Barbados, firme partidario de las reparaciones, ha tenido que reconsiderar la compra de tierras a una antigua familia de esclavistas

Finca Drax Hall en Barbados, vía Wikimedia Commons. Dominio público.

La primera ministra de Barbados, Mia Mottley, está bien considerada como progresista líder mundial y firme defensora de la región caribeña, que aboga abiertamente por temas que van desde justicia climática hasta reparaciones. Por esto, la reciente expresión de interés por parte de su gobierno de comprar tierras a un descendiente de traficantes de esclavos no fue bien recibida, y el 23 de abril se dirigió a la nación para anunciar que el acuerdo se suspendía.

Para muchos, la mera consideración de la compra parecía desentonar con algunos de los temas sobre los que Mottley ha tomado medidas. A finales de 2020, por ejemplo, en medio de las protestas mundiales de Black Lives Matter (Las vidas negras importan), su gobierno retiró la estatua del vicealmirante británico Horatio Nelson de su lugar en la plaza de los Héroes Nacionales de Bridgetown, por su papel en la trata transatlántica de esclavos (gesto simbólico que decía mucho de la temperatura social de la isla), y anunció sus intenciones de autogobernarse. Un año después, Barbados se convirtió en la república más joven del mundo, y sustituyó a la entonces monarca británica, la reina Isabel II, como jefa de Estado del país.

Imaginen la sorpresa, entonces, cuando se reveló que la tierra en cuestión era la finca Drax Hall, descrita por la Comisión de Reparaciones de la CARICOM como un “campo de exterminio” para decenas de miles de africanos esclavizados que murieron en condiciones horribles entre mediados del siglo XVII y el siglo XIX. El diputado conservador británico Richard Drax, descendiente de la familia, recibiría tres millones de libras esterlinas (poco más de 3,7 millones de dólares) por aproximadamente 50 acres de tierra de la finca, que el Gobierno de Barbados planeaba destinar para construir viviendas sociales.

Mientras el abogado y activista político David Commisiong, alguna vez director de la Comisión para Asuntos Panafricanos de Barbados, reconoció que “numerosos barbadenses negros de clase trabajadora, algunos descendientes de africanos esclavizados que fueron oprimidos y explotados en la finca Drax Hall, necesitan desesperadamente una vivienda adecuada”, también sugirió que esto debe equilibrarse con el hecho de que la propiedad fue “un lugar central de la opresión genocida y la explotación de múltiples generaciones de negros barbadenses esclavizados” y “la principal generadora de riqueza para la familia Drax […] durante cientos de años”, especialmente dada la historia y la deslucida respuesta de Drax a las peticiones de reparación.

A pesar de los destacados esfuerzos de los Trevelyan, aristocrática familia británica, por enmendar su propio pasado familiar manchado y presionar para que otros hagan lo mismo, Drax se ha mantenido notoriamente contrario a las reparaciones, y calificó de “profundamente lamentable” la participación de su familia en la trata de esclavos, pero añadió que “nadie puede ser considerado responsable hoy de lo que ocurrió hace muchos cientos de años”.

Trevor Prescod, ministro parlamentario miembro del Partido Laborista de Barbados de Mottley y presidente del Grupo de Trabajo Nacional sobre Reparaciones de Barbados, calificó la decisión de “mal ejemplo […] ¿Cómo explicamos esto al mundo?”. The UK Guardian informa que Prescod continuó diciendo que “el Gobierno [de Barbados] no debería entablar relación alguna con Richard Drax, especialmente cuando estamos negociando con él en materia de reparaciones”. También fue tajante al afirmar que si no se avanzaba en la resolución del asunto, Barbados no dudaría en “emprender acciones legales en los tribunales internacionales”.

En declaraciones a The Guardian en 2020, sir Hilary Beckles, historiador barbadense que preside la Comisión de Reparaciones de la CARICOM y contribuyó decisivamente a la firma de un histórico acuerdo de reparaciones por la esclavitud entre la Universidad de las Indias Occidentales y la Universidad de Glasgow –primer contrato de este tipo desde que los africanos esclavizados fueron totalmente emancipados por los británicos en 1838– no se anduvo con rodeos: “La familia Drax ha hecho más daño y violencia al pueblo negro de Barbados que ninguna otra familia. Los Drax construyeron, diseñaron y estructuraron la esclavitud”.

No obstante, a finales de 2022 parecía haber algunos avances en materia de reparaciones. Según los informes, Drax visitó Barbados para reunirse con la primera ministra Mottley; se habló de convertir parte de Drax Hall en un museo, mientras que otras zonas se destinarían a viviendas para personas de bajos ingresos. Además de ceder la propiedad como acuerdo, es posible que también se pidiera a Drax que pagara parte de la factura de las obras.

El posible acuerdo sobre los terrenos, por tanto, dejó perplejos a muchos observadores, tanto en Barbados como en Gran Bretaña. En Facebook, el Comité de Representación Laborista de Sussex escribió: “Estamos de acuerdo con la poetisa laureada de Barbados Esther Phillips en que el diputado multimillonario Richard Drax debería ceder ‘sus’ tierras como reparación por las ganancias excesivas de su familia con la esclavitud, sin enriquecerse más a expensas de los barbadenses. Como socialistas y sindicalistas, nos pronunciamos en contra y apoyamos al pueblo de Barbados”.

