
Gulbadin Naib, miembro de la selección de críquet de Afganistán, Copa Mundial de Críquet de 2019. Captura de pantalla del vídeo «¿Gulbadin Naib? ¿Morgan? | Inglaterra vs Afganistán – Los cinco mejores momentos | ICC Cricket World Cup 2019» del canal de YouTube de la ICC. Uso justo.
El 28 de abril, la selección masculina de fútbol sala de Afganistán puso el broche de oro a su camino en la Copa Asiática de Futsal con una victoria sobre Kirguistán en el repechaje, y se ganó un puesto en la próxima Copa Mundial de Futsal de la FIFA, a celebrarse en Uzbekistán entre septiembre y octubre de 2024. Es un logro sin precedentes en la historia deportiva de Afganistán. No solo participó en la primera Copa Asiática de su historia, sino que también se clasificó por primera vez para un mundial.
Esta publicación de Instagram tiene las celebraciones de la selección.
El éxito de la selección se convirtió en otro gran logro deportivo de Afganistán desde que los talibanes tomaron control del país en agosto de 2021. En la Copa del Mundo de Cricket de 2023, la selección protagonizó una racha histórica y extraordinaria al derrotar a los defensores del título y antiguos campeones del mundo: Inglaterra, Pakistán y Sri Lanka. Antes de este torneo, Afganistán solo había ganado un mundial de críquet desde que empezó a competir en 2015.
El deporte en Afganistán está solo permitido a los hombres. Tras su llegada al poder, los talibanes han prohibido a las mujeres practicar todo deporte, como parte de una campaña discriminatoria contra ellas. Sin embargo, las flagrantes violaciones de los derechos de la mujer cometidas por el nuevo régimen no han sido motivo para que los organismos deportivos internacionales impidan a los atletas enviados por el Estado a participar en varias competiciones. Cada aparición y éxito de estos atletas en los principales eventos deportivos internacionales supone una victoria política para los talibanes, que buscan el reconocimiento internacional y la legitimidad dentro y fuera de su país.
El deporte en otros regímenes políticos
A lo largo de la historia, varios deportes han prosperado bajo distintos regímenes en Afganistán. Un antiguo deporte tradicional que ha resistido el paso del tiempo es el buzkashi, que se puede describir como una mezcla de polo y lucha libre. En la actualidad sigue siendo popular e incluso hizo una aparición en la célebre película de acción de Hollywood «Rambo III«, donde el protagonista juega al buzkashi durante su viaje por Afganistán.
El comienzo de los deportes más convencionales en Afganistán se remonta a la primera mitad del siglo XX, cuando el país era una monarquía. El fútbol fue uno de los deportes cuya popularidad aumentó en este periodo. En 1922 se formó la primera selección nacional de fútbol, y en 1923 se construyó el famoso estadio Ghazi, en la capital, Kabul. En 1948, Afganistán ingresó como miembro en la FIFA.
En 1936, Afganistán envió un grupo de 19 atletas a participar en los primeros Juegos Olímpicos de Verano de su historia. Desde entonces, el país ha enviado atletas a 14 olimpiadas, donde han ganado un total de dos medallas de bronce en taekwondo.
El primer gobierno talibán en Afganistán, entre 1996 y 2001, y las décadas de inestabilidad que lo precedieron cambiaron el panorama deportivo del país. Algunos deportes populares, como el buzkashi y el vuelo de cometas, fueron prohibidos por los talibanes, y otros como el fútbol y el críquet se permitieron con la condición de que los jugadores vistieran según las normas islámicas y llevaran pantalones largos y no pantalones cortos.
Además de albergar eventos deportivos, durante este periodo los estadios se utilizaron como escenarios de ejecuciones públicas que los talibanes hacían ante grandes multitudes. Se prohibió la participación de las mujeres en todos los deportes, lo que provocó la suspensión de la afiliación de Afganistán al Comité Olímpico Internacional en 1999 y la descalificación de los Juegos Olímpicos de Verano de 2000 en Sídney.
Los siguientes 20 años de la República Islámica de Afganistán, de 2001 a 2021, eliminaron las barreras impuestas por los talibanes y facilitaron la aparición del críquet como el deporte más popular del país. Se permitió de nuevo a las mujeres hacer deporte, y las primeras mujeres participaron en los Juegos Olímpicos de Verano de Atenas.
