Lluvias, destrucción y muerte en el sur de Brasil exigen nuevas formas de definir la catástrofe climática

El centro de Porto Alegre, capital de Río Grande del Sur, tras quedar inundada por las aguas del río Guaíba, 5 de mayo de 2024. Foto de Gustavo Mansur/Palácio Piratini (CC BY-NC 2.0).

El 27 de abril, la agencia meteorológica MetSul publicó en X (antes Twitter) una alerta de frente frío, fuertes lluvias, vendavales, granizo y riesgo de condiciones climáticas extremas en algunas regiones de Río Grande del Sur, el estado más meridional de Brasil. Se trata del mismo estado que sufrió tres catástrofes climáticas solo en 2023, y que ahora reporta más de cien víctimas fatales confirmadas y numerosas ciudades seriamente afectadas.

El día siguiente, la agencia publicó otra alerta: «Grave riesgo de inundaciones en el sur de Brasil por lluvias excesivas a extremas. Ya han caído 200 mm en algunas regiones, y las proyecciones indican que caerá mucha más agua. Se repetirán las escenas de las ciudades anegadas de 2023».

Dos días después, se empezó a publicar en las redes sobre desbordamientos de riachuelos, crecidas de ríos e inundaciones, mientras el Instituto Nacional de Meteorología (Inmet) ponía a todo el estado en alerta y mostraba la escala que pasaba de amarillo a rojo, esta porción era la más grande. El 30 de abril, el Gobierno local confirmó ocho víctimas fatales y 21 personas desaparecidas.

Hasta el 9 de mayo, el peor desastre natural en la historia de Río Grande del Sur ha registrado cien personas muertas, 128 desaparecidas y más de 1,4 millones de personas afectadas, cifras que parecen quedarse cortas cuando se ven las imágenes de ciudades enteras bajo el agua.

De las 497 ciudades del estado, 414 se han visto afectadas hasta ahora, y es probable que aún haya gente en los techos que espera ser rescatada, que está atrapada en casas y edificios rodeados de agua. Otras siguen buscando víctimas de los aludes, y muchas están sin agua potable, electricidad ni vías para salir o entrar a sus ciudades, ya que han desaparecido los puentes, y las carreteras están destruidas. Las tormentas se dirigen hacia el sur y se pronostica que volverán a otras ciudades que ya han sido impactadas.

Sinimbu fue una de las primeras ciudades azotadas y destruidas por las tormentas e inundaciones de Río Grande del Sur. Foto de Gustavo Mansur/Palácio Piratini (CC BY-NC 2.0).

En septiembre de 2023, tras la peor catástrofe climática registrada en Río Grande del Sur para entonces, el gobernador reelecto, Eduardo Leite (Partido de la Social Democracia Brasileña. PSDB) dijo en una entrevista con el canal de noticias Globo que «los modelos matemáticos no prevén el volumen de las lluvias». Esta vez no hay sorpresas.

Un experto citado por Deutsch Welle afirma que el estado actualmente se ha vuelto susceptible a inundaciones por una superposición de fenómenos climáticos, como las recientes olas de calor y la influencia de El Niño. Aunque Marcelo Seluchi, coordinador de Centro Nacional de Monitoreo y Alerta de Desastres Naturales (Cemaden), asegura que ningún lugar del mundo podría resistir esta situación, «sí se podrían haber implementado planes de contingencia y prevención». «No se hace de una semana para otra. Algo ha fallado», declaró.

Escenas de una catástrofe

Las primeras poblaciones golpeadas por la catástrofe local que se tragó a Río Grande del Sur registraron aludes, puentes destruidos e inundaciones que cubrieron ciudades y autopistas, lo que hizo aún más difícil que llegara la ayuda.

Este lugar está entre las ciudades de Bento Gonçalves y Veranópolis, en el puente de los Arcos, una zona rural. La gente acostumbraba a ir allí a disfrutar de bares y restaurantes de la zona, con mucha comida típica. Teníamos casas y restaurantes sobre una carretera importante. ¡No ha quedado nada!

AHORA | Histórica portada y una de las más impactantes de los cien años del diario Correio do Povo, en una edición especial del viernes con la imagen del valle de Taquari sumergido y un relámpago al fondo con la tormenta.

En Porto Alegre, capital del estado, el río Guaíba superó su histórica marca de 83 años, cuando alcanzó los 4,77 m de ascenso. Ahora llegó a los 5,30 m (su límite antes de causar inundaciones es de 3 m). Barrios en los que jamás se habían registrado inundaciones tuvieron que ser evacuados, aunque muchos lugareños quedaron aislados en sus viviendas. Más de 85% de la población no conseguía agua potable, ni siquiera en los supermercados, y el aeropuerto sigue bajo el agua y con los vuelos suspendidos probablemente hasta fin de mes. Nonada, agencia colaboradora de Global Voices, no ha podido publicar durante varios días.

Personas rescatadas de las islas que rodean Porto Alegre llegan a la orilla de la ciudad. Foto de Gustavo Mansur/ Palácio Piratini (CC BY-NC 2.0).

El 4 de abril, mientras el mundo, el resto de Brasil y 1,6 millones de locales miraban el concierto gratuito de Madonna en Río de Janeiro, en las redes sociales, personas del área metropolitana de Porto Alegre publicaban direcciones con pedidos de rescate y ayuda, videos de labores voluntarias y rumores alarmantes sobre cadáveres y violencia.

