Esta historia forma parte de una serie llamada «Retratos del Exilio«, que profundiza en las experiencias de las mujeres iraníes en el extranjero en su búsqueda de la libertad, y muestra su capacidad de resistencia. El reportaje conmemora el trágico fallecimiento de Mahsa Jina Amini, mujer kurda de 22 años que murió a manos de la policía de moral por no cubrirse completamente el pelo. Este incidente desencadenó protestas generalizadas en Irán, que persisten hasta hoy a pesar de la creciente opresión gubernamental.
Maryam Palizban y yo estudiamos en la Universidad de Teherán al mismo tiempo, aunque nuestros caminos nunca se cruzaron durante aquellos años. Nuestra estancia allí coincidió con protestas estudiantiles que fueron rápidamente reprimidas, que hicieron recordar a los oscuros años que siguieron a la revolución de 1979, cuando muchos de nuestros padres fueron testigos de las ejecuciones de sus compañeros de la misma universidad.
Maryam me llamó la atención en la película «Respira profundo«, que obtuvo un gran éxito como candidata iraní al Óscar a la mejor película de habla no inglesa en 2004. Más allá de sus elogios, «Respira profundo» simbolizaba la lucha incesante de nuestra generación por insuflar vida en un vacío sin aire respirable.
Años más tarde, nuestros caminos se cruzaron en Berlín. Se había doctorado en estudios teatrales por la Freie Universität de Berlín e investigaba activamente en centros académicos de la ciudad. Viajaba con frecuencia a Irán por su trabajo como actriz.
Salir de Irán
Maryam, como muchas mujeres que aparecen en cámara en Irán, se encontró con grandes restricciones a su libertad, incluso fuera del país. Maryam reflexiona sobre su viaje:
Leaving Iran was never my desire. Despite my family's urging for me to study abroad, I felt deeply connected to my roots there. I was involved in a small theater group at university, and I had made strides in the cinema scene. However, a romantic relationship in Berlin made it difficult for me to stay in Iran. Neither my family nor the circumstances in Iran allowed us to be together freely.
I left Iran, but my primary focus remained on maintaining my ability to travel there regularly. All my research work centered around Iran, my family resided there, and I held deep affection for cinema, theater, and my colleagues there.
Abandonar Irán nunca fue mi deseo. A pesar de la insistencia de mi familia para que estudiara en el extranjero, me sentía profundamente unida a mis raíces allí. Participaba en un pequeño grupo de teatro en la universidad y había avanzado en la escena cinematográfica. Sin embargo, una relación sentimental en Berlín me dificultaba permanecer en Irán. Ni mi familia ni las circunstancias en Irán nos permitían estar juntos libremente.
Me fui de Irán, pero mi principal objetivo seguía siendo poder viajar allí con frecuencia. Todo mi trabajo de investigación se centraba en Irán, mi familia vivía allí y sentía un profundo afecto por el cine, el teatro y mis colegas de allí.
Maryam contó este sentir en una entrevista que me dio tras el aniversario de «Mujer, Vida, Libertad«, hito que marcó profundamente su vida.
Maryam vivía en el extranjero, y con «Respira profundo» ha ganado reconocimiento en prestigiosos certámenes cinematográficos, y también empezó a recibir ofertas para papeles fuera de Irán. Sin embargo, enfrentaba un dilema: aceptar trabajos en el extranjero y arriesgarse a perder la oportunidad de volver, o ajustarse a las normas iraníes para las actrices. Finalmente, optó por la segunda opción. Reflexionando sobre su decisión, comenta: «Fue una situación muy complicada. Viví dos vidas paralelas durante años».
Dos vidas paralelas
Cuando me reuní con Maryam en Berlín, luchaba por conciliar sus dos vidas distintas en Irán y Alemania. Se mostraba especialmente cautelosa al ser fotografiada sin llevar el velo, uno de los principales requisitos para las actrices en Irán.
Al mismo tiempo, como investigadora que asiste a conferencias fuera de Irán, comentó: «Mientras los demás preparaban sus discursos, a mí me preocupaba cubrirme el pelo o la posibilidad de que alguien tomara una foto de la reunión y la publicara en algún sitio».
Sin embargo, el velo no era su único obstáculo para vivir libremente su vida profesional. Las cuestiones políticas también se cernían sobre ella, dictaban lo que podía y no podía decir. «Una vez di un discurso sobre la dramaturgia del funeral de Khomeini. Imagínense, a pesar de la importancia del artículo, solo pensaba en que no se publicara. Del mismo modo, con mi libro sobre las representaciones del martirio en ta'ziyeh, arte dramático ceremonial que narra historias religiosas, históricas y míticas, tomé medidas para impedir su traducción al persa».