En la década de 1990, los refugiados afganos que vivieron en Pakistán y conocieron allí el críquet regresaron a su país y popularizaron este deporte. En 2001, Afganistán se unió al Consejo Internacional de Críquet y, en 2017, se convirtió en miembro de pleno derecho. La selección nacional de críquet participó en las copas mundiales de críquet de 2015 y 2019.
Este es un video de YouTube sobre el crecimiento del críquet en Afganistán.
Prohibición de deportes femeninos y difusión del críquet
La vuelta de los talibanes al poder en 2021 restableció la prohibición del deporte femenino, además de otras muchas restricciones que obligaron a las atletas a exiliarse o esconderse. El régimen talibán sigue utilizando los estadios para practicar algunos deportes, y también para ejecuciones públicas y flagelaciones ante la mirada de miles de personas.
Dadas estas graves restricciones al deporte femenino y otras violaciones de los derechos humanos, las atletas afganas han pedido al Comité Olímpico Internacional que prohíba a Afganistán, bajo gobierno talibán, de participar en los Juegos Olímpicos de París 2024. El Comité Olímpico Internacional ha confirmado que está en proceso de negociación con el Gobierno afgano y que su objetivo es contar con un equipo del país donde haya equidad de género. No está claro si esto ocurrirá o no.
En los Juegos Olímpicos de Asia de 2023 se sentó un precedente de equipo mixto, ya que Afganistán estuvo representado por un equipo exclusivamente masculino enviado por los talibanes y por atletas afganas que actualmente viven en el exilio en distintas partes del mundo. En los Juegos Olímpicos de París 2024, entre las atletas afganas que participarán están Manizha Talash y Nigara Shaheen. Sin embargo, formarán parte del Equipo Olímpico de Atletas Refugiados.
Las atletas que siguen en Afganistán permanecen en la clandestinidad o intentan salir por su seguridad, mientras que las que se vieron obligadas a marcharse seguirán en el exilio en tanto los talibanes ocupen el poder. No obstante, las atletas afganas han seguido luchando con determinación por obtener mayor reconocimiento y oportunidades. El equipo femenino de fútbol ha estado jugando en Australia mientras suplica a la FIFA que las reconozca como un grupo y les permita representar a Afganistán. La FIFA aún no ha aceptado la petición del equipo. Del otro lado del mundo, más de 126 ciclistas femeninas continúan su periplo ciclista en Canadá.
Este vídeo de YouTube muestra a la selección nacional femenina de fútbol de Afganistán, actualmente exiliada en Australia.
Al igual que el Comité Olímpico Internacional, el Consejo Internacional de Críquet ha hecho una excepción con Afganistán. La Junta de Críquet de Afganistán sigue siendo miembro del Consejo a pesar de no cumplir con sus normas y reglamentos, que exige a sus socios crear equipos para críquet femenino y desarrollar un entorno para su crecimiento y progreso. En la actualidad, Afganistán es el único país miembro de pleno derecho del Consejo Internacional de Críquet sin equipo femenino.
Mientras el Consejo Internacional de Críquet guarda silencio, los talibanes siguen prestando gran atención al desarrollo del críquet masculino, ha destinado fondos y facilitado la creación de academias de críquet privadas. Por ejemplo, en la Copa Mundial de Críquet de 2023, el director general de la Junta de Críquet de Afganistán reveló que los talibanes aportaron 1,2 millones de dólares estadounidenses cuando el Consejo tuvo dificultades financieras en 2022. También se ha visto a jugadores de la selección nacional de críquet con dirigentes talibanes, incluido el ministro del Interior del grupo, Sirajuddin Haqqani.
La doctrina radical de los talibanes ha obstaculizado el crecimiento y la libertad del deporte; pero el grupo también ha utilizado el juego como un medio para obtener reconocimiento. La estrategia de los talibanes de promover deportes específicos tiene como objetivo proyectar una sensación de normalidad y afirmar su autoridad.
El simple hecho de apoyar y aparecer en fotos y videos junto a jugadores de críquet, que suelen considerarse héroes nacionales en Afganistán, ayuda a los talibanes a ganar legitimidad en su país. Enviar selecciones a competencias internacionales les da un reconocimiento indirecto de los organismos deportivos. Pero lo cierto es que los atletas, especialmente las mujeres, enfrentan enormes obstáculos en su propio país.