Ensayo fotográfico: Comunidades lidian con secuelas del terremoto en Marruecos

Mujeres bereberes llevan calentadores distribuidos por la Asociación Marroquí de Biodiversidad y Medios de Vida (MBLA) al campamento, donde el calor hará que las frías noches de montaña sean más tolerables. Foto de Rowan Glass, 2023, usada con autorización.

Todas las imágenes en este ensayo fotográfico son cortesía de Rowan Glass, 2023, y se utilizan con autorización.

En la región de Marrakech-Safi, en el centro-sur de Marruecos, donde un catastrófico terremoto golpeó el 8 de septiembre de 2023, miles de personas en las fuertemente afectadas montañas del Alto Atlas siguen vulnerables y sin hogar mientras reconstruyen sus vidas en medio de las ruinas.

El terremoto, el más fuerte registrado en Marruecos y uno de los más fuertes de África en el siglo XXI, tuvo su epicentro a 73,4 kilómetros (46 millas) al suroeste de Marrakech, cobró casi 3000 vidas y dejó a varios miles de personas heridas. Las víctimas y los daños de infraestructura fueron más altos en los pueblos bereberes del Alto Atlas, donde las técnicas tradicionales de construcción de ladrillos de barro causaron que los edificios se desintegraran sobre sus habitantes, con resultados mortales.

El desastroso terremoto desató una rápida reacción internacional, Gobiernos, ONG y organizaciones benéficas se movilizaron para emprender operativos de rescate y dar ayuda a los sobrevivientes. Una de estas organizaciones es la Asociación Marroquí de Biodiversidad y Medios de Vida (MBLA), ONG con sede en Marrakech que trabaja en iniciativas de sostenibilidad biocultural.

En octubre de 2023, pasé un día con miembros de la MBLA para documentar sus actividades de ayuda en varios pueblos bereberes del Alto Atlas. Estas fotos dan testimonio de las difíciles condiciones que aún enfrentan los sobrevivientes del terremoto y la importancia de las misiones de ayuda que han dado organizaciones como la MBLA.

Chispas de esperanza

Abdellah Aghraz, cofundador y director regional de MBLA, supervisa una carpa de suministros en el pueblo de Awrigh.

Cuando ocurrió el terremoto, la MBLA suspendió todos sus proyectos para coordinar las iniciativas de ayuda, gracias a su larga asociación con las comunidades del Alto Atlas. A medida que el interés internacional se desvaneció rápidamente, también los fondos de ayuda que se recibieron luego del terremoto, los miembros del grupo se encontraron con la ardua tarea de reconstruir estas comunidades con recursos limitados y con el duro invierno alpino que se acercaba.

En la mañana del 25 de octubre de 2023, Abdellah Aghraz y Soufiane M'sou, dos técnicos de campo de la MBLA, salieron de su sede en Marrakech en una misión de ayuda de rutina hacia varios pueblos afectados por el terremoto en el Alto Atlas, varias horas cuesta arriba desde la tercera ciudad más grande de Marruecos. La misión del día era distribuir varios cientos de calentadores a los habitantes sin hogar de los pueblos de Anammer y Warti, que el terremoto dejó inhabitables.

Los vecinos del pueblo de Imgdal cargan calentadores en una furgoneta de suministros, para distribuir en las comunidades de carpas más arriba en la montaña.

Los técnicos también planeaban construir dos baños para los aldeanos, ya que en las comunidades de carpas a menudo hay pocos servicios compartidos entre docenas de familias. Desafortunadamente, el socio distribuidor no pudo entregar los materiales de construcción, una consecuencia de las dificultades logísticas que han obstaculizado mucho los esfuerzos de ayuda.

En el Alto Atlas, el marrón de los pueblos se fusiona con los tonos terrosos del paisaje árido y montañoso en el que se asientan precariamente las comunidades más afectadas. Es fácil decir dónde golpeó más fuerte el terremoto porque en esos lugares, las antiguas viviendas se han reducido a montones de escombros visibles desde la distancia. Estos pueblos ahora están abandonados, ya que sus habitantes se han mudado a tierras más limpias cerca de las carreteras por las que se entrega la ayuda esencial.

