Cuatro décadas de lucha y resistencia: Una mirada profunda sobre lo que está pasando en Papúa Occidental

Fuerzas militares indonesias en un desfile, 2019. Imagen vía Wikimedia Commons. CC0 1.0 DEED.

La versión original de este artículo es de Girard Lopez y se publicó en New Bloom el 16 de abril de 2023. Global Voices reproduce una versión editada como parte de un acuerdo para compartir contenido.

Al principio de marzo de 2024, la internet indonesia y su entorno en línea se vieron sacudidas por un estremecedor video: un nativo de Papúa, aparentemente detenido en un balde de agua, recibía golpes excesivos por lo que parecían ser fuerzas militares indonesias. Luego, se puede ver a otro soldado acuchillando sin compasión la espalda del papú con una bayoneta mientras la víctima no podía hacer nada más que retorcerse de dolor. Para entonces, la mayoría ya había cerrado el horripilante video y sostenido en línea que los propios encargados que prometieron proteger y defender la Pancasila, filosofía fundamental del archipiélago de 275,20 millones de ciudadanos de diversas etnias, eran capaces de semejante violencia.

Las fuerzas armadas ofrecieron una disculpa sin precedentes y detuvieron a 13 soldados del batallón de Java Occidental que había torturado al nativo papúa en Gome, Papúa Central. Sin embargo, la disculpa no sirvió de nada, ya que el hombre torturado falleció. El hombre es apenas una de muchas víctimas civiles de la violencia militar en la región de las tierras altas de Papúa Central porque el Ejército indonesio intensificó sus incursiones contra el Ejército de Liberación Nacional de Papúa Occidental en febrero, según informó Human Rights Monitor.

Sin embargo, a los papúes occidentales el video no les sorprende en absoluto. La violencia militar siempre ha sido la situación en la región desde que la batalla por la autodeterminación comenzó en la década de 1960, cuando pasaban de un colonizador a otro. Justo después de que los neerlandeses se fueron de Nueva Guinea Oriental en 1962, el Gobierno indonesio tomó por la fuerza el control de esta región abundante en recursos.

En 1969, las fuerzas militares indonesias seleccionaron cuidadosamente a poco más de mil papúes para participar en una controvertida votación que determinaría el futuro del pueblo. Naturalmente, como cualquier votación controlada por militares, el control indonesio se aprobó por unanimidad. Algunos papúes rechazaron semejante falta de respeto frente a la voluntad del pueblo, y se vieron impulsados a tomar las armas y luchar por su independencia, lo que dio como resultado el actual Movimiento Papúa Libre. Esa es la raíz de la violencia perenne que hasta ahora hay entre las fuerzas indonesias y los independentistas papúes. En consecuencia, a los papúes los suelen discriminar los indonesios “pribumi” y atacar las autoridades.

“Hasta el día de hoy, hay un estigma respecto a los papúes de pelo enrulado y piel negra. Creen que somos peligrosos. Este planteamiento militar es para reprimir nuestra mentalidad y que no pensemos en liberarnos de Indonesia. Estos 60 años de racismo vienen de personas que ocupan puestos importantes en el Gobierno», señaló Ambrosius, defensor de derechos humanos de los papúes y exdirector de la Agrupación de Estudiantes Papúes de las Tierras Altas de Indonesia.

Como Indonesia se prepara para un nuevo presidente en octubre, Prabowo Subianto, conocido por sus controvertidos antecedentes de derechos humanos en el régimen Suharto, los papúes están alerta y se preparan para más violencia de las fuerzas armadas.

“Lo vimos hablar sobre Papúa. Es como si no viera a los papúes en absoluto, solo ve las tierras”, dijo Defe, activista por los derechos humanos de los papúes, en entrevista en línea en la que habló sobre el presidente electo Prabowo. Agregó: “eso lo dijo en el debate y le dijo a otras personas que el problema de los papúes es un problema militar. Así que nos preocupa que siga usando a las fuerzas armadas para oprimir a los papúes”.

