Este artículo fue publicado originalmente en The New Arab el 16 de abril de 2024. Fue escrito por Dima Hamdan, periodista palestina radicada en Berlín y directora de la Red de Periodistas Marie Colvin. El artículo se reproduce en Global Voices en virtud de un acuerdo de asociación de contenidos.
Se suponía que sería un gran evento de tres días en el que activistas y destacadas figuras que abogan por justicia para Palestina (desde Ghassan Abu Sitta hasta Yanis Varoufakis y Noura Erekat) se reunirían en una atrevida demostración de fuerza. Un colectivo a escala europea de más de 54 grupos y movimientos que desean crear un movimiento para pedirle cuentas a Israel y, también, a Alemania por su complicidad en la guerra de Gaza.
Pero todos los asistentes al evento tenían el presentimiento de que el Congreso Palestino podría no celebrarse.
Tan prevista estaba la respuesta del Estado alemán, con cientos de policías desplegados para clausurar el recinto el 12 de abril, que los participantes solo pudieron reaccionar con estoicismo y desdén.
“Como palestino que vive en Alemania desde hace muchos años y cuya casa ha sido allanada muchas veces por la Policía, no me sorprende en absoluto”, declaró Salah Seed, de la organización Palestinians and Allies. “Se trata de un intento desesperado del Gobierno de prohibir toda solidaridad con Palestina, pero no nos callarán”.
Alemania está nerviosa y, con un equipo jurídico que defiende su caso contra las acusaciones de Nicaragua presentado ante la Corte Internacional de Justicia (CIJ) de complicidad en los crímenes de guerra de Israel en Gaza, el Estado alemán no iba a tolerar una reunión de sus críticos más acérrimos en el corazón de su capital.
A Ghassan Abu Sitta, renombrado cirujano británico-palestino y actual rector de la Universidad de Glasgow, se le denegó la entrada en Alemania y se le prohibió hablar en el Congreso, ni siquiera por videoconferencia. Abu Sitta es testigo presencial clave de los crímenes de guerra cometidos por Israel en Gaza, donde pasó octubre y noviembre prestando asistencia médica como voluntario.
Invited to address a conference in Berlin about my work in Gaza hospitals during the present conflict.
The German government has forcibly prevented me from entering the country
Silencing a witness to genocide before the ICJ adds to Germany's complicity in the ongoing massacre.— Ghassan Abu Sitta (@GhassanAbuSitt1) April 12, 2024
Me invitaron a dar una conferencia en Berlín sobre mi trabajo en hospitales de Gaza durante el presente conflicto. El Gobierno alemán me ha impedido por la fuerza entrar en el país. Silenciar a un testigo de genocidio ante la Corte Internacional de Justicia se suma a la complicidad de Alemania en la actual masacre.
La presión sobre uno de los organizadores, Jewish Voices, había ido en aumento mucho antes de que se celebrara el evento. Su cuenta bancaria fue bloqueada en marzo, lo que les obligó a buscar formas alternativas de recaudar los fondos necesarios para celebrar el evento. Políticos clave, como el líder del grupo parlamentario de la Unión Demócrata Cristiana (CDU), Dirk Stettner, exigieron al Gobierno que hiciera todo lo posible para prohibir la reunión.
En conferencia de prensa el 12 de abril, Wieland Hoban, presidente de Jewish Voices, lucía visiblemente agotado. El contingente de prensa estaba claramente dividido entre periodistas alemanes y no alemanes. El primer grupo disparó preguntas familiares: ¿Apoya a Hamás? ¿Reconoce el derecho de Israel a existir? ¿Es usted antisemita? Se sintió aliviado cuando un periodista danés le preguntó cómo se sentía, como judío, al ser acusado de antisemitismo.
“Es especialmente inapropiado cuando tenemos miembros cuyas familias fueron perseguidas por los nazis”, indicó. “Los descendientes de esos sobrevivientes del Holocausto han vuelto a Alemania y [se encuentran] con personas que afirman que, para hacer frente a la culpa alemana por el Holocausto, hay que calumniar a esas personas. Si alguien considera esto racionalmente, entonces habla por sí mismo”.
¿Sentencia de muerte de la democracia alemana?
Las entradas para el esperado evento se agotaron con semanas de anticipación. Más de 800 personas hicieron fila ante el recinto, pero se encontraron con al menos 200 policías que declararon que solo se permitiría la entrada al edificio a 250 personas, incluidos los organizadores y la prensa. El pretexto era que el local era demasiado pequeño para albergar a tantas personas. En realidad era pequeño, pero los organizadores señalan que les costó encontrar un lugar lo suficientemente valiente como para albergarlos.