A pesar de sus precauciones, al regresar a Irán, Maryam fue sometida a menudo a largos interrogatorios. «Dicen que quieren entrevistarte, pero cuando vas allí, es un interrogatorio», explicó. «Después de estas ‘entrevistas’, mis compañeros me tranquilizaban diciéndome: ‘Es normal; a todos nos pasa’. Lo aceptas como parte de la realidad, te dice que es el precio que pagas por trabajar en este suelo».
Cuando le pregunté si su vida en Occidente desencadenaba los interrogatorios, respondió: «Tanto eso como que, a medida que aumenta el número de ‘nos’, la presión se intensifica. En muchos proyectos, conozco claramente la afiliación de los directores o productores al Cuerpo de la Guardia Revolucionaria Islámica y su fuente de financiación. Uno no quiere participar en esas obras. Este escrutinio te pone en el punto de la mira».
El camino al exilio
El último viaje de Maryam a Irán, justo antes del COVID-19, fue para participar en una producción teatral. A pesar de un año de ensayos, la producción terminó tras solo cinco noches. Tuvo dificultades desde el principio por la decisión del equipo de boicotear el Festival Fajr, patrocinado por el Gobierno, en protesta por el atentado de la Guardia Revolucionaria Islámica en el vuelo PS752 en enero de 2020, que costó 176 vidas.
De vuelta en Alemania, Maryam seguía luchando por llevar dos vidas paralelas. «En Berlín tenía que hablar de política cultural», cuenta. «Sentía la necesidad de ser auténtica, y por eso escribí un texto cargado de emoción sobre la diferencia entre un actor cultural y un agente cultural. La noche antes del discurso, un vívido sueño en el que me veía ejecutada por un pelotón de fusilamiento me llevó a decidir que no podía participar si llevaba la cabeza cubierta. No lo publiqué en las redes sociales y después escondí las fotos», recordó Maryam.
Como reflexión sobre su experiencia, Maryam dijo: «El proceso se había vuelto abrumadoramente complicado y doloroso».
El momento decisivo de 2022
En 2022, llegó el momento crucial con «Mujer, vida, libertad», que sirvió de catalizador para la audaz decisión de Maryam de aparecer sin velo, no solo una decisión personal, también una importante declaración política. Publicó una foto en Instagram sin velo con esta leyenda: «Las mujeres, el cine, el teatro, la cultura, el arte, la ciencia, la religión. ¡Irán no les pertenece! ¡No les pertenecemos! La intimidación, las amenazas, la tortura, el asesinato, ¡son suyos! ¡Los detestamos!».
Le pregunté si se daba cuenta de que su acción marcaba el punto de no retorno, que ponía en peligro su seguridad para visitar Irán y trabajar allí como actriz, que marcaba esencialmente el inicio de su exilio. Respondió: «Sí».
Entonces todo cambió: la relación de Maryam con muchos de sus colegas en Irán tuvo cambios significativos. «Una parte de la comunidad rompió lazos conmigo», reflexionó. A pesar de la posterior participación política de algunas otras actrices, la cantidad sigue siendo insuficiente. «Si más actrices hubieran publicado imágenes sin velo, el régimen no habría podido presionarnos tanto«, afirmó Maryam.
El aumento de amenazas y ataques digitales superó sus expectativas. En medio de toda la presión, sintió la necesidad de redefinir su relación con Berlín, ciudad en la que había vivido con cariño durante tantos años, como un lugar de exilio.
Vida en el exilio
Casi un año después de la tormenta en la vida de Maryam Palizban, ella compara esta experiencia con una batalla de un año que acabó fortaleciendo su determinación. Incluso en sus momentos más bajos, «no se arrepintió ni una sola vez» de su decisión. «Ahora me siento cerca de mi verdadero yo».
También me contó el profundo apoyo que la levantó cuando se sintió al borde del abismo. «Mi pareja y mi hijo me dieron un apoyo inestimable; son mi ancla aquí. Pero pronto me di cuenta de que necesitaba más, así que busqué ayuda psicológica profesional».
Al encontrar consuelo en una nueva comunidad de activistas iraníes en Berlín, unidos por el movimiento «Mujer, Vida Libertad», Maryam también reparó sus lazos de confianza con sus conexiones en Irán.
Expresó su optimismo, afirma que aunque el cambio no haya llegado a todos los aspectos de la sociedad iraní, se ha producido de forma innegable y profunda. Maryam transmitió su convencimiento de que «algo fundamental ha cambiado en 2022, lo que supone un logro notable».