Terremoto en Turquía: Un año después, promesas vacías, vidas destrozadas

Imagen de Arzu Geybullayeva

El 6 de febrero se cumplió un año del mortal terremoto, descrito como el “desastre del siglo”, azotó la región sur de Turquía. A las 04:17 horas, tiempo local, un terremoto de magnitud 7,8 sacudió la provincia turca de Gaziantep. Horas más tarde, la provincia turca de Kahramanmaras fue sacudida por un terremoto de magnitud 7,5. En total, unas once provincias fueron afectadas. Las autoridades emitieron una alerta de nivel 4, el nivel más alto de alerta utilizado para emergencias y muy serios peligros, y pidieron asistencia internacional.

Oficialmente, el terremoto acabó abruptamente con la vida de unos 50 000 residentes, hirió a más de 100 000 y trastornó las vidas de cientos de miles que a más de un año de la tragedia continúan viviendo en ciudades de contenedores y tiendas de campaña. Un total de 37 000 edificios quedaron oficialmente destruidos en todas las provincias. Un informe evaluativo emitido en marzo de 2023 indicó que, si bien 18 000 edificaciones fueron identificadas con necesidad de reconstrucción inmediata y total, otras 650 000 fueron identificadas como arruinadas. El terremoto también le costó a la economía del país más de 10 000 millones de dólares y dejó a más de 650 000 personas desempleadas. En ese momento, el presidente Recep Tayyip Erdoğan prometió que la gente volvería a la normalidad en un plazo de un año y que las autoridades darían viviendas una vez terminadas. El presidente prometió 319 000 nuevas viviendas para febrero de 2024 y un total de 680 000 para 2025. Pero, según el Ministerio de Ambiente y Urbanización, hasta ahora solo se han finalizado 46 000 viviendas,  y muchos sobrevivientes del terremoto en refugios temporales, contenedores y tiendas de campaña.

Promesas incumplidas

Tras el terremoto, las autoridades prometieron responder rápidamente y reconstruir la destrucción causada. Faltaban apenas unos meses para las elecciones generales, por lo que estas promesas fueron las que obtuvieron apoyo entre los más afectados para votar por el gobernante Partido Justicia y Desarrollo (AKP), así como por el presidente actual.

Numerosos informes sobre la incapacidad del Gobierno para evitar la magnitud de los daños quedaron en el olvido, aunque fue el propio Gobierno el que aprobó 19 leyes de amnistía de zonificación desde 1948, que otorgaba indultos (mediante un pago) a constructores que no cumplieron con los estándares de seguridad. Después del terremoto, muchas de las zonas de reunión registradas para tiendas de campaña y respuestas humanitarias desaparecieron con el auge de la construcción. A lo largo de los años, el AKP rechazó 58 peticiones de políticos opositores que pedían un comité de supervisión independiente para revisar la seguridad de los edificios. Las advertencias de los expertos de la Cámara de Ingenieros Geológicos sonaron vacías.

Según Human Rights Watch, aunque “en los últimos meses se han iniciado juicios contra promotores inmobiliarios, reguladores de edificios y personal técnico… ni un solo funcionario público, alcalde electo ni concejal de la ciudad ha sido juzgado todavía por su papel en la aprobación de numerosos proyectos de construcción que estaban muy por debajo de los estándares de construcción segura o por no tomar medidas para proteger a las personas que viven en edificios que se sabe tienen problemas estructurales en una región con un alto riesgo de actividad sísmica”.

Sin embargo, nada de esto cambió los resultados de la votación. Según un resumen de TurkeyRecap al el momento de las elecciones de 2023, «el desastre no produjo cambios dramáticos en las preferencias electorales».

Ahora, un año después, y un mes antes de las elecciones locales y municipales, el partido gobernante con el presidente a la cabeza está cumpliendo más promesas con la esperanza de asegurar votos en las próximas elecciones. En Hatay con motivo del aniversario del terremoto, el presidente Erdoğan prometió entregar 75 000 unidades de vivienda en el transcurso de los próximos dos meses en las provincias afectadas por el terremoto, y 200 000 unidades adicionales para finales de 2024.

