A 38 años del desastre de Chernóbil, 12 % del territorio bielorruso sigue contaminado

Simbólica rueda de Ferris, parte del parque de diversiones que se preparaba para abrir sus puertas el 1 de mayo de 1986. Imagen de Keith Adams a través de Wikimedia Commons. Dominio público.

El 26 de abril de 1986 ocurrió un fatal accidente en la planta nuclear de Chernóbil. Se planificaba realizar un procedimiento rutinario que consistía en cortar la energía eléctrica en el reactor por 20 segundos. Sin embargo, segundos después, una explosión química liberó 520 tipos de radionucleidos peligrosos en la atmósfera. Treinta y ocho años después, los funcionarios bielorrusos afirman que el 12% del territorio del país aún está contaminado.

La planta nuclear de Chernóbil estaba ubicada cerca de la ciudad de Prípiat en el norte de Ucrania, que entonces formaba parte de la RSS de Ucrania, cerca de la frontera con la RSS de Bielorrusia. Prípiat ha estado abandonada desde el año del accidente y se creó una zona de exclusión con un radio de 30 km alrededor de la planta. Más de 100 000 personas fueron evacuadas de la zona.

Plaza central de Prípiat. Imagen de XEvansGambitx a través de Wikimedia Commons (CC BY-SA 4.0).

Al norte de la zona de exclusión de Ucrania está la reserva radioecológica estatal de Polesie, perteneciente al territorio de la República de Bielorrusia. Hoy hay 96 asentamientos abandonados en esta zona, donde vivían más de 22 000 personas antes del accidente y la evacuación de 1986.

Zona de control en Bragin a la entrada de la reserva radioecológica estatal de Polesia. Imagen de Showmeheaven a través de Wikimedia Commons (CC BY 3.0 DEED).

Según los medios estatales bielorrusos, así se expresó el primer subdirector del Departamento de Seguridad Nuclear y Radiológica de Bielorrusia, Leonid Dedul, en conferencia de prensa a fines de abril de 2024:

As a result of explosions and fires, about 200 types of radionuclides with half-lives ranging from a few hours to hundreds of thousands of years were released into the atmosphere, with Belarus taking the main blow. For example, if we consider the radionuclide cesium-137, 35 percent of the total amount that fell down landed in our country. This radionuclide accounts for about 90 percent of the radiation dose load on the population. Since the post-accident period, the area of contaminated territory in Belarus by cesium-137 has decreased by almost half and now amounts to about 25.5 thousand square kilometers, or 12 percent of the country's total area.

Today, more than 2,000 populated areas are located in radioactive contamination zones, with approximately 930,000 people (185,000 of whom are children) living in them.

Como consecuencia de las explosiones y los incendios, se propagaron alrededor de 200 tipos de radionucleidos en la atmósfera que pueden vivir desde un par de horas a cientos o miles de años, que afectaron principalmente a Bielorrusia. Por ejemplo, si hablamos del radionucleido cesio-137, el 35% del total cayó sobre nuestro territorio. Este radionucleido representa casi el 90% de la carga de dosis de radiación de la población. Luego del accidente, la superficie de la zona contaminada con cesio-137 se redujo casi a la mitad y ahora equivale a alrededor de 25 500 kilómetros cuadrados, es decir, 12% de la superficie total del país.

En la actualidad, existen más de 2000 zonas habitadas contaminadas con radiación, donde viven aproximadamente 930 000 personas (185 000 son niños).

Aunque los medios estatales hablan del éxito del programa de Chernóbil creado por el Estado bielorruso para afrontar los problemas económicos, sociales y ambientales que dejó el accidente, muchos extranjeros se muestran escépticos al respecto.

Alyeksandr Lukashenko, que preside Bielorrusia desde hace 30 años, aseguró que el programa funciona tan bien que «le ha dado una paliza a Chernóbil».

No obstante, el historiador bielorruso Alexander Fridman cree que el régimen de Lukashenko está utilizando la memoria y la opinión pública sobre la tragedia como propaganda política. Fridman sostiene que el principal objetivo del programa de Lukashenko es hacer uso de los territorios contaminados con fines económicos. Según la opinión de este experto, no se tuvo en cuenta ni a la población ni las investigaciones que demuestran las terribles consecuencias de reutilizar estas tierras, incluso años después del desastre.

Uno de los investigadores era Yury Bandazhevsky, exdirector del Instituto Médico de Gomel, científico que se dedicó a estudiar las consecuencias del desastre de Chernóbil. Fue condenado a ocho años de prisión en Bielorrusia en 2001. Según varios grupos de derechos humanos, el doctor Bandazhevsky fue un prisionero de conciencia. Lo arrestaron poco después de haber publicado unos informes en los que ponía en tela de juicio la investigación oficial sobre el caso de Chernóbil.

