Pescadoras defienden equidad de género a través del teatro en Campamento por la Justicia Climática en el Caribe

Grupo de jóvenes integrantes del Campamento por la Justicia Climática en el Caribe, Sint Maarten. Fotografía de Haus of Hyman Production Company, utilizada con autorización.
Al aterrizar en Sint Maarten en un vuelo que llevaba a otros líderes climáticos caribeños a esta «agradable isla» para el primer Campamento de Justicia Climática del Caribe, todavía no estaba preparada para lo transformativos que serían los siguientes días.
Cuando se trabaja en el ámbito ambiental, es fácil caer en el aburrimiento y plantearse preguntas como: ¿estoy cambiando algo? ¿Qué significa todo este trabajo, si vivimos en un mundo en el que los marginados están constantemente en desventaja y todo está establecido para que siga siendo así? Estar con los otros 120 aliados caribeños de la justicia climática en Sint Maarten fue un oportuno recordatorio de que no podemos rendirnos ahora.
Bajo la dirección de Roots, por medio de Greenpeace, los líderes climáticos y comunitarios de 25 países caribeños se reunieron para cocrear y colaborar en demandas de acción, equidad y justicia. Además, el Campamento contribuyó a consolidar conocimientos, redes, intercambiar experiencias y habilidades, generar amistades e impulsar la continuidad del floreciente movimiento caribeño por la justicia climática. Después de todo, los humanos somos seres sociales y necesitamos de la colectividad para poder fortalecer esta lucha.
El argentino Agustin Maggio, director del programa Raíces y principal organizador de la plataforma mundial de Campamento por la Justicia Climática, señaló que: «Construir comunidad resulta esencial para impulsar la acción colectiva necesaria para un cambio radical del sistema. Los lazos y alianzas forjados en estos espacios fortalecen a las comunidades, profundizan las raíces de una colaboración y solidaridades duraderas. El campamento por la Justicia Climática quiere demostrar que, a pesar de las diferencias, cuando nos unimos como comunidad y además compartimos nuestros conocimientos, recursos y experiencias, es posible generar un verdadero cambio».

Campistas de Trinidad y Tobago, fotografía cortesía de Dizzanne Billy, utilizada con autorización.
Se convocó a los campistas a asistir a las sesiones de cuatro temas específicos: género, clima, adaptación, resiliencia, energía y conservación marina. Entre otros temas, las sesiones generales abordaron el sector energético en el Caribe, minería de aguas profundas y conservación marina, así como la mejor forma de evaluar y abordar los efectos del cambio climático.
Lo que más me interesó fue la sesión sobre género y clima, que empezaba diariamente con una meditación «triunfal», los participantes se iban a la parte delantera de la sala y empezaban a mover las caderas al ritmo de «Roll it Gyal«, de Alison Hinds, antes de comenzar con los temas más importantes. El tema se organizó en colaboración con CAISO: Sex and Gender Justice de Trinidad y Tobago, The Breadfruit Collective de Guyana, GirlsCARE de Jamaica y Global Fund for Women, y explicó los vínculos entre la justicia climática, de género, el colonialismo y el ecoimperialismo. En el intercambio de inquietudes sobre cambio climático, el temor a perder nuestras islas y nuestra biodiversidad, el miedo a no poder alimentarnos, al igual que a la discriminación simbólica, a muchos se les salieron las lágrimas.

Integrantes en la sesión de formación sobre los medios de Climate Tracker, «Creación de una estrategia eficaz de comunicación para el clima», impartida por Dizzanne Billy, sobre enfoques de comunicación. Fotografía de Dizzanne Billy, utilizada con autorización.
El cambio climático y la equidad de género están estrechamente relacionados, ya que por las desigualdades de género y a las normas sociales, esto afecta desproporcionadamente a las mujeres y a los géneros marginados. Las mujeres suelen llevarse la peor parte de las catástrofes climáticas, con mayor carga de cuidados, acceso limitado a los recursos y poder de decisión restringido.
Es fundamental abordar las inequidades de género para que los esfuerzos de adaptación y resiliencia al cambio climático sean eficaces, por lo que el liderazgo y la participación de las mujeres pueden contribuir a soluciones más inclusivas y sostenibles. Al promover políticas que consideren las disparidades de género, cuestionar los estereotipos nocivos y empoderar a las mujeres como agentes del cambio, podemos avanzar en la justicia climática y en la de género, lo que creará comunidades más equitativas y resilientes para todos.
Por esta vía también nos encantaron las cuatro mujeres barbadenses de Voices From The Shore Theatre Collective, Michelle Barrow, Sheena Griffith, Margaret Harding y Sylvia White, que utilizan el teatro popular para transmitir mensajes de justicia climática y de género: «El teatro por la justicia climática es para la gente y por la gente, sobre todo los marginados».

