
Imagen de Arzu Geybullayeva
En febrero de 2024, resurgió en las redes sociales de Azerbaiyán el video de una estudiante de secundaria acosada sin piedad por una excompañera de clase. Eso sirvió como recordatorio de que el acoso escolar sigue siendo un problema que el Estado, que dice que no es el único que debe resolver el problema, ha hecho poco para enfrentar. En una reciente entrevista con la prensa, la presidenta del Comité Estatal de Asuntos de Familia, Mujer y Niño, Bahar Marudova, dijo que «lo que sucedió no se debió a la falta de trabajo [preventivo]» sino que, «mientras existan personas y sociedad, el acoso seguirá siendo un problema».
Los expertos discrepan. No es tanto la sociedad en su conjunto, en la raíz del problema está cómo la violencia se normaliza y se ignora en sociedades tradicionales, como Azerbaiyán. También hay otros factores. Según el sociólogo y expsicólogo escolar Umay Akhundzade, la falta de confianza entre padres e hijos, la falta de atención de los maestros, la falta de cooperación de los padres y, en general, la falta de mecanismos implementados a nivel escolar para enfrentar el acoso, contribuyen a que el acoso escolar siga siendo un problema.
En 2019, la historia de Elina Hajiyeva, adolescente que se suicidó (saltó desde el edificio de su escuela) conmocionó a todo Azerbaiyán. También, desencadenó una campaña de redes sociales contra el acoso escolar en un país donde el tema rara vez se discute. A pesar de las numerosas quejas de Hajiyeva al director de la escuela, no se tomó ninguna medida. El castigo que finalmente se le impuso al director de la escuela también pareció insuficiente.
Según la investigadora Lala Mahmudova, que en 2019 escribió un artículo sobre el acoso en las escuelas azerbaiyanas, en los casos en los que no hay documentación oficial de casos de acoso, la falta de respuesta de la administración escolar no es sorprendente:
In Azerbaijan, one of the countries where homophobia is most prevalent, it is very common among students to insult each other with homophobic epithets and obscenities.
Due to the scarcity of statistical data on Azerbaijan, it is not possible to study the extent to which conditions which contradict the principles of social justice, such as bullying, homophobia, sexism, and hate speech, are prevalent in schools today.
Azerbaiyán, uno de los países donde predomina la homofobia, es muy común que los estudiantes se insulten con calificativos y obscenidades homofóbicas.
Por la falta de datos estadísticos sobre Azerbaiyán, no es posible estudiar hasta qué punto las condiciones que contradicen los principios de la justicia social, como el acoso, la homofobia, el sexismo y la incitación al odio, prevalecen en las escuelas de hoy.
Según el Programa para la Evaluación Internacional de Alumnos (PISA) en 2019 un informe publicado por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), en Bakú (Azerbaiyán), el 36% de los estudiantes denunciaron haber sido acosados al menos dos veces al mes, en comparación con el 23% en promedio en los países de la OCDE.
Los datos más recientes publicados por PISA señalaron que «Azerbaiyán tuvo uno de los menores cambios entre PISA 2018 y PISA 2022 en el porcentaje de estudiantes, que denunciaron que otros estudiantes se burlaban de ellos al menos dos veces al mes. (-10,9 puntos porcentuales, lugar 50/52, 2022)». De los 7912 estudiantes que respondieron a la encuesta de 2022, «alrededor del 21% de las niñas y el 21% de los niños denunciaron haber sido víctimas de actos de acoso al menos dos veces».
Medidas estatales
Azerbaiyán no tiene ninguna ley contra el acoso. En el momento del suicidio de Elina Hajiyeva, se atendieron las recomendaciones para elaborar un proyecto de ley. En cambio, algunas escuelas comenzaron a quitar las manijas de las ventanas e instalar barras de metal para evitar que sus estudiantes hicieran intentos similares.
Mientras tanto, el Ministerio de Educación publicó un video promocional sobre el acoso escolar que alentaba a estudiantes, padres y maestros a hablar. El video recibió respuestas mixtas. Según un informe de Jam-News, algunos usuarios aplaudieron al ministerio por la iniciativa, mientras que otros lo acusaron de eludir su responsabilidad.