Conmovedora imagen de la gente de Canoas, que hace un cordón humano para ayudar a las embarcaciones a rescatar a las personas aisladas.

Con la alta demanda de asistencia, mucha gente se sumó voluntariamente a la Policía y a las Fuerzas Armadas frente a la emergencia.

Grêmio e Internacional, los dos grandes equipos de fútbol y rivales de Porto Alegre, también vieron sus estadios totalmente inundados. Mientras ambos clubes deportivos tratan de suspender el campeonato nacional en curso, los jugadores de ambos equipos han estado participando de las labores de rescate y han sido voluntarios en centros de donaciones y acogida.

Caíque está ayudando a rescatar gente en botes.

Rochet colabora desde el primer día en la preparación y distribución de viandas.

Diego Costa consiguió motos acuáticas, albergó gente en su casa y puso a disposición su Jeep.

Thiago Maia también está ayudando.

¡NO HAY MANERA DE QUE EL CAMPEONATO CONTINÚE!

Influyentes de afuera de Río Grande del Sur también se unieron a las campañas masivas de acciones y donaciones. El surfista brasileño Pedro Scooby reunió un grupo de amigos y recorrieron los caminos en motos acuáticas para apoyar los rescates. El influyente digital Felipe Neto alquiló y dispuso camiones para trasladar agua potable de un parque acuático a las ciudades afectadas, y el humorista Whinderson Nunes alquiló una aeronave y organizó donaciones de alimentos.

Aún así, aumentaron las denuncias de estafas financieras que aprovechan las inundaciones, de figuras políticas e influyentes que difunden desinformación, y de intentos de robo y saqueo de viviendas.

Rescates en los barrios del norte de Porto Alegre, 6 de mayo. Foto de Alex Rocha/PMPA. Dominio público.

El lado político

La periodista Isabela Reis cruzó noticias y publicaciones en un hilo para tratar de comprender la cronología hasta desatarse la catástrofe climática, y denunció al Gobierno estatal por «negligencia e inoperancia». Hay muchas quejas en redes sociales de que «se busca politizar la tragedia», y de que todo tiene que ver con la política.

El secretario ejecutivo del Observatorio del Clima, Marcio Astrini, dijo a BBC Brasil: «La tragedia también es responsabilidad de los senadores y congresistas que desmantelaron las leyes ambientales», y declaró:

Todo ano o governo do Rio Grande do Sul fica extremamente espantado que as chuvas são intensas. O governo do Rio de Janeiro fica super surpreso quando acontece em Petrópolis. É uma surpresa em São Sebastião (SP), no norte de Minas Gerais, em Recife (PE), no sul da Bahia. Só que acontece que já faz nove anos consecutivos que as médias de temperatura do planeta são as mais quentes já registradas. Não tem mais surpresa. A gente precisa se preparar para isso.

Todos los años, el Gobierno de Río Grande del Sur se queda totalmente atónito ante la intensidad de las lluvias. El Gobierno de Río de Janeiro se sorprende cuando pasa lo mismo en Petrópolis. Se sorprenden en San Sebastián, San Pablo, en el norte de Minas Gerais, en Recife (Pernambuco), en el sur de Bahía. Resulta que ya van nueve años consecutivos con las temperaturas promedio más altas jamás registradas. Ya no hay más sorpresas. Tenemos que prepararnos para eso.

El gobernador Eduardo Leite se defendió de las críticas diciendo que «no es momento de buscar culpables». La gente ha criticado la falta de preparación del estado para minimizar las consecuencias de las tormentas e inundaciones actuales o para ayudar a las víctimas posteriormente. Durante sus dos períodos, Leite modificó puntos de las leyes ambientales, flexibilizó las normas de construcción de represas en zonas protegidas y redujo el presupuesto de 2024 destinado a la Defensa Civil con respecto al de 2023.

Rescates en Porto Alegre, capital de Río Grande del Sur. Foto de Giulian Serafim/PMPA. Dominio público.

El gobierno de Luiz Inácio Lula da Silva (Partido de los Trabajadores, PT) estableció un gabinete de crisis en el estado y reconoció el estado de calamidad para varias ciudades, lo que haría más accesible e ilimitado incrementar el presupuesto.

La ministra de Ambiente, Marina Silva, estaba entre quienes viajaron con Lula a Río Grande del Sur. En una entrevista con CNN Brasil, mencionó la idea de decretar el estado de emergencia climática para 1942 ciudades brasileñas susceptibles de sufrir desastres climáticos extremos, y explicó:

Ao decretar emergência climática, você pode ter ações que sejam continuadas, às vezes de remoção de população, de drenagem, de encosta, de uma infraestrutura que seja adequada, sistemas de alerta que sejam rápidos, combinando tecnologia com relação e em integração com a comunidade

Al decretar una emergencia climática, se habilitan acciones continuas, a veces de relocalización de población, de drenaje, fomento, infraestructura adecuada, sistemas rápidos de alerta, y se combina tecnología con la relación e integración de la comunidad.

Porto Alegre bajo el agua. Foto de Ricardo Stuckert/Presidencia de la República, usada con permiso.

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