Integrantes del grupo de teatro Voices From The Shore de Barbados. De izquierda a derecha: Sylvia White, Michelle Barrow, Margaret Harding y Sylvia White. Fotografía de Dizzanne Billy, utilizada con autorización.
Según Barrow, decidieron formar el grupo al darse cuenta de lo alejados que suelen estar los ministros de la realidad que rodea a la crisis climática. Voices From The Shore empodera a las trabajadoras pesqueras, les permite expresar sus preocupaciones mientras defienden la justicia climática y de género. «Queremos que participe el mayor número posible de personas», explicó Barrow, «ya que se deben difundir las preocupaciones de los pescadores, y las pescadoras, del Caribe. Queremos instruir al público sobre las causas del aumento de los costos del pescado, las repercusiones del cambio climático en el abastecimiento de pescado y sus medios de subsistencia».
El cambio climático afecta desproporcionadamente a las pescadoras de la región, por la alteración de las condiciones oceánicas, los fenómenos meteorológicos extremos, la pérdida de hábitats, la vulnerabilidad económica y los efectos sobre la salud. El aumento del nivel del mar, la acidificación de los océanos y el cambio de la temperatura del agua alteran las pautas de pesca y reducen las poblaciones de peces, mientras que las tormentas más frecuentes e intensas afectan negativamente a las actividades pesqueras y dañan las infraestructuras.
La erosión costera y la degradación del hábitat reducen aún más los recursos, lo que agrava la inseguridad económica de las mujeres que dependen de la pesca para su subsistencia. La marginación, el acceso limitado y la participación desigual en la toma de decisiones agravan aún más su condición de vulnerabilidad. Para enfrentar estos retos se necesitan enfoques integrales que aumenten la recuperación, promuevan la gestión sostenible de la pesca y empoderen a las partes involucradas en las estrategias de adaptación al clima.
¿Cuál es la clave de Barrow sobre el Campamento? La lucha contra el cambio climático es lo más importante para las naciones insulares: «Somos pequeños y siempre se nos trata como si fuéramos tachuelas en la escena mundial. Tanto en el desarrollo de políticas como en su aplicación, rara vez se considera al Caribe o se le da un sitio en la palestra. Así que me he inspirado para seguir construyendo palestras para nosotros. Tenemos que hablar por nosotros mismos, debemos agitar los mecanismos a nuestro favor, porque la movilización que estamos llevando a cabo procede de la certeza de ver los efectos del cambio climático frente a nuestras puertas».
Coincido plenamente, las comunidades regionales enfrentan problemas a nivel social, sanitario y económico sin precedentes. El Caribe resulta muy vulnerable al impacto del cambio climático, por su ubicación geográfica, sus zonas costeras bajas y su dependencia de los recursos naturales para subsistir. Algunos de los impactos más intensos incluyen aumento del nivel del mar, acidificación de los océanos, cambios en los patrones de precipitaciones, pérdida de biodiversidad, impactos en la salud, pérdida de ingresos del turismo, inseguridad alimentaria, migración y desplazamiento.

Líderes climáticas caribeñas Christine Samwaroo (izquierda) y Riddhi Samtani (derecha), parte del equipo organizador del Campamento. Fotografía de Haus of Hyman Production Company, utilizada cpm autorización.
Únicamente a través de la creación de entidades colectivas y de la colaboración en toda nuestra región podremos marcar una verdadera diferencia e impulsar el cambio en favor de los más marginados de la sociedad». Según Christine Samwaroo, fundadora interseccional y feminista climática de The Breadfruit Collective, «Ha sido un honor ver todas las increíbles iniciativas que están ocurriendo en el Caribe, centradas en las personas y en el planeta […] Necesitábamos este espacio para dar a conocer nuestras luchas y encontrar la alegría en los demás. Se ha aprovechado el espacio para planificar, coordinar y colaborar. El campamento ha dejado un impacto duradero y seguirá siendo un hermoso recuerdo mientras renovamos nuestro llamado a la lucha por la defensa de la justicia climática, sabiendo que nuestras luchas están conectadas y también lo estará nuestra alegría».
Partí de Sint Maarten con una sensación de empoderamiento, de unión y de comunidad muy necesaria en este mundo tan aislado.
Este articulo es parte de The Bridge (El puente), presentacion con opiniones, comentario e investigacion desde la perspectiva singular de la Comunidad de Global Voices. · Todos los articulos