En febrero de 2023, el Ministerio presentó un proyecto piloto. «Normas de comportamiento de los estudiantes en las instituciones educativas generales», en 300 escuelas. El objetivo del proyecto era garantizar «la seguridad física, la seguridad psicológica [y] un entorno de aprendizaje favorable», incluida la prevención del acoso. La escuela donde ocurrió el acto de acoso más reciente fue una de las escuelas que participaron.
Sin embargo, una cosa es aprobar un documento y otra garantizar que las medidas se apliquen. La experta en educación Elshan Gafarov cree que las escuelas deben adoptar reglamentos internos. En una entrevista con Abzas Media, Gafarov dijo que estas regulaciones deben definir las actitudes y el comportamiento de maestros, estudiantes y padres hacia la escuela y la educación, y debe ser obligatorio que los padres, junto con sus hijos, se comprometan a cumplirlas. «Quienes cumplan con estas reglas y procedimientos pueden ser premiados, mientras que quienes los incumplan deben ser castigados», agregó Gafarov.
Hay una escena en un video del Ministerio de Educación en la que el maestro habla con el acosador en presencia del estudiante víctima del acoso, pero algunos educadores dicen que este enfoque no es del todo efectivo: «si un niño se ha convertido en víctima de acoso, no tiene sentido que las conversaciones entre los profesores y los acosadores se refieran a las normas morales y éticas», dijo el subdirector de una escuela privada de Bakú en una entrevista con OC Media. Mientras las escuelas no implementen reglas y regulaciones internas sobre el acoso, este tipo de conversaciones profilácticas tienen poco impacto. Las escuelas no solo deben exigir el fin inmediato de la violencia física, verbal y no verbal, sino que el abusador debe enfrentar las consecuencias, incluida una investigación exhaustiva, durante la cual se suspende al acosador. Si el comportamiento persiste, la expulsión de la escuela debe ser el siguiente paso.
Sin embargo, esta medida no se tomó en la escuela donde ocurrió el acto de acoso en enero. Según Meydan TV, la estudiante acosadora permaneció en la escuela y los padres dicen que esta no fue la primera vez que la estudiante intimidó a alguien en la escuela o usó lenguaje grosero para atacar a otros. Los padres de la niña fueron advertidos varias veces; sin embargo, no se tomaron más medidas contra su hija.
Según Meydan TV, lo único que se ha hecho es que la administración de la escuela conversó con la acosadora y su familia. La directora llegó a calificar su comportamiento como una simple broma, a pesar de que el Ministerio del Interior, dijo que estaba investigando el caso, dado que el acto contenía elementos de vandalismo.
Sensibilización y cambios de actitudes
La investigadora Lala Mahmudova dice que «la lucha contra el acoso escolar es un proceso de varios pasos y multifacéticas. Cada escuela debe tratar la prevención del acoso como una prioridad en sus planes de acción, y debe tomar una serie de medidas preventivas en el transcurso del año escolar». Esto no es tarea fácil, esas medidas involucran a diversos actores, desde los departamentos de educación de distrito y las autoridades ejecutivas locales, hasta todas las instituciones relacionadas con la educación, deben hacer que los programas contra el acoso sean prioridad, instituir y darles seguimiento a través de sólidos mecanismos de auditoría. Todo esto tendría que sumarse a adoptar medidas periódicas de sensibilización entre los estudiantes en las escuelas con folletos informativos, debates en clase, formación sobre medidas preventivas y apoyo a las víctimas.
También es importante deshacerse de los estigmas sociales como culpar a la víctima o la noción de «soplones». En una entrevista con OC Media, Akhundzade dijo: «La gente [en una sociedad tradicional como la de Azerbaiyán] se siente impotente ante el abuso y la agresión, pero en lugar de reconocerlo, recurren a culpar a la víctima». Esto último también se aplica a la dinámica familiar, ya que los niños a menudo dudan en hablar con sus padres por temor a ser víctimas a quienes se culpa o a que los vean como «soplones».
En cambio, se debe alentar a los niños a hablar, buscar ayuda y aprender a apoyar a las víctimas, pero el cambio no es fácil, especialmente cuando requiere salir de territorio conocido y alejarse de creencias profundamente arraigadas. El caso más reciente de acoso dice mucho sobre las dificultades que la sociedad azerbaiyana y lo mucho que queda por hacer. Tras el suicidio de Elina Hajiyeva, de 14 años, hubo algo de esperanza de que su historia sirviera de precedente para castigar a los perpetradores y adoptar medidas preventivas. Cinco años después, parece que ninguna de las dos cosas se ha cumplido.