Ojos puestos en Gaza, se multiplican violaciones a periodistas de Cisjordania

Mural en la barrera de separación en Belén como tributo a Shireen Abu Akleh, periodista de Al Jazeera, que fue baleada por el Ejército israelí en la ciudad de Jenin en Cisjordania. Imagen de Dan Palraz, via Wikimedia Commons. CC BY-SA 4.0.

Israel ha matado a más de cien periodistas en Gaza desde que empezó su mortal guerra en la franja, tras la incursión de Hamas en suelo israelí el 7 de octubre de 2023. La organización Reporteros Sin Fronteras ha presentado múltiples reclamos al Tribunal Penal Internacional para que se investigue la gran cantidad de «homicidios intencionales» de periodistas gazatíes.

A pesar de que toda la atención está puesta en Gaza, las violaciones contra periodistas de Cisjordania se han multiplicado. Actualmente, Israel está en el sexto puesto de países con mayor cantidad de periodistas presos, junto a Irán. Durante los últimos seis meses fueron detenidos 52 periodistas, y solo dos ocurrieron fuera de Cisjordania. La mayoría de estos periodistas están retenidos sin cargos ni juicio, bajo la ley militar israelí, aseguró el Centro Palestino para el Desarrollo y las Libertades de los Medios (MADA) a Global Voices.

Entre esos detenidos hay periodistas mujeres. «Las fuerzas israelíes no hacen diferencias entre hombres y mujeres como periodistas en el terreno», señala Aziza Nofal, periodista palestina de 45 años que vive en Ramala, a Global Voices. Como periodista independiente en Al Jazeera en inglés, también colabora con Reporteros Sin Fronteras en documentar la violencia contra los periodistas palestinos. Según Nofal, las fuerzas de seguridad israelíes amenazan constantemente con violar a las periodistas mujeres.

Sojoud Aasi, periodista que se comunicó con Global Voices, fue detenida en octubre. Entonces con dos meses de embarazo, fue maltratada y la registraron desnuda en muchas ocasiones «de una manera muy humillante», señaló. «También se me negó el derecho de cambiarme de ropa, tomar mis medicamentos e incluso ir al baño».

Además, las fuerzas israelíes amenazaron con lastimar a su hija de siete años y matar a su esposo. Él también es periodista, y actualmente está detenido. «Está sometido a tortura extrema y privado de sus derechos más básicos, al igual que otros detenidos en prisiones israelíes», declaró.

Las organizaciones de derechos humanos han denunciado el uso de tortura y otras formas de trato inhumano en las prisiones israelíes, mientras que expertos de Naciones Unidas han «expresado preocupación por acusaciones creíbles de violaciones graves a los derechos humanos» contra mujeres y niñas palestinas, que incluyen acoso sexual.

La también periodista Bushra al-Tawil ha sido arrestada en cinco ocasiones por su trabajo sobre los detenidos palestinos en las prisiones israelíes, señaló Nofal. Al-Tawil fue arrestada en marzo, y continúa bajo detención administrativa hasta la fecha; según testigos presenciales, las fuerzas de inteligencia israelíes la golpearon en su casa mientras era detenida.

Una tercera periodista, Asmaa Harish, está bajo arresto domiciliario hace seis meses, «las fuerzas israelíes le prohibieron utilizar las redes sociales y hacer llamadas», agregó Nofal.

Además de las detenciones, los periodistas de Cisjordania también enfrentan restricciones a la libertad de movimiento y a violencia absoluta impuestas por el Ejército israelí y los colonos armados.

Mohammed Samir Abed, corresponsal de la red de noticias AI Quds, junto a seis colegas, sufrieron esta violencia personalmente, cuando enfrentaron ataques directos del Ejército israelí el 4 de enero. Estos periodistas documentaron los enfrentamientos entre el Ejército israelí y el bando palestino en Sir, pueblo al norte de Jenin.

Una vez finalizados los enfrentamientos, «queríamos irnos, pero de repente comenzaron los disparos… nos dispararon directamente», a pesar de llevar puestos los chalecos de prensa, explicó Abed a Global Voices. Los videos que filmó durante el incidente lo muestran a él y sus colegas que se cubren de los disparos del Ejército israelí desde vehículos militares cercanos.

Jihad Barakat, reportero en Al-Araby Al-Jadeed que vive en Ramala, también fue baleado en múltiples ocasiones al hacer sus informes. «En cualquier momento un militar te podía prohibir fotografiar… o lanzar gas lacrimógeno o balas de goma», declaró a Global Voices. En algunas ocasiones utilizan balas reales, como en la muerte de Shireen Abu Aqleh, corresponsal de Al Jazeera, a quien el Ejército israelí mató en 2022 en Jenin.

