
Foto de Rowan Glass en el Festival de Taragalte en la ciudad de M’hamid El Ghizlane, Marruecos, entre el 27 y el 29 de octubre de 2023. Usada con o autorización.
A finales de octubre de 2023, miles de personas se reunieron en las dunas de la afueras del pequeño pueblo oasis de M’Hamid El Ghizlane en el Sahara Occidental. Muchos eran lugareños de M'Hamid y de otras ciudades de la región. Sin embargo, cientos de personas de todo el mundo llegaron al desierto para asistir a la duodécima edición de Festival de Taragalte, uno de los mayores festivales de blues del desierto del mundo.
Unir la rebelión tuareg y el blues del desierto
El blues del desierto es un género musical del que los músicos tuareg del Sahara son pioneros, y que surgió en la década de 1980. Los tuareg son un grupo étnico amazigh que vive el Sahara, desde las dunas del norte de África hasta las sabanas del África Occidental y la región de Sahel. Durante miles de años, los tuareg deambularon libremente por el Sahara como pastores y comerciantes nómades, recorrían las mismas rutas de migración estacional transitadas durante mucho tiempo por sus antecesores.
Luego de que la descolonización inauguró una nueva era de construcción del Estado en el norte y oeste de África, los tuareg se encontraron divididos entre líneas fronterizas por primera vez en su historia, separados por países nuevos como Níger, Mali, Burkina Faso, Libia, Argelia y Nigeria, con minorías más pequeñas en otros países limítrofes. De un momento a otro, miles de tuareg se encontraron sin Estado y marginados de su tierra ancestral.
Bajo estas condiciones, algunos clanes de la etnia se rebelaron para expresar sus reclamos. Desde el comienzo del siglo XX, hubo al menos cinco grandes revueltas tuareg y rebeliones a lo largo del Sahara. Actualmente, los insurgentes tuareg aún tienen un papel importante en la actual guerra de Mali y la crisis de Libia.

Los tuareg son los habitantes ancestrales del Sahara, y suelen ser uno de los temas principales de sus canciones. Foto de Rowan Glass.
Mientras algunos eligieron las armas, otros tomaron guitarras y usaron la música como un medio para canalizar sus vivencias en la marginación y el exilio en el África poscolonial. El género que crearon, una mezcla de sonidos tradicionales saharianos y fuertes repeticiones de guitarra eléctrica, se conoce como tishoumaren en el tuareg. Su significado, «los desempleados», es un guiño a las duras vidas de los soldados y músicos de la etnia por igual. Las letras se cantan en su mayoría en tamasheq, dialecto del tuareg que se habla principalmente en Mali, el epicentro del exilio, el desarraigo y la lucha por aferrarse a su identidad.
Reconocimiento internacional
Durante varias décadas, el blues del desierto fue un género regional poco conocido fuera del Sahara y el Sahel. Solo en los últimos 20 años emergió del desierto y ganó un espacio musical en el resto del mundo. La participación en el Festival Taragalte en 2023 da testimonio del poderoso atractivo de esta música única y rebelde, más allá de sus raíces saharianas.
En las primeras décadas del desarrollo del género, las canciones de la rebelión y la nostalgia tuareg se grababan y difundían en cintas de casete y teléfonos plegables. Después, cuando el género irrumpió el escenario internacional, los precursores tuvieron acceso a lujos como estudios de grabación y sellos discográficos.
El blues del desierto comenzó a conquistar el mundo a principios de los años 2000 cuando la banda maliense Tinariwen («desiertos» en tamasheq) comenzó a actuar frente a audiencias cada vez mayores en Europa y Norteamérica. Otra figura importante en los comienzos del género fue Ali Farka Touré, músico maliense cuya música influenció a otros músicos posteriores del género a pesar de no ser tuareg.
Desde los tiempos de aquellos pioneros, surgieron muchos actos nuevos que emergieron desde otros países del norte y oeste de África, que albergan a minorías tuareg, incluidos Níger, Libia, Argelia y Marruecos. Algunos de los artistas más influyentes son los cantantes nigerianos Mdou Moctar y Bombino, y también el grupo argelino Imarhan.

El festival anual Taragalte, que se celebra en M’hamid El Ghizlane en Marruecos, es uno de los mayores festivales de blues del desierto del mundo. Además de su música, también es la sede de eventos culturales que atraen a cientos de personas de todo Marruecos, las naciones africanas vecinas y más allá. Foto de Rowan Glass.
La popularidad de estos artistas jóvenes y otros emergentes demuestran el valor permanente de los sonidos y mensajes del blues del desierto, dentro y fuera del Sahara.
El atractivo del blues del desierto entre ciertos círculos musicales en Europa y Norteamérica puede atribuirse a su sonido único, una combinación entre rock occidental con ritmos sahelianos.
El contenido lírico, rara vez traducido del tamasheq, tiene una importancia secundaria para la mayoría de los oyentes globales, que se sienten atraídos por una percepción de autenticidad musical en este género fusión que combina lo moderno con lo tradicional.
Relevancia sociopolítica
Para los tuareg, los orígenes del blues del desierto en la experiencia del exilio, la rebelión y la marginación son aún significativos en el contexto de constante tensión y agitación en el Sahel. El conflicto todavía define la vida de los tuareg en países como Mali, Níger y Burkina Faso, donde las luchas sectarias y las insurgencias extremistas son problemas endémicos.

Entre los miles de asistentes al Festivel Taragalte había cientos de extranjeros, principalmente de Europa. El Festival au Désert en Mali era el mayor evento anual de blues del desierto, y también atraía mucha participación internacional, pero fue suspendido en 2012 con el estallido de la guerra de Mali, que continúa hasta la actualidad. Foto de Rowan Glass.
Los conflictos locales se intensificaron tras la retirada militar francesa del Sahel, la presencia de mercenarios rusos del grupo Wagner en la región y los reiterados golpes de Estado. Además de estos factores sociopolíticos, el cambio climático y la desertificación del Sahel contribuyen a la desestabilización de la región.
Para las comunidades tuareg atrapadas en medio de estos conflictos, los temas y las letras del blues del desierto son atemporales.
Aún así, algunos músicos del género encuentran motivos para ser optimistas y eligen enfatizar que su música no solo es sobre aspectos trágicos de la historia tuareg. El blues del desierto habla de sus historias en el exilio y la nostalgia por la libertad perdida, y también trata de su amor por el desierto, el valor de preservar la cultura e identidad y sus deseos de paz.

A pesar de las perspectivas inciertas para las comunidades tuareg en el Sahara y en el Sahel, los músicos del blues del desierto además cantan sobre el amor por el desierto, el valor de preservar su cultura e identidad y sus deseos de paz. Foto de Rowan Glass.
Las perspectivas de paz y estabilidad en los territorios tuareg del Sahara y del Sahel continúan inciertas. Por el momento, la situación de violencia endémica muestra pocos signos de disminución, y a pesar de décadas de repetidas rebeliones, los tuareg no se acercaron a ser independientes en ninguna de las naciones-estado africanas que habitan.
Sin embargo, algo sigue siendo claro entre los llamados “hombres azules del Sahara”: el sonido fuerte de la rebelión tuareg seguirá resonando en el desierto y más allá.
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