Bosques y parques de República Democrática del Congo y Burundi sufren por infertilidad de la tierra

Espacios desbrozados de la reserva natural de Monge, Foto de Arthur Bizimana, usada con autorización

Este artículo es de Arthur Bizimana y Hervé Mukulu, y se publicó originalmente en Ibihe y se reproduce en Global Voices en virtud de un acuerdo para compartir contenido. El artículo original se publicó con apoyo de Rainforest Journalism Fund en asociación con Pulitzer Center.

En República Democrática del Congo y Burundi, la falta de tierras fértiles explotables obliga a la población a acaparar espacios forestales para crear campos fértiles. Esta depredación de la fauna cuestiona los límites de parques y bosques.

Burundi

Hierbas bajo el fuego de árboles cortados inclinados sobre viejos troncos de árboles en la reserva natural forestal de Monge, ese es el paisaje que ofrecen los alrededores de la colina Kayombe, ubicada en la comuna Bugarama, en la provincia de Rumonge al sudeste de Burundi. La selva cede progresivamente al lugar a los campos agrícolas. Los agricultores cultivan más allá del río Mahuba que delimita la reserva natural forestal de Monge, y destruye toda la vegetación a su paso.

Cyprien Niyongabo, responsable de la reserva natural de Monge explica:

A la création de la réserve naturelle forestière de Monge en 1989, sa superficie s’élevait à 5000 hectares et abritait 47 ménages autochtones. Mais sa superficie a diminué au fil des années et se retrouve à 3200 hectares. Environ 2000 hectares sont partis en fumée.

Cuando se creó la reserva natural del bosque de Monge en 1989, abarcaba 5000 hectáreas y ahí vivían 47 familias indígenas. Con el paso de los años, la superficie se ha reducido a 3200 hectáreas. Unas 2000 hectáreas se han esfumado.

Las poblaciones autóctonas han acaparado tierras de la reserva natural de Monge y las han vendido a los habitantes de Mugamba (al sur de Burundi), que migraron hacia la reserva en búsqueda de tierras fértiles y de pastores para su ganado. El guardabosques Bizoza Léonidas se lamenta:

La présence des ménages à l’intérieur de la forêt constitue donc une menace pour Monge.

La presencia de hogares en el bosque es, por tanto, una amenaza para Monge.

Al igual que el paisaje protegido de Mukungu-Rukambasi, que se degrada, se degrada Monge. El profesor André Nduwimana, que  enseña en la universidad de Burundi, explica:

Il y a quelques années Mukungu-Rukambasi était dense, mais c’est un désert à l’heure actuelle. Les agriculteurs l’ont exploitée une seule fois, détruisant toute végétation au passage arguant que la forêt est fertile. La terre, autrefois fertile, s’est muée en terre stérile. Rien n’y pousse.

Hace unos años, Mukungu-Rukambasi era denso, pero ahora es un desierto. Los agricultores lo explotaron una sola vez, destruyeron toda la vegetación en el proceso, con el argumento de que el bosque es fértil. La tierra, antes fértil, se ha vuelto estéril. Nada crece ahí.

Algunos agricultores ocupan esta reserva natural con la complicidad de guardabosques, a quienes dan botellas de vino para tener libre acceso a los espacios en la selva.

Berchmans Hatungimana, director de la Oficina Burundesa para la Protección dek Ambiente (OBPE), reconoce:

Les écogardes sont parfois complices de l’attribution des terres dans les forêts. Dans la mesure où ils sont attrapés, ils sont révoqués de leurs fonctions et ensuite traduits en justice.

Los ecoguardias son a veces cómplices en la asignación de terrenos forestales. Si se les descubre, se les despide de sus puestos y luego los llevan ante la justicia.

En 2020, algunos agentes de la OBPE culpables de haber distribuido tierras cultivables al parque fueron sancionados.

Situación en República Democrática del Congo

En República Democrática del Congo, al oeste de Burundi, los límites del parque nacional de Virunga, el parque más antiguo de África, cuya superficie llega a a 772 700 hectáreas, están en constante retroceso por personas que degradan el bosque. La actividad agrícola en el lugar se hace principalmente con métodos arcaicos, producción insuficiente para atender las necesidades de la población.

Según un estudio del Centro para Investigación Forestal Internacional (CIFOR) para aumentar la producción agrícola, las explotaciones deben usar más tierras, lo que supone más presión sobre los recursos naturales, al punto de provocar una pérdida de cerca del 8% del bosque natural en 2013.