Uno de los pueblos afectados por el terremoto, ahora en su mayoría abandonado.

Mientras la furgoneta subía por la ladera de la montaña, cada curva del camino revelaba nuevas vistas de pueblos desolados, uno tras otro. Fuera de los pueblos, las características carpas blancas y azules de las comunidades brillan bajo el sol marroquí en el paisaje marrón. Ocasionalmente, Abdellah se detenía a hablar con lugareños que pasaban montados en mulas cargadas con sacos de suministros, a menudo el único medio de acceso a estas comunidades remotas inaccesibles por carretera.

A medida que los voluntarios se acercaban al camino de grava que conducía al grupo de carpas de los habitantes de Anammer, decenas de lugareños curiosos se acercaron al vehículo. Para muchas comunidades como esta, la llegada de un vehículo de ayuda, una o dos veces por semana, es un respiro de la monotonía diaria que siguió a la repentina interrupción de sus vidas. Los hombres se acercaron para saludar a Abdellah y a Soufiane, mientras las mujeres mantenían su distancia y los niños observaban con curiosidad.

Los aldeanos se apresuran a ayudar a descargar los calefactores que darán el calor que tanto necesitan sus familias en las frías noches de invierno en las montañas.

Para Abdellah y Soufiane, esta es una de las muchas visitas de rutina a comunidades como Anammer. En esta oportunidad, distribuyeron varios cientos de calentadores para combatir el frío de las noches de montaña que azota las carpas sin aislar que albergan a familias enteras. En otras ocasiones, repartieron alimentos, suministros médicos, ropa, zapatos, ropa de cama y construyeron baños portátiles y alguna otra infraestructura crítica.

Semillas de resiliencia

Abdellah instruye a los hombres de Anammer en el uso de los calentadores de gas.

Discutir la estrategia con las partes interesadas de la comunidad es tan crítico para los esfuerzos de ayuda como distribuir recursos y construir infraestructura. Para eso, llevan a cabo trabajos de ayuda en colaboración con líderes comunitarios locales, como jefes tribales bereberes o los líderes de las redes familiares extendidas que representan la vida de los pueblos del Alto Atlas. Según MBLA, este tipo de colaboración comunitaria, resultado de relaciones construidas durante más de diez años de trabajo con estas comunidades a través de otros proyectos, es un aspecto esencial del trabajo de ayuda.

Un campamento de tiendas de campaña a las afueras del pueblo de Anammer, en el Alto Atlas, donde los sobrevivientes del catastrófico terremoto de Marruecos deben pasar el duro invierno alpino con recursos limitados.

A medida que los constantes esfuerzos de ayuda han mejorado las necesidades básicas de las comunidades afectadas, MBLA y otras organizaciones han cambiado a estrategias a largo plazo centradas en la reconstrucción integral de las comunidades del Alto Atlas cuyos medios de vida quedaron severamente afectados por el terremoto.

Miles de personas que se quedaron sin hogar a causa del terremoto siguen viviendo en comunidades de tiendas de campaña como éstas a la espera de que finalicen las labores de reconstrucción, que pueden tardar meses o años.

En noviembre, MBLA comenzó a implementar proyectos de distribución de semillas en la región de Imgdal, apoyando al sector agrícola y permitiendo que los agricultores locales recuperen las existencias de semillas perdidas durante el terremoto. Este trabajo allanará el camino para que las comunidades afectadas vuelvan a la autosuficiencia sostenible que las caracterizaba antes de la tragedia.

Aunque enfrentaban circunstancias muy difíciles, los aldeanos demostraron la generosidad y hospitalidad por las que son famosos los marroquíes, compartieron el almuerzo y el té con sus visitantes.

A pesar de los esfuerzos de organizaciones como MBLA, a los sobrevivientes del terremoto del Alto Atlas les queda por recorrer un largo camino de recuperación.

Inicia la conversación

Autores, por favor Conectarse »

Guías

  • Por favor, trata a los demás con respeto. No se aprobarán los comentarios que contengan ofensas, groserías y ataque personales.