Dentro del recinto, los periodistas esperaban pacientemente a que se permitiera la entrada a los asistentes. A las 14:30, hora prevista para el inicio de la conferencia, la sala seguía medio vacía, con personas que gritaban desde fuera para exigir que se les permitiera entrar. En la parte trasera de la sala, la Policía bloqueó una parte con cinta roja. Luego, por la puerta trasera, se hizo pasar a otro grupo de periodistas. Eran miembros de medios alemanes y no figuraban en la lista de periodistas acreditados de los organizadores. Los organizadores no los invitaron por considerarlos hostiles al evento, pero la Policía decidió dejarlos entrar (sin conocimiento de los organizadores) y contarlos entre las 250 personas que tenían permitido entrar en la sala.
Bien entrada la tarde, se permitió finalmente el inicio del evento, pero con más de la mitad de los asientos vacíos.
«State repression is not new, it is the result of years of anti-Palestinian discourse being purported in German media and institutions. But now it has reached a new level of dehumanisation»
Inside Germany's far-reaching anti-Palestinian crackdown ⬇️https://t.co/xRL2CLbkue
— The New Arab (@The_NewArab) November 16, 2023
Represión de Estado: La profunda represión antipalestina en Alemania
Análisis: Desde dar estrictas directrices para los medios hasta prohibir protestas, el silenciamiento de la solidaridad con Palestina en Alemania no deja indiferente a ningún sector de la sociedad.
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«La represión estatal no es nueva, es el resultado de años de discurso antipalestino en los medios de comunicación y las instituciones alemanas. Pero ahora ha alcanzado un nuevo nivel de deshumanización».La profunda represión antipalestina en Alemania:⬇️
https://www.newarab.com/analysis/inside-germanys-far-reaching-anti-palestinian-crackdown
Heba Jamal, periodista y activista palestina, dio una potente declaración acerca de su experiencia con la represión policial en Alemania y la pérdida de familiares en Gaza. Sin embargo, en menos de 30 segundos de reproducir una declaración grabada del historiador palestino Salman Abu Sitta, decenas de policías irrumpieron en la sala y cortaron la electricidad.
Durante más de una hora, nadie entendió lo que estaba sucediendo. La Policía informó a los organizadores que el escritor palestino Salman Abu Sittah no tenía permitido dirigirse al público en Alemania porque es una figura “controvertida”. Luego, exigieron ver su declaración grabada y evaluar, palabra por palabra, si dice algo que “glorifique la violencia” contra Israel. Por último, le comunicaron a la multitud que el evento había sido cancelado y ordenaron que se marchara.
La vocera de la Policía alemana, Anja Dierschke, declaró a RBB que existía “un aparente peligro de que en los próximos tres días, este [evento] pudiera llevar al uso público de frases que glorifiquen la violencia, nieguen el Holocausto o sean antisemitas”.
Hasta la fecha, los organizadores afirman que ni la Policía ni el fiscal estatal se han comunicado oficialmente con ellos para confirmar los motivos legales de la prohibición del congreso.
“Este comportamiento es ilegal”, indicó Nadija Samour, abogada germano-palestina que presentó una demanda contra el Gobierno federal alemán por apoyar y secundar la guerra en Gaza.
“No pudieron prohibir el evento con anticipación, ya que seguimos todos los procedimientos legales y les hicimos llegar la lista de oradores. Si hubieran intentado prohibirlo antes de que se celebrara, habríamos presentado algún recurso legal”.
Los organizadores actualmente estudian tomar medidas legales para impugnar la decisión de prohibir el evento.
El sábado 13 de abril, el Congreso Palestino convocó una manifestación para protestar contra la prohibición. Al menos 2000 personas respondieron a la improvisada invitación. “Querían prohibir a unos cientos de personas a que asistieran al evento y, como resultado, miles de personas se manifestaron en las calles”, señaló un manifestante que pidió que no se revelara su nombre.
El domingo 14 de abril, el Congreso decidió volver a la carga y transmitir en directo sus sesiones con la jurista Noura Erekat, con Jamila Hamadaqa y con el activista germano-palestino Abdallah Abdelhadi. Como hasta esa fecha, el evento no estaba prohibido ‘oficialmente’, los organizadores intentaron sobrepasar los límites para ver hasta dónde llegaba el Estado en sus intentos de silenciarlos.
Los sucesos del fin de semana del evento parecen ser contrarios a un creciente sentir entre la población alemana contra la guerra de Gaza, pues en una encuesta reciente un 69 % afirma que la guerra israelí es injustificada. No obstante, las estadísticas de las encuestas rara vez suelen traducirse en hechos reales entre el público. Lo anterior, según algunos de los participantes en el Congreso, tiene que cambiar.
Tras publicar el discurso que debía dar en el Congreso en su blog, a Yanis Varoufakis, economista griego y cofundador de diem25, el Ministerio del Interior de Alemania se le informó que se le prohibía entrar en el país o dirigirse al público en persona o en línea. El sábado 13 de abril, en un tuit, se dirigió al público alemán al respecto.
“Esto es la sentencia de muerte para las perspectivas de la democracia en la República Federal de Alemania”, indicó. “Miren el discurso y díganme si me equivoco”.