La literatura taiwanesa por fin alcanza reconocimiento internacional luego de años de haber sido presentada, casi siempre, como una variante de la literatura china en las ferias de libros y catálogos de editoriales de todo el mundo. En gran parte, esto se ha dado gracias a los esfuerzos combinados de las instituciones culturales taiwanesas y a una nueva generación de profesionales de la traducción que se especializan en la literatura de Taiwán. El resultado es la aparición de una serie de colecciones literarias taiwanesas en editoriales de afuera de Taiwán, algunas de las cuales se dedican exclusivamente a publicar libros de Taiwán.
A fin de desentrañar este “descubrimiento” de la literatura taiwanesa en la traducción, Global Voices entrevistó a Alberto Poza Poyatos, graduado en Estudios de Asia y África por la Universidad Autónoma de Madrid, profesor asociado de literatura y cultura sinófona en la misma universidad e investigador predoctoral en la Universidad Abierta de Cataluña. Sus intereses académicos abarcan la literatura queer sinófona, la teoría crítica y la traducción.
La entrevista se llevó a cabo mediante correo electrónico.
Filip Noubel (FN): ¿Cuál ha sido tu recorrido personal de aprender chino y, finalmente, traducir la literatura taiwanesa al español?
Alberto Poza Poyatos (APP): Como cualquier otro estudiante de chino bien sabrá, el viaje está lejos de haber terminado, pero publicar una traducción supone un hito muy importante en el trayecto.
Mi experiencia con el chino es una historia de casualidades. Yo entré a la universidad a estudiar árabe, pero la ilusión con la que los profesores enseñaban las asignaturas del área de China me sedujo, y la casualidad quiso que en ese año se inaugurase un grado específico en Estudios de Asia. Junto con una amiga, decidimos inscribirnos en la primera promoción y dar prioridad al chino. Al tercer año, conseguí una plaza para ir de intercambio a Taiwán. Como todo el mundo, yo quería haber ido a Pekín, pero mi nota me lo impidió. La casualidad me mandó a la NTU en Taipéi, un lugar del que lo único que sabía era que no hacía frío.
Nada más al llegar, Taiwán me maravilló. La gente, la comida y los paisajes son un gusto absoluto, pero en aquel momento mi investigación no tenía nada que ver con la literatura taiwanesa y mi interés permaneció entretenido en lo que podría llamarse un hedonismo anecdótico. La cosa cambió cuando, unos años después de aquella primera estancia en Taiwán, mientras avanzaba por los pasillos de la biblioteca de SOAS dirección al dichoso Siku Quanshu 四庫全書, me encontré por casualidad con el libro de Fran Martin, Angelwings: Contemporary Queer Fiction from Taiwan.
Aquí terminaron las casualidades. Esa noche estaba buscando el Siku Quanshu, pero yo ya llevaba tiempo buscando mi sexualidad en Londres, y leí Angelwings como si se hubiera escrito para mí. Enseguida di con Membranas de Chi Ta-wei (紀大衛), con las historias de vampiresas de Hong Ling (洪凌), con Pai Hsien-yung (白先勇) y con Qiu Miaojin (邱妙津). Leí todo lo que encontré con mucho más consuelo que sorpresa, y la emoción de haber encontrado gente como yo en la otra punta del mundo me obligó a cambiar mis intereses académicos.
Traducir a Ta-wei significa haber pasado de ser su fan a ser su colega y tener la oportunidad de reescribir una de las obras con las que yo hice sentido del mundo como mundo globalizado.
FN: ¿Cuáles fueron los desafíos de traducir desde una lengua casi sin marcas de género hacia una con géneros muy marcados? ¿Surgieron problemas con tu editor, la casa editorial o la crítica literaria durante el proceso?
APP: Lo cierto es que la casa editorial Egales ha mostrado una gran generosidad y tolerancia al riesgo durante la revisión de mi propuesta, porque sin duda el mayor reto de esta traducción ha sido el de lidiar con la incertidumbre. Una incertidumbre que surge de la naturaleza queer de la novela, pero también de su contexto futurista y de su condición traducida. Mi objetivo ha sido el de preservar todas las incertidumbres posibles entendiendo que son estos espacios de no saber los que generan la condición de posibilidad de imaginar un futuro distinto del presente. En términos concretos esto se refleja en un uso de la flexión de género ‘-x’ para cíborgs, en el uso del femenino como neutro colectivo y en una intermitencia entre el pasado y el presente en los tiempos verbales.
