La guerra de Israel contra los cuerpos de las palestinas

La prisionera palestina liberada Ruba Assi fue recibida como una heroína a su liberación tras el acuerdo de intercambio de prisioneros de noviembre. Captura de un video de medyascope english. Uso legítimo.

Este artículo es de Hala Al Zuheiri y se publicó originalmente en Raseef22 el 23 de enero de 2024. Global Voices reproduce una versión editada en virtud de un acuerdo de intercambio de contenidos.

“Me llevaron con mi hija a un cuarto de la casa y trajeron a una oficial con un perro policía. Ella nos ordenó desvestirnos por completo. Lo hicimos. Me hice la ciega, sorda y muda para que no golpearan a mi hijo”, cuenta Suhad Al-Khamour, de 49 años, a Raseef22 desde el campo de refugiados de Dheisheh, al sur de Belén.

A fines de noviembre, la casa de Suhad estaba rodeada por una multitud de agentes de la fuerza de ocupación israelí (IOF) fuertemente armados, que luego la asaltaron y destruyeron todo lo que había en su interior. Suhad, madre de tres varones y una niña, contó a Raseef22 que los soldados mantuvieron a su esposo e hijo en la sala de estar mientras a ella y a su hija las llevaron al dormitorio a punta de pistolas y seguidas por un perro guardián. Suhad y su hija fueron obligadas a desvestirse y volver a vestirse para abandonar la casa rápidamente. Salieron descalzas y tuvieron que esperar en el frío a que interrogaran a su esposo y a su hijo Mohammad, de 26 años, para concluir. Cuando salieron, la IOF se llevó a su hijo y lo liberó dos horas más tarde.

El 4 de diciembre, la IOF volvió a allanar la casa de Suhad para llevarse a Mohammad a la cárcel de Ofer, cerca de Ramala. No es la primera vez que las fuerzas de ocupación atacan violentamente su casa. Su hijo Ibrahim, de 20 años, está detenido en la cárcel de Nafha, donde cumple una sentencia de cinco años, y a su hijo Omar, de 14 años, lo mataron las fuerzas de ocupación de un tiro en la cabeza en 2023. Rona, de 24 años, es la única que sigue en casa con ella, aunque su salud mental se encuentra en franco deterioro.

Suhad es una de las cientos de mujeres que han sido arrestadas o cuyas familias han sido arrestadas en Cisjordania, Jerusalén y Gaza, y que han sido sometidas a diversas formas de humillación y violencia.

Según señalan el Club de Prisioneros Palestinos y la Comisión por Asuntos de los Detenidos, en 2023 tomaron a unas 300 prisioneras, de las cuales 184 fueron capturadas después del 7 de octubre de 2023.

Desde ese día, Israel ha escalado su campaña de arrestos ilegales y de ataques sobre los cuerpos de las mujeres mediante torturas, abusos, registros al desnudo y retiro forzado de velos, sumados a la inanición, la privación de necesidades básicas y el cautiverio en condiciones inhumanas.

Asimismo, los testimonios de las prisioneras de Gaza revelan el uso de las mismas herramientas de humillación. Las fuerzas de ocupación tomaron a numerosas civiles en rehenes, y aún se desconocen sus paraderos.

Reforzar la ocupación violando los cuerpos

Ruba Assi fue liberada el 28 de noviembre de 2023, en la quinta parte del acuerdo de intercambio de prisioneros entre Hamás e Israel. Assi habló con Raseef22 sobre su arresto luego del 7 de octubre. Fue considerablemente más violento y humillante que su primer arresto y detención en 2020, que se prolongó durante 21 meses.

Poco después del comienzo de la guerra contra Gaza, la IOF rompió la puerta de su casa en la ciudad de Beit Liqia, al oeste de Ramala, Cisjordania, y allanó la vivienda. La familia fue separada en distintas habitaciones, y Assi fue arrestada y no pudo despedirse de su familia ni ponerse un abrigo.

Las fuerzas de ocupación la ataron y le taparon los ojos antes de subirla a empujones a un vehículo militar. La oficial que le asignaron le gritaba agresivamente en hebrero a propósito para provocarla. También la amenazó con enviarla a Gaza para torturarla allí. Al llegar al campamento israelí, aún atada y con los ojos vendados, se le acercó un grupo de soldados a insultarla y burlarse de ella.

Posteriormente, la transfirieron al centro de detención Hasharon, donde dos guardias femeninas la registraron desnuda. “Si la prisionera se resiste [al registro], la golpean brutalmente”, explicó Assi. Finalmente, la dejaron en confinamiento solitario en la cárcel de Damon. Sobre esa experiencia, contó lo siguiente:

There was not enough food or water. We were deprived of bathing and subjected to violent oppression without any prior justification and at any time. We were deliberately neglected in terms of medical care, and existing health conditions were not taken into account. Even when we were preparing to be released after our names were included as part of the exchange deal, we were subjected to strip searches.