Phillips, que creció junto a Drax Hall, calificó de “atrocidad” la situación, que consideró como un caso en el que los descendientes de las víctimas compensan a un descendiente de los esclavistas.

Philip Dunn opinaba de forma similar, y expresó que: “Nadie debería poder obtener hoy grandes beneficios de algo inhumano que ocurrió hace muchos cientos de años”.

Por su parte, el barbadense Roland Clarke publicó: “Si bien me parece instintivo que el señor Drax no debería ser legalmente responsable de los crímenes cometidos por sus antepasados, no puedo decir lo mismo de la empresa llamada Drax Plantation. Mi opinión es que Drax Plantation es una ‘persona jurídica’ según la ley. Por lo tanto, como cualquier otra ‘persona’ que ha cometido un delito, Drax Plantation debe enfrentar las consecuencias de la ley. El Gobierno de Barbados parece dispuesto a comprar Drax Hall Plantation a precio de mercado. ¿Dónde están mis gafas? ¿He leído bien?”.

Muchos usuarios de las redes sociales comentaron el hecho de que Drax es uno de los diputados más ricos, con unos 150 millones de libras esterlinas (185.670 millones de dólares). Cathy Thomas-Bryant añadió: “No puedo pensar en ninguno de mis amigos, que simplemente no devolvieran la tierra a quienes se la robaron. Vaya oportunidad tiene este hombre de hacer algo bueno en lugar de algo horrible. Y no, no es una simple venta de tierras, no cuando se trata de la venta de una plantación que fue descrita como un campo de exterminio, donde murieron tantos esclavos”.

Jason Jones, que nació en el Caribe y vive en el Reino Unido, estaba furioso: “¡Un diputado británico sigue ganando dinero💰 HOY con la ESCLAVITUD, violación y asesinato de afrocaribeños por parte de su familia! Díganme otra vez que la esclavitud es cosa del pasado y que deberíamos ‘pasar página'“.

Durante una visita a Jamaica en 2015, el entonces primer ministro británico, David Cameron, dijo que no contemplaría ninguna conversación sobre reparaciones, y aconsejó a los jamaicanos que “superaran la esclavitud”.

Alison Kriel también intervino con un conmovedor recordatorio: “El banco de la esclavitud sigue dando. Recuerden siempre que los únicos compensados tras la emancipación fueron los propietarios de esclavos por la pérdida de ingresos”.

En cuanto a la postura del Gobierno de Barbados, el ministro de Vivienda, Dwight Sutherland, en cuya circunscripción se encuentra Drax Hall, explicó inicialmente: “Se trata de un proceso de adquisición a valor de mercado. Compensamos a los propietarios. Se da la circunstancia de que este terreno es propiedad del señor Drax, pero esto no tiene nada que ver con las reparaciones. Es un proyecto de viviendas”.

Sin embargo, el hecho de que la primera ministra Mottley hiciera llamados a favor de las reparaciones en diciembre de 2023 en Londres, hizo que muchos se sintieran incómodos al dejar el tema fuera de un debate tan delicado. En su posterior discurso en video, Mottley señaló: “Entendemos el concepto de reparaciones tanto a nivel nacional como también a nivel internacional, como ha sido” y afirmó que Barbados ha estado “a la vanguardia de hacer el llamado a las reparaciones”. También estableció un vínculo directo entre la crisis climática, causa en la que se ha mostrado muy activa, y la “construcción” de la Revolución Industrial, financiada por las ganancias de la trata de esclavos, que ha sido la principal responsable de las emisiones de gases de efecto invernadero.

En respuesta a los comentarios que sugerían que el Gobierno debería simplemente confiscar las tierras, Mottley declaró inequívocamente: “Barbados es un país que se rige por el estado de derecho”, y añadió que “no conoce ningún ejemplo en el que hayamos expropiado las tierras de la gente: cuando la gente tiene tierras que son objeto de adquisición obligatoria, por ley debemos pagar por ellas”.

“Al mismo tiempo”, dijo, “eso no nos impide ir agresivamente para poder buscar las reparaciones, a través de la defensa y a través de opciones legales”. Aunque dijo que “no está contenta” con el ritmo al que ha avanzado el debate sobre las reparaciones con Drax, Mottley advirtió que los barbadenses no deben “tirar piedras contra su propio tejado”, lo que significa que no se debe negar la oportunidad de vivienda a los ciudadanos que la necesiten.

La primera ministra también citó la ley de compra de dominio por conjuntos de arrendatarios del país, que calificó como “una de las formas más agresivas de reforma agraria en América” y “una de las formas más perfectas de reparación”, aunque la hicieran “personas que a su vez eran descendientes de esclavos”. La ley, instituida hace 40 años, permite a los barbadenses que llevan más de cinco años viviendo en plantaciones comprar la tierra a precios asequibles. El hecho de que tal medida no haya sido aún igualada por los esclavistas “a pesar de las compensaciones que recibieron del Gobierno británico: 20 millones de libras en efectivo y otros 27 millones de libras en relación con el trabajo forzado de personas en el sistema de aprendizaje entre 1834 y 1838”, dijo Mottley, “es un asunto de gran pesar para nosotros”.

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