No he querido asumir que a finales de siglo el sistema sexo género será binario, ni he querido asumir que una máquina sin rostro o sin interacción con humanas puede tener un género concebible desde la España del 2024. Tampoco he querido imponer la presencia masculina en una novela en la que no aparecen personajes humanos masculinos y la reproducción sexual resulta prescindible. He preferido utilizar las herramientas creativas que el idioma me permite para conservar el mayor espacio de indeterminación posible, todo ello sin perder de vista el sentido político de la obra.
Precisamente es en su sentido donde encuentro el elemento queer de la obra. En origen, Membranas es un intento ficcionado por imaginar, desde el Taiwán de 1995, cómo sería un futuro queer: una maternidad queer, una soledad queer… He considerado que traducir este sentido pasaba por replantear la pregunta para el contexto actual español: ¿Cómo sería un futuro queer pensado desde la España de 2024? Ni Ta-wei tenía la respuesta en 1995 ni yo la tengo ahora, por eso, animar la duda y conservar abiertas las incertidumbres que nos permiten pensarla de forma creativa me resultaba más interesante, y quizá también más importante, que respetar unas normas gramaticales temerosas de su propia contingencia. Por retomar tu pregunta, probablemente me decantaría por pensar la traducción como una revitalización del sentido.
Para leer más sobre pronombres en español: Lenguas romances: ¿Se están volviendo más neutras en cuanto al género?
FN: ¿Cómo han recibido el libro en España? ¿Llegará a América del Sur?
APP: A día de hoy, la recepción ha sido buena y con toda probabilidad agotaremos la primera edición en menos tiempo del esperado. Egales es una editorial muy afianzada en el ámbito literario LGTBIQA+ y ha conseguido posicionar el libro de tal manera que sea visible y llegue a la mayoría de lectores de este tipo de libros. Ahora los esfuerzos están en atraer un público también minoritario pero más desconocido para nosotros: los lectores de ciencia ficción o de literatura asiática en general.
El interés académico también es digno de mención. Es curioso que en las primeras semanas de su publicación, y a raíz de una participación en una conferencia sobre filología queer y trans en la Universidad de Cambridge, algunas alumnas y profesoras británicas han mostrado interés en saber más sobre las licencias creativas que se han utilizado para traducir las cuestiones de género en un idioma tan explícito como es el español. Es de esperar que surjan intereses similares entre las estudiantes de universidades españolas.
Además, este verano Ta-wei pasará por la Feria del Libro de Madrid, y confiamos en que su presencia en este evento y en las actividades que estamos organizando para dar a conocer el libro y promover conversaciones en torno a los temas que trata sirvan para que la traducción pueda cruzar el charco y presentarse en la Feria Internacional del Libro de Guadalajara, en México. Estoy seguro de que Membranas tendrá recorrido también en el continente americano.
FN: China está mucho más presente que Taiwán en el panorama cultural en español. ¿Eso esta cambiando?
APP: Estás en lo cierto. El ámbito cultural sinófono en España sigue girando en gran medida en torno a China, sus instituciones para la promoción de la cultura y los Estudios Chinos universitarios. También es cierto que en España existe un público interesado por los movimientos sociales, por el feminismo queer y por la ecología, para quienes es difícil encontrar productos sinófonos que satisfagan su curiosidad. Lugares como Taiwán son el productor y el intermediario ideal para este público.
Hace pocos días, en la inauguración del Instituto Confucio de la Universidad de Sevilla, unas profesoras llevaron a cabo una protesta en contra de lo que consideraban una amenaza para la libertad de cátedra y una cooptación de los estudios universitarios en favor de los intereses de China. Esto demuestra que existe una consciencia de la necesidad de discursos alternativos, periféricos que suplementen o incluso contradigan el discurso monolítico de lo chino.
En este sentido, el ámbito de lo queer comparte una afinidad estructural con lo sinófono que podría resultar muy productiva. Ambos discursos surgen con la intención de desplazar el foco de interés hacia lo marginal y desnaturalizar identidades que se habían concebido como inamovibles, ya sean de índole sexual o nacional. Teniendo en cuenta el potencial de esta combinación, es una lástima que las instituciones que tienen la posibilidad de apostar por el binomio queer+sinófono tiendan a hacerlo tímidamente y a destiempo.