En China, el nobel y escritor Mo Yan fue acusado de falta de patriotismo

Mo Yan. Imagen de Bengt Nyman vía Wikimedia bajo licencia Creative Commons (Attribution 2.0 Generic).

Esta publicación es de Alex Colville y se publicó originalmente en China Media Project el 11 de marzo de 2024. A continuación, publicamos una versión editada en virtud de un acuerdo de asociación de contenidos con China Media Project.

Una disputa sobre el patriotismo de uno de los escritores más célebres de China se ha exagerado en la internet china por leyes nacionalistas más duras y a una cultura de cancelación cada vez más colérica.

En el centro de la polémica hay una rígida ley de 2018 sobre la protección de héroes y mártires. El escritor y ganador del premio Nobel Mo Yan (莫言) ha irritado a los blogueros nacionalistas extremistas de internet. Uno de ellos escribió bajo el nombre de usuario “Mao Xinghuo que Dice la Verdad” (说真话的毛星火) y presentó a finales de febrero una orden judicial para retirar de circulación los libros de Mo Yan y obligarle a pagar 1500 millones de yuanes (más de 208 millones de dólares) en daños y perjuicios al pueblo chino y a “dejar de atentar contra los héroes y mártires” en sus libros.

La acusación de cuatro páginas del bloguero, presentada ante la Fiscalía de Pekín, enumera meticulosamente los supuestos delitos de Mo Yan, que incluyen describir a los miembros del octavo Ejército de Ruta durante la segunda guerra sino-japonesa como abusadores sexuales, “embellecer” a soldados japoneses, insultar a Mao Tse Tung y decir que el pueblo chino “no tiene verdad ni sentido común”.

Publicación de Weibo de “Mao Xinghuo que Dice la Verdad” detalla las acusaciones de los blogueros contra el escritor Mo Yan.

“Esas palabras y hechos han herido enormemente los sentimientos del pueblo chino”, afirma solemnemente Mao Xinghuo. “Como joven recto y patriota, me siento muy enojado. ¿Cómo permite el país que existan semejantes comportamientos?”. El bloguero lleva meses intentando querellara a Mo Yan y ha solicitado a las editoriales que no trabajen con él. Otros blogueros nacionalistas se unieron a la causa y señalaron que las partes más sexualmente explícitas de toda su obra son pornográficas.

El incidente muestra que los activos esfuerzos de la dirigencia china por imponer un sentir nacionalista hacia la historia suavizada del Partido Comunista en los últimos años pueden resultar contraproducentes y arremeter contra figuras culturales consideradas como fuente de orgullo nacional.

Hijo de China

Desde que ganó el Nobel, el Gobierno y los medios del partido y el Estado han elogiado y apoyado a Mo Yan con frecuencia como una señal del creciente prestigio de China en el mundo. Al recibir la noticia del triunfo a finales de 2012, Li Changchun (李长春), miembro encargado de ideología del Comité Permanente del Buró Político, envió una carta de felicitación a la semioficial Asociación de Escritores de China en la que aclamó la noticia y la calificó como “una manifestación del constante ascenso del amplio poder nacional y la influencia internacional de nuestro país”.

El premio transformó de inmediato la vida y el legado de Mo en un bien público de orgullo nacional, hasta el punto en que, según se dice, un funcionario local de la ciudad natal del autor dijo al padre de Mo: “Mo Yan ya no es tu hijo y la casa ya no es tu casa”.

El ataque de Mao Xinghuo contra Mo Yan no es la primera vez que se critica al autor por su obra. Sin embargo, como indicó en WeChat un comentarista con el nombre de usuario “Princesa Minmin” (敏敏郡主), esta vez parecía un “asedio a gran escala” de una generación más joven de troles de internet. Una encuesta informal en Weibo en la que se preguntaba a los internautas si Mo Yan debía ser enjuiciado recibió más de 8000 votos afirmativos.

EL uso de la ley nacional sobre protección de héroes y mártires, promulgada cinco años después de que ganó el Nobel, también añade un nuevo giro.

Una tontería roja

Mo es simplemente el último escritor que ha recibido amenazas de acciones legales de ciudadanos chinos, por presuntamente insultar a los mártires de la nación. En 2013, un tribunal de Pekín ordenó al historiador Hong Zhenkuai a disculparse públicamente por su deconstrucción de los hechos de la historia apócrifa de los “Cinco héroes de la montaña Langya”, desgarrador relato sobre cinco soldados que resistieron al poderío del Ejército japonés en 1941 para ganar tiempo para sus compañeros en retirada antes de arrojarse a la muerte. Los hijos de dos de los cinco hombres, que son alabados como héroes comunistas, fueron quienes presentaron las acciones legales.