Los periodistas de Cisjordania arriesgan sus vidas y sufren muchas violaciones a diario para documentar y exponer la ocupación israelí (con un impacto psicológico importante).

Restricciones a la libertad de movimiento

Además de la violencia del Ejército israelí, los periodistas de Cisjordania enfrentan la violencia de los colonos. «Hay bastantes ataques de colonos en toda Cisjordania. Tenemos dificultades para movernos de un lugar a otro, es muy peligroso», explicó Nofal.

Según Naciones Unidas, desde el comienzo de la guerra, se han producido más de 600 ataques  de los colonos contra palestinos en Cisjordania. Nueve personas han muerto en estos ataques, además de las casi 400 personas que había matado el Ejército israelí hasta principios de marzo.

Desde octubre, el Gobierno israelí emitió más de 100 000 licencias para portar armas, la mayor tasa de posesión de armas entre los asentamientos israelíes ilegales en Cisjordania. El Gobierno ha considerado armar algunos asentamientos en Cisjordania con misiles antitanque.

La libertad de movimiento de los periodistas también está gravemente limitada por la creación de decenas de nuevos puntos de control y confinamiento de pueblos enteros desde el inicio de la guerra. «Ya no puedo ir de Jenin a Nablus por los puntos de control», señaló Abed. Las dos ciudades de Cisjordania están separadas por 40 kilómetros.

Al pasar por los puntos de control, Abed utiliza su identificación personal, en lugar de su identificación de periodista, que emite la Autoridad Palestina (órgano de gobierno nominal en Cisjordania). Lo hace así por el «miedo a quedar rezagado o ser detenido en cualquier momento por informar sobre los crímenes de la ocupación».

En 2000, a los periodistas de Cisjordania se les negaron todas las credenciales de prensa israelí. Sin credenciales, el proceso para pasar por los puntos de control israelí es considerablemente más largo, y pasar por los puntos de control para recorrer distancias cortas puede tomar horas.

Una vez en el lugar, el movimiento de los periodistas es limitado considerablemente por el Ejército israelí. «Los vehículos del Ejército se acercan demasiado para obstruirnos», aseguró Abed y mostró el video de un vehículo blindado que tocaba la bocina y avanzaba en contra de él y sus colegas en diciembre en Jenin.

Además, Israel envió un claro mensaje disuasorio a los periodistas a través de muertes pasadas y recientes de periodistas palestinos, tanto en Cisjordania como en Gaza.

Impacto psicológico

A pesar de que los ataques a periodistas han aumentado durante la guerra, «las violaciones contra periodistas palestinos son una continuación, no una consecuencia de lo ocurrido el 7 de octubre», aseguró Walid Batrawi, periodista de Ramala que actualmente forma parte del Instituto Internacional de Prensa, a Global Voices.

En 2022, el Ejército israelí y las fuerzas de seguridad cometieron al menos 479 violaciones contra periodistas. A pesar de que estos crímenes fueron documentados por organismos locales e internacionales, la impunidad prevalece. «Cuando se identificó al militar que le disparó a Shireen Abu Aqleh, este logró evadir la sanción, lo que significa que volverá a ocurrir», explica Batrawi.

Ante la falta del estado de derecho, el miedo se propaga. «Existe miedo e incertidumbre constante al no saber si poner «prensa’ en tu vehículo te protege o te convierte en un objetivo», añadió. El Comité para Protección de Periodistas investiga el ataque y asesinato intencional de una decena de periodistas por parte del Ejército israelí.

Las fuerzas israelíes utilizan el miedo y la intimidación para «silenciar todas las voces de Cisjordania», aseguró Aasi. «Es parte de la intención de imponer la autocensura».

Sin embargo, bastantes periodistas de Cisjordania continúan haciendo su trabajo a pesar de los riesgos de seguridad. «Puedes ser el siguiente objetivo de la próxima bala, esto es algo que aqueja a los periodistas palestinos. Cuando salgo de casa, considero el hecho de que puedo no volver», señaló Abed.

Otra forma de difundir miedo es a través del castigo colectivo. «No solo los periodistas se han convertido en objetivos, también sus familias. Esto afecta a cada uno de los periodistas palestinos», explicó Barakat.

Los costos psicológicos son altos. «Temo no volver a casa a ver a mis tres hijos, temo que algo pase. Siento que no tengo el control de mi vida», aseguró Nofal. «Nuestro trauma afecta nuestras vidas sociales, nuestras relaciones con las personas que nos rodean».

Sin embargo, con el tiempo la muerte se normaliza. «Fotografío funerales a diario. Empiezo a temer que, si pierdo a alguien que amo, no pueda sentir la pérdida. Se ha vuelto algo normal para mí», mencionó Abed.

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