Pero el presidente también transmitió otro mensaje preelectoral público: a menos que la gente de Hatay vote por los candidatos del AKP, los servicios continuarán retrasados. Hatay fue una de las provincias más afectadas durante el terremoto de febrero, donde la falta de operaciones de búsqueda y rescate fue duramente criticada por el público y los expertos por su falta de respuesta de emergencia adecuada, y por la desestimación de recomendaciones e informes de ingenieros y expertos en terremotos.

Sin embargo, la vivienda es solo uno de los muchos otros problemas que continúan enfrentando los lugareños. El sector agrícola pagó un alto precio después del terremoto: “el polvo tóxico, los suministros de agua afectados, las cosechas de baja calidad, las ventas reducidas por el desplazamiento masivo de la población” son solo algunos, según un informe de Turkey Recap. Y, a pesar de la considerable ayuda brindada a los agricultores en 2023, el efecto ambiental e impacto del terremoto persisten.

En enero de 2024, un informe de expertos sobre dos complejos residenciales en Kahramanmaras (Palmiye y Hamidiye) preparado por la Universidad Técnica de Konya, concluyó que fueron funcionarios públicos los principales culpables de los daños sufridos en los dos bloques residenciales. El informe concluyó que Hamidiye fue “aprobado por las autoridades pertinentes” e “implementado sin cuestionamientos”, a pesar de haber sido construido “en violación de los principios de ingeniería” sin cumplir “con las regulaciones y normas sobre terremotos de 1975 y 1998”. Del mismo modo, el informe de los expertos concluyó que hubo “negligencia deliberada de los funcionarios públicos” involucrados en la aprobación y construcción de los bloques residenciales Palmiye.

Queda por ver si se hará justicia y si los funcionarios rendirán cuentas. Mesut Hancer, que perdió a su hija de 15 años en el terremoto de la ciudad de Kahramanmaras, no cree que la justicia llegue algún día a su puerta. Según informes de expertos, el edificio en el que murió su hija “fue construido sobre un terreno inestable, con materiales de mala calidad y cemento que se podía desmenuzar en pedacitos a mano”. Pero la familia Hancer no presentó una demanda judicial, segura de que sus intentos resultarían inútiles.

No existe un archivo central de datos sobre el terremoto. Como tal, gran parte de los datos se recopilan a partir de informes de noticias, declaraciones oficiales y datos estadísticos. Esto hace que declaraciones como la de Murat Kurum, candidato del AKP de Estambul a las elecciones a la alcaldía, sean aún más confusas. En declaraciones por televisión, Kurum, que fue ministro de Ambiente del país entre 2018 y 2023, dijo que, en total, 130 000 personas murieron tras el terremoto del 6 de febrero. La cita fue tomada por los medios locales y los partidos de oposición, que criticaron al Estado por encubrir el número real de muertos. Kurum dijo después que la cifra no se refería al terremoto del 6 de febrero, sino al número total de muertes que el país ha experimentado en todos los terremotos que se han producido hasta el momento. Sin embargo, esto último no es cierto si se tienen en cuenta las estadísticas disponibles, según el periodista Murat Agirel. En una captura de pantalla de todas las muertes registradas en los terremotos pasados, Agirel tuiteó, “Según estos datos, excluyendo el terremoto del 6 de febrero, el número de vidas perdidas en los terremotos es de 77 852 personas”.

Un año después, ni el número oficial de muertos, ni los informes de los expertos, ni las promesas y las declaraciones van a devolver vidas perdidas, futuros rotos ni expectativas de volver a la normalidad.

Como un residente de Antakya, la capital de la provincia de Hatay, dijo en una entrevista con The Guardian: “No esperamos que Antakya se recupere hasta dentro de al menos otros cinco años”. E incluso entonces, aún está por verse la incertidumbre sobre cuánto tiempo le tomará a Turquía recuperarse del trauma del terremoto del siglo, si es que se recupera. Especialmente cuando los expertos en terremotos prevén temblores más fuertes que afectarán a ciudades como Estambul, ciudad considerada un salvavidas para gran parte del país.

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