Por Vishani Ragobeer
Esta historia se publicó originalmente en la Red de Noticias Ambientales Cari-Bois. Global Voices reproduce una versión editada como parte de un acuerdo para compartir contenido.
A pesar del gran descubrimiento de petróleo que resultó beneficioso para la economía de Guyana, el país sigue luchando por la diversificación económica. Una estrategia consiste en expandir el sector de ecoturismo para aprovechar su extensa zona boscosa.
Guyana está a lo largo de la costa norte de Sudamérica. Sus selvas tropicales, con más de 18 millones de hectáreas de árboles, albergan una abundante biodiversidad y atracciones naturales como cascadas y montañas que convierten al país en un destino ideal para el ecoturismo. Además de atraer turistas con su belleza natural intrínseca, Guayana también está convirtiendo algunos sectores de la selva en ecoaldeas y utilizando madera del lugar para construir alojamientos ecológicos urbanos ahí dentro.
En agosto de 2023, se inauguró una ecoaldea en Great Diamond, East Bank Demerara, cerca de una nueva autopista y a pocos minutos del estadio nacional del país en Providence.
La ecoaldea se inauguró a tiempo para la etapa de Guyana en la Premier League del Caribe 2023, popular torneo regional de críquet. La ecoaldea, que contenía 30 alojamientos ecológicos de madera, se convirtió en una opción para los turistas que asistían al evento.
El presidente de Guyana, Irfaan Ali, llamó a este emprendimiento ecológico un ejemplo de los tipos de proyectos que podrían beneficiar a múltiples sectores como el turismo y la manufactura.
El proyecto inmobiliario de 30 unidades se construyó en apenas dos acres de tierra y se anunció por primera vez en febrero de 2023 como parte del proyecto de más de mil viviendas de madera de DuraVilla Homes Guyana Inc., lo que demostró que los alojamientos ecológicos urbanos pueden ser funcionales y lujosos. La madera se utilizó para la estructura, y también para muchos otros componentes de construcción sin desperdiciar casi nada.
Hay planes para que el proyecto se expanda a zonas rurales y al interior del país, donde ya existen estructuras similares en comunidades indígenas. Es más, varias de esas estructuras, a través de los fondos obtenidos con el proyecto de créditos de carbono de Guyana, están buscando construir estructuras adicionales para beneficiarse de la atención nacional que apunta a atraer más turistas con conciencia ecológica.
Otro punto central en el proyecto de alojamientos ecológicos urbanos es que busca fortalecer a las mujeres guyanesas. Muchas están juntando sus fondos, a los que pueden acceder con apoyo estatal, para comprar unidades en las nuevas ecoaldeas.
Constructoras privadas expresaron su interés en invertir en los proyectos de alojamientos ecológicos en diferentes partes del país, como Leguan, una de las mayores islas de las 300 ubicadas en el gran río Essequibo de Guyana.
Rafeek Khan de DuraVilla Homes dijo que Guyana ganó alrededor de 34,5 millones de dólares gracias a las exportaciones forestales a fines de 2022, y previó que, para fines de 2023, el proyecto de más de mil hogares de la compañía tenía el potencial de aumentar las ganancias de Guyana en 60 millones de dólares.
Sin embargo, la construcción de ecoaldeas no es el único negocio al que el sector forestal contribuye. Guayana también está construyendo casas prefabricadas destinadas a satisfacer la enorme demanda de viviendas a nivel local y en el Caribe. Hasta ahora, países vecinos de la Comunidad del Caribe (CARICOM) como Barbados, San Vicente y las Granadinas son los que adquieren estas viviendas de Guyana.
El país también espera obtener ingresos de la protección de sus bosques. Durante años, antes del descubrimiento de petróleo, Guyana se centró en mantener intactos sus bosques. Incluso con un sector maderero lucrativo, la tasa de deforestación anual del país en promedio es de aproximadamente un 0,06%, 90% menos que en otros países tropicales.
Desde que incursionó en el mercado de créditos de carbono a fines de 2022, Guyana garantizó un acuerdo con la empresa petrolera estadounidense Hess Corporation por al menos 750 millones de dólares, hasta 2030.
Dado el beneficio financiero, Guyana planea asegurar más de estos acuerdos para preservar los bosques. Su argumento central fue que estos bosques dan un servicio global, pues capturan emisiones de combustibles fósiles, como el dióxido de carbono.
Por lo tanto, ¿los proyectos de ecoaldeas y casas de madera están en conflicto con este argumento? Khan dice que no, y afirma que los planes para expandir el sector forestal no entran en conflicto con la agenda de conservación forestal de Guyana, ya que menos del 1% de los bosques de Guyana están destinados a la producción de madera y los productores locales «apenas utilizan un tercio de esa asignación».