A diferencia de Burundi, las prácticas ilegales de cultivo en parques en República Democrática del Congo se castigan severamente. Los campos son destruidos y a los agricultores los detienen. Nzilamba Mukwahabiri Tridon, jefe del servicio de agricultura, pesca y ganadería en la comuna de Kyondo a Beni, en la provincia de Nord-Kivu al este de República Democrática del Congo, explica:

Lorsque les champs deviennent nombreux, ils sont remarqués facilement par les garde-forestiers. En guise de punition, les gardes-forestiers détruisent leurs récoltes. Souvent ils attendent presque la maturation des cultures plantés illégalement dans le parc  comme le riz, le manioc, …et  viennent tout raser et arrêtent les fautifs.

Cuando los campos son numerosos, los guardas forestales los detectan fácilmente. Como castigo, los guardas destruyen los cultivos. Suelen esperar a que maduren los cultivos plantados ilegalmente en el parque, como el arroz y la mandioca, para arrasarlo todo y detener a los culpables.

Toda actividad ilegal en el parque se considera delito ambiental. Bienvenue Bwende, trabajado del parque nacional de Virungam recuerda:

Le Virunga est un espace inviolable, c’est une aire protégée. Quiconque la viole, il faut qu'il sache qu'il y a des conséquences.

Virunga es un espacio inviolable, una zona protegida. Quien lo viole debe saber que habrá consecuencias.

Pauperización rural

Las casas rurales de la región enfrentan una crisis del tamaño de las explotaciones, pues las superficies disminuyen con los años. En 2016, el tamaño promedio de una explotación agrícola de un casa con seis hijos llega apenas a media hectárea en Burundi. El cambio climático, junto a la escasez e infertilidad de tierras empujan a los agricultores, en Burundi y República Democrática del Congo, a pasar los límites de los parques en busca de tierras cultivables aún fértiles en Burundi. En consecuencia, los animales salvajes destruyen sus cultivos. Hasabamagara, agricultor cercano al parque nacional de Ruvubu, al este de Burundi, se lamenta:

Les animaux viennent ravager nos cultures qui se trouvent aux alentours du parc. Les fonctionnaires du parc viennent juste noté les dégâts et s’en vont. Personne n’est dédommagé. Par contre, s’ils attrapent les chasseurs dans le parc de la Ruvubu, ils purgent leur peine.

Los animales vienen y arrasan nuestros cultivos alrededor del parque. Los funcionarios del parque solo vienen a registrar los daños y se van. No se indemniza a nadie. En cambio, si atrapan a los cazadores en el parque de Ruvubu, cumplen su condena.

El código forestal de Burundi de 2016 prevé una zona de un kilómetro entre les límites de los parques y los campos privados. Sin embargo, muchos agricultores cultivan hasta los límites del parque, o al anterior del parque.

En las costas del parque nacional de Virunga, en Nord-Kivu, en República Democrática del Congo, también hay preocupación por el conflicto entre humanos y animales. Al sur del parque, aldeas que existían antes de la creación de la reserva natural no dejan de crecer. En el norte, las aldeas ya no son campos fértiles y se apropian de terrenos fértiles en el parque.

Cada año, Burundi tiene incendios forestales. Alrededor del parque de la Ruvubu, los agricultores queman hierbas que han desbrozado en los campos y usan la ceniza para favorecer el crecimiento de frejoles y maíz. En algunos casos, el fuego puede duplicar su intensidad y encender colinas y parques. La agricultora Surwanone revela:

Nous pouvons brûler les herbes la journée lorsque le soleil brille encore. Si on rentre sans toutefois avoir bien vérifié que le feu s’est éteint, il peut augmenter et s’étendre sur d’autres lieux. Ainsi, le feu de brousse voit le jour.

Podemos quemar las hierbas durante el día, cuando aún brilla el sol. Si volvemos a casa sin comprobar que el fuego se ha apagado, puede aumentar y propagarse a otros lugares. Así empieza un incendio forestal.

Según Global Forest Watch, la pérdida de cobertura forestal ha evolucionado subido y bajado en los últimos diez años. En Burundi, pasó de cinco hectáreas en 2012 a 28 hectáreas en 2016 antes de oscilar alrededor de las cinco 5 hectáreas en 2022. Por su parte, en República Democrática del Congo, la pérdida de cobertura forestal ha aumentado en diez años, pasó de 212 000 hectáreas en 2012 a 500 000 hectáreas en 2016, osciló alrededor de 513 000 hectáreas en 2022. Esa destrucción de hábitat son algunos de los factores de la desaparición y diminución de animales salvajes.

Según el investigador Benoît Nzigidahera, en Burundi ya tienen desaparecidas registradas más de diez especies animales desaparecidas desde fines de la década de 1950. En 1958, Curry Lindahl, zoólogo y autor sueco cuyas investigaciones se centran en la dinámica de poblaciones de vertebrados en las regiones tropicales de África, mencionaba, por ejemplo, la presencia de 200 elefantes en la planicie de Rusizi. Actualmente,  no hay ningún elefante. El último fue exterminado en diciembre de 2002 en el parque de Rusizi.

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