Ambros y Defe dijeron que en la década de 1990, cuando Parabowo aún era general de las fuerzas armadas, la tortura de los nativos papúes era muy extendida, pues la dictadura Suharto emprendió varias operaciones militares contra el movimiento de liberación de Papúa Occidental. Defe menciona que el reciente video viral  se rememora esos días, aunque ya no es tan habitual como antes. Se cree que Prabowo tuvo un rol fundamental en los disturbios de 1998 que se extendieron en toda Indonesia y que se dirigían a personas de etnia china a la luz de la crisis financiera asiática. Se presume que él instigó esos disturbios para desviar la atención pública de Suharto. El propio Prawobo le confesó a Al Jazeera en entrevista exclusiva que él había participado en esas operaciones, que había seguido órdenes y que el secuestro de personas era legal en aquel entonces.

“Cada vez que un candidato habla sobre los papúes, siempre es sobre la tierra, inversiones, fábricas, plantaciones. Es obvio que consideran toda la isla como mercancía. No les importa la gente que vive allí ni tampoco les preguntan si están de acuerdo con el proyecto. Solo ordenan que se traiga esto aquí y allá. Esto es parte de la política nacional: el Proyecto Estratégico Nacional», añadió Defe.

Cuando el presidente Joko Widodo asumió en 2014, muchos papúes se mostraban optimistas y la gran mayoría había votado por él. Joko Widodo había prometido que el Gobierno indonesio los escucharía. En 2016, Human Rights Watch citó a Widodo: «Quiero oír las voces del pueblo, y estoy dispuesto a abrirme al diálogo por una mejor Papúa. Los papúes no solo necesitan atención médica, educación, construcción de carreteras y puentes, también necesitan ser escuchados».

Pero esas promesas idealistas eran demasiado buenas para ser verdad, ya que los abusos sistemáticos seguían siendo lo normal. En 2019, los papúes tomaron las calles furiosos por la violencia policial contra estudiantes de etnia papú, a los que acusaron de profanar la bandera indonesia. Los estudiantes negaron las acusaciones, pero esto no impidió que la Policía lanzara glases lacrimógenos a sus dormitorios y los sometiera a abusos racistas. Además, miles de papúes fueron evacuados por la fuerza mientras el Ejército indonesio bombardeaba sus hogares en un intento por erradicar a los independentistas papúes.

Bandera de Papúa Occidental. Foto de Lussqueitt en Flickr (CC BY-NC-SA 2.0).

En Papúa Occidental, incluso ondear la bandera de Papúa Occidental (que representa la independencia de Papúa Occidental) puede significar problemas con las autoridades. Ambrosius estuvo detenido seis meses en 2019 por traición porque se pintó la bandera en el cuerpo. También ha habido supuestos casos de personas que llevaban puesta la bandera cubana y que fueron apresadas porque las confundieron con independentistas de Papúa Occidental.

“Todavía hay muchos [otros] casos, pero no se registran ni se vuelven virales porque el Gobierno controla el acceso de la información hacia Papúa. No existe la posibilidad de litigar. Aunque ya hemos denunciado todos los casos en la Comisión de Derechos Humanos de Indonesia, el Gobierno no los reconoce», dijo Ambrosius.

Al pesar del trauma colectivo que han tenido los papúes los últimos 60 años, Prabowo obtuvo la mayoría en Papúa Occidental. Más allá del poder de la IA, Tiktok y la campaña de blanqueo del entorno de Prawobo que sirvió para limpiar su imagen, Defe afirma que muchos papúes pensaron que la promesa de Prawobo de «seguir el plan de Jokowi» sería positivo. El presidente electo uso el anterior mensaje de Joko Widodo y las promesas de «desarrollo» en Papúa Occidental para ganar el apoyo de la región.

Organizaciones de derechos humanos han hecho continuos llamados y recomendaciones al Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) y al Gobierno indonesio para ayudar a mejorar la situación de los derechos humanos en Papúa Occidental. Ambrosius recordó que ACNUR presentó 269 recomendaciones al Gobierno indonesio sobre derechos humanos en el país; de esas, 65 eran específicamente sobre Papúa Occidental. El Gobierno indonesio solo reconoció algunas de las recomendaciones. Además, algunos activistas esperan llevar al Gobierno indonesio a la Corte Internacional de Justicia para procesar a las autoridades por sus prolongadas violaciones a derechos humanos y prácticas abusivas en Papúa Occidental.

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