No había suficiente comida ni agua. No nos dejaban bañarnos y nos sometían a opresiones violentas en cualquier momento y sin justificación. Deliberadamente desatendieron nuestra salud, y no se tenían en cuenta las condiciones higiénicas del lugar. Incluso nos volvieron a someter a registros desnudas cuando nos preparaban para liberarnos tras haber incluido nuestros nombres en el acuerdo de intercambio.

Numerosos testimonios de las prisioneras liberadas hablan de torturas, abusos, palizas y amenazas, incluidas las amenazas de violación, y de haber sido usadas como rehenes para forzar a sus familiares a entregarse. La población civil palestina también sufre estas formas de tortura durante los allanamientos de sus casas, en los puestos de control israelíes y cuando visitan a sus familiares en detención.

Una política de larga data

Los registros al desnudo no son una herramienta de represión y humillación nueva para Israel, pero sí se han vuelto recientemente una parte integral de la violenta cruzada y el genocidio contra el pueblo palestino en Gaza.

Ismat Mansour, exprisionero y experto en asuntos israelíes, dijo a Raseef22, “En Gaza ves cómo desvisten a los hombres y los graban en videos para desnudar a la persona desde adentro e infundir un sentido de inferioridad e indefensión”. Mansour considera los registros al desnudo una herramienta de la ocupación usada para violar la privacidad y profanar el espacio palestino mientras menoscaban su humanidad. Es un método totalmente intencional.

La Asociación Addameer de Apoyo y Derechos Humanos de los Prisioneros también aseguró a Raseef22 que la estrategia de registros al desnudo no es nueva. Sin embargo, desde que comenzó la actual guerra contra Gaza, la violencia que acompaña las inspecciones físicas ha aumentado de forma abrumadora.

El personal de Addameer lo confirma: “Las prisioneras son sometidas a registros desnudas al momento de su arresto y en los centros de detención, y a veces las obligan a ponerse en cuclillas. Y con los varones también lo hacen, es una herramienta de control sobre el cuerpo de los detenidos para humillar y quebrantar su dignidad”. Los testimonios registrados a partir del 7 de octubre señalan que las prisioneras recibieron amenazas de violación y sufrieron abuso verbal.

Hassan Abed-Rabbo, portavoz de la Comisión de Asuntos de Detenidos, cree que “la principal intención es de socavar y dañar la dignidad nacional y humana, y enviar un mensaje a todas las palestinas de que cualquiera que ose resistir la ocupación verá su dignidad mancillada y su privacidad invadida”. También enfatizó: “Es una forma de ejercer poder sobre las mujeres y marginarlas de su rol en la lucha”.

¿Quién hará rendir cuentas a Israel por violar los cuerpos de las mujeres?

La doctora Dalal Iriqat, especialista en Derecho Internacional, explicó a Raseef22: “Cuando las violaciones a las prisioneras son sistemáticas y reiteradas, y las leyes que defienden los derechos de las personas detenidas se infringen constantemente, esta política se define como un crimen de guerra y de lesa humanidad, según las definiciones legales e internacionales”.

Iriqat subraya que el método de registro al desnudo viola el Derecho Internacional y la Cuarta Convención de Ginebra, e insiste en que tales violaciones no se limitan a este método, sino que también incluyen privar a las prisioneras de sus derechos básicos, como la alimentación y un entorno saludable. “Las autoridades israelíes aprovecharon que las organizaciones de derechos humanos estaban enfocadas en los crímenes de guerra en Gaza para profundizar los abusos y torturas hacia las prisioneras”, agregó Iriqat.

El Monitor Euromediterráneo de Derechos Humanos ha pedido a la comunidad internacional que presione a Israel para que revele el destino de las mujeres de Gaza que han sido arrestadas y cuyo paradero se desconoce. Cerca de 3000 palestinos detenidos en Gaza están desaparecidos, incluidos menores de edad. El Monitor de Derechos Humanos asevera que el Ejército israelí sigue arrestando a decenas de mujeres y niñas, y a todas las somete a condiciones de detención humillantes, registros al desnudo, retiro forzado de hiyabs y amenazas de violación.

El Club de Prisioneros Palestinos y la Comisión por los Detenidos declaran que la intensidad de los crímenes contra las mujeres es uno de los aspectos más notorios y peligrosos en esta etapa de la guerra, y es la continuación de una larga historia de ataques israelíes contra las palestinas. ¿Será esta guerra contra Gaza mucho más cruda que cualquiera de las ofensivas anteriores en la historia de la ocupación?

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