarse ha impactado a la población, en Surinam y el extranjero, sobre todo en Países Bajos, donde  viven muchos surinameses. Hasta ahora, la reacción del público ha sido una mezcla de incredulidad, enojo y preocupación.

Danesh, trabajador social de 28 años que actualmente está en un intercambio profesional con Países Bajos, estaba visiblemente angustiado cuando escuchó la noticia: «¿quién se entrega voluntariamente a una prisión para cumplir una sentencia de veinte años? No un hombre que ha apelado y apelado. Deberían haberlo apresado y asegurarse de que no escapara».

En efecto, muchos se preguntan por qué no se implementaron mejores medidas de seguridad para alguien que tenía un alto riesgo de fuga. Johan, de 63 años y exconductor de radio en un canal caribeño, está de acuerdo en que este último acontecimiento «era de esperarse», pero agrega que aún cree que la justicia prevalecerá al final: «Surinam mostró que no tolerará asesinos, ni aunque le tome 16 años».

Sin embargo, Sheila, trabajadora administrativa de 51 años, tiene una postura distinta: «creo que esperaban que escapara. Surinam ha estado dividida durante mucho tiempo por Bouterse y los asesinatos. Hubo justicia al final para la gente que perdimos y al mismo tiempo, no se derramará sangre nueva para quienes quieren mantenerlo fuera de la cárcel. ¿No es esto ya suficiente?».

Su perspectiva puede ayudar a explicar la razón detrás de la «fácil» desaparición de un hombre que ha estado intentando escapar de la justicia por casi veinte años.

Cuando surgió la noticia de que Bouterse había desaparecido, pudo escucharse a un grupo de estudiantes en las calles de La Haya —ciudad con la mayor cantidad de surinameses en Países Bajos— burlarse de la esposa de este, Ingrid Bouterse-Waldring, que dijo con convicción que no tenía idea del paradero de su marido y declaró, «¡No irá a prisión!».

Bouterse ya había sido condenado por los Asesinatos de Diciembre en 2019 y de nuevo en 2021, pero apeló ambas condenas. En marzo de 2007 declaró que aunque tenía algo de responsabilidad política, no había estado presente en el momento de los asesinatos.

Aunque algunos ven la desaparición de Bouterse como una evasión a la justicia, otros —sobre todo quienes lo ven como un líder que unió a un país dividido — lo ven como un símbolo de rebeldía contra un sistema judicial politizado. Sus abogado han intentado una vez más apelar una amnistía, pero fueron detenidos rápidamente por el tribunal surinamés.

A modo de protesta por la sentencia, el Partido Democrático Nacional ha declarado que no entregará el asiento de Bouterse, y que lo mantendrá como presidente del partido.

Los esfuerzos del Gobierno para encontrar a Bouterse no solo complican el camino de la reconciliación y la sanación, sino que resaltan la frágil naturaleza de la democracia de Surinam y las dificultades que enfrenta al mantener el cumplimiento de las leyes.

En el ámbito internacional, el incidente ha provocado preguntas sobre el compromiso de Surinam con la rendición de cuentas y la transparencia. Para ofrecer perspectiva, The Guardian comparó la situación de Bouterse con la de Boris Johnson, Liz Truss y Donald Trump, sin mencionar las actuales guerras en Ucrania y en Medio Oriente.

Mientras la nación espera más información, la incertidumbre sobre lo que pasará resulta tan preocupante como la espera de 16 años por justicia.

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