
Sesión de la Asamblea Nacional de Pakistán. 1 de marzo de 2024. Imagen de Ramna Saeed. Utilizada con autorización.
Las elecciones generales de 2024 han sumido a Pakistán en la confusión política. En medio de protestas por presunto fraude, los resultados oficiales sorprendieron a muchos. Aunque los candidatos independientes leales al Pakistan Tehreek-e-Insaf (PTI), del ex primer ministro encarcelado Imran Khan, obtuvieron el mayor número de escaños (93 de 253), no lograron la mayoría.
La Liga Musulmana de Pakistán (Nawaz) y el Partido Popular de Pakistaní (PPP), junto con varios candidatos independientes, han formado un gobierno de coalición a pesar de haber obtenido menos escaños que los candidatos respaldados por el PTI. El PTI ha optado por liderar la oposición, ha formado una alianza con Sunni Ittehad Council, alianza política de distintos partidos islámicos de Pakistán.
En diciembre de 2023, un mes y medio antes de las elecciones, la Comisión Electoral de Pakistán revocó el símbolo electoral del PTI, lo que obligó a sus candidatos a presentarse como independientes. Actualmente, la alianza respaldada por el PTI tiene con más de cien escaños en la Asamblea Nacional, el bloque más numeroso. La PML-N ocupa el segundo lugar, con 75 escaños y el PPP el tercero, con 54. Una alianza política necesita 134 escaños para formar gobierno.
Los representantes recién elegidos juraron sus cargos el 28 de febrero de 2024 y el puesto de primer ministro se decidió el 3 de marzo. Los simpatizantes del partido PTI protestaron por la formación del nuevo gobierno de coalición PPP-PML-N, corearon «ladrón de votos» mientras los miembros juraban sus cargos. Las próximas elecciones a primer ministro se prevén reñidas entre Shehbaz Sharif del partido PML-N y Omar Ayub del partido PTI.
Manipulación generalizada
Las elecciones del 8 de febrero de 2024 serán consideradas como unas de las menos creíbles de la historia reciente de Pakistán por las acusaciones de «manipulación de votos», bloqueos de internet y retraso de los resultados. Esto dio lugar a protestas de partidos étnicos, como el Partido Nacional de Beluchistán (BNP), el Partido Democrático Hazara y el Partido Nacional, que provocaron el bloqueo de carreteras, que en algunos casos duró dos semanas. Los simpatizantes del PTI protestaron en todo el país contra el «fraude», mientras la Policía pakistaní amenazaba con medidas enérgicas.
La Comisión Electoral de Pakistán (CEP) recibió duras críticas por su imparcialidad y por no garantizar «elecciones libres y justas». En febrero de 2023, Liaqat Ali Chatta, comisario de la administración del distrito de Rawalpindi, en la provincia del Punjab, denunció en una rueda de prensa que había recibido presiones para manipular los resultados de 13 candidatos. Además, acusó al comisario jefe electoral y al presidente del Tribunal Supremo de estar implicados en el acto, lo que refutaron por no estar fundamentado. Esta confesión apuntaló la creencia generalizada de que se trataba de unas «elecciones decididas de antemano», y dio al PTI más motivos para protestar. Chatta se retractó luego de estas afirmaciones, lo que aumentó la polémica y el caos.
Negociaciones de la coalición
El 20 de febrero de 2024, el PPP y la PML-NA llegaron a un acuerdo para formar un gobierno de coalición. Mian Muhammad Shehbaz Sharif, de la PML-N, que fue primer ministro entre abril de 2022 y agosto de 2023, fue propuesto de nuevo para el cargo. El PPP ha propuesto al expresidente Asif Ali Zardari, que ocupo el cargo entre 2008 y 2013, para el puesto presidencial.
Antes de las elecciones, la PML-N esperaba que el líder del partido, Nawaz Sharif, recuperara el puesto de primer ministro. Sin embargo, los resultados electorales los obligaron llegar a un compromiso dentro de la coalición. El PPP, como segundo partido con 54 escaños, tiene un poder significativo en estas negociaciones. El PPP y la PML-N comparten una historia de oposición a Imran Khan y su partido, el PTI. Este interés compartido constituyó la base de la alianza Movimiento Democrático de Pakistán (PDM) constituida en septiembre de 2020, junto con otros partidos religiosos, como Jamiat Ulema-e-Islam (F). Este nuevo gobierno de coalición puede considerarse una prolongación de esa alianza.
La última ronda de inestabilidad política en Pakistán se remonta a abril de 2022, cuando Imran Khan fue destituido como primer ministro mediante una moción de censura. Su posterior detención en mayo de 2022 por acusaciones de corrupción desencadenó protestas y disturbios generalizados. Ante el incesante acoso judicial, Khan fue detenido de nuevo el 5 de agosto de 2021 por cargos de corrupción y condenado a tres años de prisión. Pakistán quedó bajo la administración de un gobierno provisional establecido tras la disolución de su Parlamento el 9 de agosto de 2023. La prolongada duración de este gobierno provisional ha añadido inestabilidad al país.

Furgonetas de los medios esperan ante la Asamblea Nacional de Pakistán. Imagen de Ramna Saeed. Utilizada con autorización.
¿Qué le espera a Pakistán?
Las elecciones generales de 2024, previstas para enfrentar la inestabilidad política y económica de Pakistán, han creado en cambio más incertidumbre. El frágil gobierno de coalición, formado por el PPP, la PML-N y candidatos independientes, enfrenta dificultades por los complicados acuerdos de reparto del poder. La fuerte influencia del PPP podría llevarlo a amenazar con retirar su apoyo en caso de desacuerdo, lo que provocaría más inestabilidad y crisis.
Esta agitación política postelectoral repercute directamente en la economía, que ya atraviesa dificultades. Pakistán se acerca al final de su acuerdo de rescate con el FMI por valor de 3000 millones de dólares y debe cumplir los objetivos fijados por el Fondo Monetario Internacional (FMI) para encauzar la economía en la dirección correcta. Para complicar aún más la situación, el ex primer ministro Khan envió una carta al FMI en la que propone que cualquier ayuda financiera esté condicionada a una auditoría de las elecciones generales de 2024. Esta medida ha desatado una gran polémica y críticas, ya que podría obstaculizar futuras iniciativas de rescate. Esto podría llevar a Pakistán a incumplir sus obligaciones financieras, en particular el pago de la deuda.
La oposición, en particular el PTI, ha utilizado eficazmente las redes sociales para movilizar a sus votantes y simpatizantes en las campañas electorales de 2024. El PTI, que a menudo no puede celebrar grandes reuniones presenciales, organizó «juntas virtuales» (reuniones masivas) en línea para mantener el compromiso de los votantes. Además, el líder del partido, Khan, utilizó tecnología de inteligencia artificial (IA) para pronunciar su discurso desde la cárcel y dinamizar a sus seguidores. Incluso fuera del poder, el PTI siguió movilizando al público, lo sacó a la calle y organizó protestas. Este apoyo público hacia Khan es un arma para el PTI, que supone una importante amenaza para la futura coalición gobernante.
Las elecciones generales de 2024 plantean dos cuestiones claves: en primer lugar, ¿qué partido gobernará el país después? En segundo lugar, ¿acabará la agitación política reinante? Aunque los anuncios de acuerdos de coalición han aclarado la primera pregunta, la segunda sigue sin resolverse. Los pakistaníes tienen que sentarse a observar cómo se desarrolla la situación política.