Familia de menor transgénero habla de problemas y asistencia en Moldavia

Fotografía de Mercedes Mehling en Unsplash

El medio noticioso moldavo NewsMaker habló con Larisa y Natalia, madre y abuela del menor transgénero Jake. Global Voices tradujo la entrevista, la editó para mayor claridad y la reprodujo con autorización de NewsMaker.

Larisa es la madre de Jake, de 17 años, y Natalya es la abuela del adolescente. Cuatro años atrás, sus vidas dieron o un giro inesperado, la persona que criaban como a una niña manifestó sentirse niño. De inmediato cambiaron todas las expectativas, las creencias y los planes para el futuro del menor. Tuvieron que aprender cómo es ser la familia de un menor transgénero. Desde la negación y la impotencia, estas dos mujeres recorrieron un largo camino hacia la aceptación e incluso el activismo. NewsMaker las entrevistó antes de la «Conferencia Felis», conferencia internacional para padres de un menor LGBTQ+ organizado por el Centro de Información “GENDERDOC-M” (Centro GDM), entre el 12 y el 14 de abril de 2024.

Hace cuatro o cinco años, Larisa comenzó a sospechar algo. Tenía miedo de que algo le estuviera pasando a su única hija, a quien criaba sola tras su divorcio.

Now I know that you shouldn't force a child, that you need to let them unfold at their own pace, but back then I didn't know that. Well, what could I do… I asked him then: Do you want to be a boy? What I feared most was that the answer would be yes. Now I understand that he could have lied to me, and I am thankful that he didn’t.

Ahora sé que no se les debe forzar, que debes dejar que abran su propio camino, pero en aquel entonces no lo sabía. Bueno, hice lo que tenía que hacer… Le pregunté: ¿quieres ser un niño? Mi mayor miedo era que la respuesta fuera que sí. Ahora me doy cuenta de que pudo haberme mentido y agradezco que no haya sido así.

El mayor miedo de Larissa se volvió realidad: le confirmó que se sentía como niño y que era transgénero. La negación la saturó.

“¡Ni siquiera sabía qué significaba la letra T en el acrónimo de LGBT! Tal vez hasta era homofóbica, aunque ahora me avergüenza admitirlo. Estaba en negación y pensaba que tal vez no era real”, explica.

Pero quería apoyarlo. “Solamente pensé en que quería que fuera feliz”.

Apoyo de las ONG

Tras la manifestación de Jake, Larisa y Natalya se encontraron en un océano de incertidumbre y necesitaban ayuda desesperadamente. Luego, se enteraron del Centro GDM y juntaron el valor para ir y conocieron a Natalya Ozturk, coordinadora del grupo de padres, cuyas contribuciones ambas reconocen.

“Ni siquiera quería ir al GDM, pero allí fue donde llegaron todos los cambios, y fue ahí que yo cambié”, dijo Natalya.

Larisa afirma: “No puedo expresar la cantidad de obstáculos psicológicos que hay que pasar para estar aquí, el miedo que sientes al pasar por esas puertas. Primero, fui sola y tan solo lloré como tres horas delante de Natalya [Natalya Ozturk, coordinadora del grupo de padres]. En ese entonces, necesitaba esperanza, lo que los padres necesitan oír en los primeros días, y apoyo”.

Gradualmente, la aceptación se volvió parte de su vida diaria. Con el tiempo, Larisa pudo superar los obstáculos psicológicos y comprarle a su hijo ropa en la sección para hombres. Sin embargo, casi no visitan al médico.

“Por suerte, no necesita ir al médico. Pero, sinceramente, siento ansiedad cuando lo pienso porque no sé con qué clase de profesional nos encontraremos”, admite Larisa.

Sin embargo la mayor dificultad para toda su familia sigue siendo la escuela.

Problemas en las escuelas

Jake terminó la secundaria y se tomó un año sabático. Se negaba a ir a la escuela y esta negación sorprendió mucho, especialmente a su abuela Natalya, exdirectora escolar. La mujer dice que la educación es una de las principales prioridades en su lista de valores y después de haber tenido a tan brillante estudiante, le era muy difícil aceptar que abandonara la escuela. Sin embargo, ahora que tiene un nieto transgénero, Natalya reconoce que la escuela es un ambiente muy complicado para quienes no se identifican con los roles de género tradicionales.

Schools are absolutely unprepared for LGBT children and do not understand them. I am a person with democratic values, and still, I was not ready; I did not know about these children at all.

Las escuelas no están para nada preparadas para menores de la comunidad LGBT, y no los entienden. Soy una persona con valores democráticos y aún así no estaba lista. No sabía nada sobre menores así.

Larisa agrega:

Even in such a progressive school that my child attended, he didn’t go to the bathroom all day because there was no unisex bathroom. When there was a physical education lesson, he would leave home in sportswear to avoid changing in an inappropriate locker room. We have so many problems in schools that it won't even get to the toilets.

Hasta en una escuela tan progresista como a la que asistió mi Jake, no iba al baño en todo el día porque no había baños unisex. Cuando tenía clases de educación física volvía a casa con la ropa deportiva para evitar cambiarse en un vestuario inapropiado. Tenemos tantos problemas con las escuelas que ni siquiera llegamos a abordar el tema de los sanitarios.

En su opinión, la solución al problema es el tiempo, así como también pequeños actos de rebelión y valor. Larisa se ríe y con orgullo cuenta cómo, cuando aún era escolar, se rehusó a ir a la clase de manualidades para niñas y se cambió al grupo de niños para hacer carpintería. Ambos recuerdan este incidente con alegría y risas.

I learn to solve problems as they arise. We try to see the good and it is important to us that he is happy. What happened in our family has only changed us positively. I try not to judge or criticize anyone, not focusing on appearance, lifestyle; I have discovered that the LGBTQ+ community is much better than us, it is an example of an ideal society that accepts everyone. And I became an activist, although I never thought I would be one. And I am no longer ashamed of myself, it has given me courage and strength.

Aprendí a resolver los problemas a medida que surgían. Intentamos ver lo bueno y es importante para nosotras que esté feliz. Lo que sucedió en nuestra familia solo nos cambió de manera positiva. Trato de no juzgar ni criticar a nadie, de no centrarme en las apariencias ni el estilo de vida; Descubrí que la comunidad LGBTQ+ es mejor que nosotros, es el ejemplo de una sociedad ideal que acepta a todos. Y, a pesar de que nunca pensé que lo sería, me convertí en activista. No estoy más avergonzada de mí, me ha dado valor y fuerza.

Larisa dijo que al fin entendió que para cada menor, LGBTQ+ o no, lo más importante es la aceptación.

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