En 2005, lo dejaron en libertad condicional y ahora está trabajando en Ucrania. Treinta años después de la catástrofe, Bandazhevsky dijo en una entrevista para el diario DW:

I believe that even three decades after the Chernobyl disaster, the situation hasn't changed enough to allow for safe living and agricultural activities in these territories. Yes, the radiation levels of cesium-137 and strontium-90, which have a half-life of about 30 years, have indeed decreased. However, cesium's half-life product is barium, which hardly exits cells.

Radionuclides have migrated into the soil, entering biological chains into plants, animals, and humans, affecting the cells of vital organs. This is ignored by those [officials] who speak of safe living in areas affected by the nuclear power plant accident.

We began to study the changes occurring in the human body under the influence of radioactive elements in the fifth year after the explosion. At that time, we recorded serious pathologies of internal organs — brain, heart, and endocrine system — that could be assessed as a result of direct radiotoxic exposure. But [Belarusian] officials didn't want to connect cause and effect. Meanwhile, in the Vetka district of Belarus, many of the children we observed in 1993–1995 have died.

We must consider that victims can also include those who live far from the Chernobyl area but consume products from there. In Belarus, after the Chernobyl accident, some “smart” individuals came up with the idea to mix “clean” products with “dirty” ones. In the Gomel region, contaminated lands were initially secretly, then openly, used to produce agricultural products, with livestock being fed grain from there. Products from the region continue to be distributed throughout the republic. Now, the situation has reached the point where these territories are reclassified as “clean,” saving on social payments.

Pese a que ya han pasado tres decenios del desastre de Chernóbil, la situación no ha cambiado lo suficiente como para que la gente vuelva a vivir en esta zona ni para que se destine a la actividad agrícola. Sí, los niveles de radiación de cesio-137 y de estroncio-90, que tienen un promedio de vida de treinta años, realmente han disminuido. Sin embargo, el cesio contiene bario, lo que casi nunca se elimina de las células.

Los radionucleidos migraron al suelo fértil, se internaron en la cadena biológica de plantas, animales y humanos y afectaron sus órganos vitales. Muchos (funcionarios) ignoran esta realidad y, por eso, aseguran que se puede vivir en las zonas afectadas por el accidente de la planta nuclear.

Comenzamos a estudiar los cambios que ocurrían en el cuerpo humano a causa de la influencia de los elementos radiactivos cinco años después de la explosión. En aquel momento, registramos graves patologías en los órganos internos (cerebro, corazón y sistema endócrino) que podían considerarse el resultado de la exposición radiotóxica directa. Pero los funcionarios (bielorrusos) no querían asociar causa y efecto. Mientras tanto, en el distrito bielorruso de Vetka, muchos de los niños a quienes habíamos estudiado murieron entre 1993 y 1995.

Podemos decir también que muchas de las víctimas no vivían cerca de la zona de Chernóbil, pero consumían los productos que se fabricaban allí. En Bielorrusia, luego del accidente, algunas «mentes brillantes» tuvieron la idea de mezclar productos «limpios» con otros «sucios». En la región de Gomel, se utilizaban algunos terrenos contaminados, al principio en secreto y luego más abiertamente, para elaborar productos agrícolas, al ganado lo alimentaban con granos de esta misma zona. Estos productos se distribuían por todo el país. Actualmente, se llegó al punto de reclasificar a estos terrenos como «limpios» para ahorrar dinero en ayuda social.

En octubre de 2023, según los medios, la ONG Children of Chernobyl (Niños de Chernóbil), que trasladaba a niños de zonas contaminadas a otros países de Europa para recibir ayuda médica y psicológica, fue clausurada por un tribunal bielorruso en el marco de la represión a la sociedad civil del país. Además, según los medios estatales, por más de dos años desde el comienzo de la invasión a gran escala de Rusia en Ucrania (respaldada por Lukashenko), Bielorrusia no está sacando ningún comunicados a otros países sobre todo lo referido a Chernóbil, salvo por algunas reuniones que tiene con el IAEA (Organismo Internacional de Energía Atómica). Por este motivo, es imposible llevar a cabo un análisis independiente de lo que está sucediendo en las zonas contaminadas de Bielorrusia. Cabe destacar que el mundo no conocerá el costo real del desastre de Chernóbil de 1986 hasta que el régimen de Lukashenko fracase.

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