Ahora es más fácil para los ciudadanos llevar estos casos ante los tribunales. El bloguero Mao Xinghuo pretende procesar a Mo en virtud de la Ley de Protección de Héroes y Mártires de 2018 (英雄烈士保护法), solicitada por descendientes de los valientes de la montaña Langya. Además, en 2021 se añadió una enmienda a la ley penal china que establece que “quien insulte, calumnie o atente de cualquier modo contra la reputación y el honor de héroes y mártires” puede ser encarcelado hasta tres años.

En reiteradas ocasiones, el presidente chino, Xi Jinping, ha instado a la nación a luchar contra el “nihilismo histórico” (历史虚无主义): eufemismo para cualquier interpretación del pasado que se oponga a la versión patriótica de los acontecimientos aprobada por el Partido Comunista Chino. Xi cree que Occidente intenta utilizar el “nihilismo histórico” para socavar la fe en los mitos fundacionales que sustentan el gobierno del Partido, y sostiene que eso contribuyó a la caída de la Unión Soviética.

Desde 2021, estas dos leyes han llevado a la varias detenciones, como un exreportero de investigación de Observador Económico (经济观察报) que cuestionó las cifras de bajas chinas en una escaramuza fronteriza con India a principios de ese año y un exsubdirector de la revista de finanzas y actualidad Caijing (财经杂志), quien comentó en WeChat que pocos chinos hoy en día han cuestionado las justificaciones oficiales de la intervención de China en la guerra de Corea.

Pero estas leyes también hacen más probable que cualquier acto enmarcado en la protección de “héroes” chinos capten mayor atención, sin importar si lo vale o no. En el caso de Mo Yan, su acusador afirma que el tribunal no ha aceptado su acusación contra Mo Yan porque no tiene la dirección del autor.

Sin embargo, también parece haber serios problemas con cómo Mao comprende los hechos. En la página tres de su acusación enumera comentarios del presidente del comité del Premio Nobel de Literatura en 2012 al presentar a Mo Yan, como que los chinos viven en una “pocilga”, como si fuese algo que ameritara una sanción para el escritor. Olvida mencionar que sus propios discursos tenían un tono patriótico: en su discurso de aceptación del Premio Nobel, afirmó que si no fuera por el “inmenso” desarrollo de China desde la reforma y la apertura, “yo no sería escritor hoy”.

El caso contra Mo Yan podría haber acabado en relativa oscuridad si no hubiera sido por el exredactor jefe del Global Times Hu Xijin (胡锡进), que dio a conocer el caso a sus 24 millones de seguidores al defender a Mo. Mao Xinghuo logró incitar una discusión sobre el significado del patriotismo y amenazó con demandar también a Hu. Después, Hu publicó una grabación de Mo Yan en un foro público en 2013 en la que elogia los logros y el estilo de escritura de Mao Tse Tungm y dio que “los llamados “intelectuales públicos” que critican la obra del exlíder son “ridículos”“.

El hecho de que una celebridad de Weibo como Hu Xijin tuviera la necesidad de enfrentar un bloguero, en ese entonces desconocido, con solo 219 000 seguidores podría mostrar cierto nivel de pánico, como indicaron algunos internautas en los comentarios de las publicaciones de Hu. Existen claras resonancias de los sistemas que apoyaron la crueldad de la Revolución Cultural en este relato sobre un fanático común y corriente que acoge los mensajes de los dirigentes del Partido Comunista para castigar a destacados intelectuales por sus obras. En 1966, ni siquiera el ilustre escritor Guo Moruo, presidente de la Academia China de Ciencias y autor de vergonzosas odas halagadoras a Mao, se libró de las acusaciones por su obra “burguesa” precomunista. Hu no solo defendía a Mo Yan, sino a todos los intelectuales públicos chinos.

Al parecer, a este bloguero no lo tomaron en serio ni consiguió muchos seguidores. Pero al facilitar la persecución por difamar a héroes y mártires, los dirigentes chinos han posibilitado mucho más la caza de brujas contra cualquiera que haya hablado de ellos, aunque fuera contra uno de los suyos.

Para algunos, los ataques contra figuras culturales como Mo Yan son una señal de la propagación de un intolerante antintelectualismo en China. A comienzos de marzo, Lao Dongyan (劳东燕), profesor de la Facultad de Derecho de la Universidad de Tsinghua, respondió a lo que algunos han llamado “el fenómeno Mao Xinghuo” (毛星火现象): calificó esos ataques de “ignorantes”, y afirmó que muestran que “se ha extendido una cultura contra los intelectuales que recuerda a los Jemeres Rojos”.

Dadas las propias experiencias de China con violentos altercados contra los intelectuales, como el Movimiento Antiderechista y la Revolución Cultural, Lao podría haber encontrado ejemplos mucho más cercanos que el movimiento comunista radical de Camboya. Pero esto no viene al caso, ya que la publicación del profesor ya se ha eliminado.

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