Cómo el trauma de una jamaicana inspiró un «círculo de atención» para sobrevivientes de abuso sexual

Alicia Bowen-McCulskie, fundadora y directora ejecutiva de Circle of Care Jamaica. Foto de Bokeh Clicks Fotos, utilizada con autorización.

«No le digas a tu madre porque te golpeará». Aquellas palabras no solo se quedaron con Alicia Bowen-McCulskie, fundadora y directora ejecutiva de Circle of Care Jamaica, desde sus cinco años, sino que también tuvieron un impacto en su estilo de vida. La amenaza venía de su primer abusador que, con provocarle miedo a la víctima, se aseguró la duración del secreto y, a la larga, su propia protección.

El peso del secreto marcó a Bowen-McCulskie hasta 2022 cuando recuperó el control de su vida al contar su historia en público a los 42 años de edad:

I started out as a victim of abuse but I am now a survivor. It was someone close to my family. I was young and I didn’t know what was happening. I knew it wasn’t right, but he used his words to silence me as a child. It continued for a while and even after we moved to another location [when] I was about eight or nine, I was [sexually] abused by a family member. By that time, I knew that what was happening to me was wrong. However, it continued, and between eight and 13, I was periodically abused by two different in-laws — family members [who] were supposed to protect me.

Empecé como víctima de abuso, pero ahora soy una sobreviviente. Era alguien cercano a mi familia. Yo era pequeña y no entendí la situación. Sabía que no era lo correcto, pero él utilizó sus palabras para callarme como niña. Esto duró un tiempo e incluso luego de que nos mudamos a otra parte, (cuando) tenía ocho u nueve años, un familiar abusó (sexualmente) de mí. En aquel entonces, sabía que lo que me sucedía estaba mal. Sin embargo, esto continuó y, entre los ocho y trece años, con frecuencia sufría abusos por parte de dos miembros de mi familia política (que) se suponía me debían cuidar.

Como varios menores que han sufrido de abuso sexual, Bowen-McCulskie pensó que era la culpable de la situación y, por lo tanto, se quedó callada.

At about the age of 16, I went to an event, stayed over [at someone’s house] and again, I was assaulted. I didn’t say anything and it continued. When I was around 23 and in college, I was held up and raped. At that point in my life, I said, ‘This is it!’ because I did not like myself and I did not like my life. I had suicide ideations and made several attempts to end my life.

Cuando tenía unos 16 años, fui a un concierto, pasé la noche (en la casa de alguien) y me atacaron otra vez. No dije nada y la situación continuó. Cuando tenía unos 23 años e iba a la universidad, me atacaron y violaron. En ese punto de mi vida dije: «ya basta», porque yo misma no me gustaba, ni me gustaba mi vida. Tuve pensamientos suicidas e intenté varias veces terminar con mi vida.

Cuando esos intentos no prosperaron, intentó enfrentar la situación diciéndose que el trauma que sufrió no era real, que nunca había sucedido. «Tuve que buscar una razón para encontrarle algún sentido», explicó «porque mis intentos suicidas fallaron y se sintió como si Dios me rechazara».

Bowen-McCulskie dijo a Global Voices que en toda su vida, cinco hombres abusaron de ella, y de los cuales cuatro eran conocidos.

Un círculo de atención

El destino quiso que el camino profesional de Bowen-McCulskie la guiara a trabajar con sobrevivientes de abuso y de violencia de género. Reconoce que la intervención divina la ayudó a encontrar su propósito:

One day, I think I read the 2016 Women’s Health Survey for Jamaica and it said that one in every four women at that time had been a victim of intimate partner violence or domestic abuse. I said to myself, ‘My story is not in that report because I never reported my cases.’ I began to think about the services and types of support I would have wanted as a victim.

Un día, creo que leí la encuesta de salud de la mujer 2016 que decía que una de cada cuatro mujeres en aquel entonces había sufrido violencia marital o de abuso familiar. Me dije a que ‘mi historia no está en esa encuesta porque nunca denuncié mis casos’. Pensé en los servicios y en las clases de asistencia que me gustaría haber recibido como víctima.

En ese momento, Bowen-McCulskie decidió contar su historia:

My mother found out about my abuse in 2022. After the first instance of openly speaking about it, I was encouraged to use my [experience] to help others and that is how Circle of Care Jamaica came to be. I was abused at all stages of my life and there are so many persons with similar, less, or even worse cases — but I had the personal experience, professional expertise, knowledge and support. So I crafted an organisation that aims to help.

Mi madre se enteró de mi abuso en 2022. Luego de mi primera vez de contarlo en público, me animaron a utilizar mi (experiencia) para ayudar a otros, y así fue como se creó Circle of Care Jamaica (círculo de atención). Abusaron de mí en varias etapas de mi vida, y existen muchas personas con casos similares, menores o incluso peores. Yo tenía la experiencia personal y profesional, el conocimiento y la asistencia. Así que fundé una organización con el objetivo de ayudar.

El estigma del ‘lino sucio’

En Jamaica, hablar del abuso es un tema tabú, aún hoy en día, ya que puede traer deshonra a la familia. «Déjalo en privado» y «no laves tu lino sucio en público» son las respuestas típicas que escuchan las víctimas que intentan hablar de sus traumas. Esos coloquialismos destacan y permiten que el abuso continúe pues promueven el silencio. Como afirma Bowen-McCulskie, «los perpetradores se alimentan del silencio».

Con el fin de promover la misión de su círculo de atención de ofrecer «cuidado integral y servicios de asistencia a quienes sufrieron abuso físico, emocional o sexual», Bowen-McCulskie “imaginó espacios seguros y oportunidades para mujeres y niñas de acceder a una asistencia psicosocial, a recursos y al cuidado necesario para ayudarlas en su proceso de sanación». Explica que, con bastante frecuencia, las víctimas están «paralizadas por la vergüenza, el miedo y el trauma psicológico como resultado del abuso, lo que les impide acceder a la asistencia necesaria que las ayude a sanar y recuperarse».

Los hombres también pueden ser víctimas

Aunque su ONG se dedica principalmente a mujeres y niñas, Bowen-McCulskie destacó que los hombres y niños a veces son la víctima y no el perpetrador:

The Jamaica Constabulary Force (JCF) continues to report that more men are coming forward as victims of abuse. There is still this stereotype [of men as weak or “soft”] that is attached, but through the domestic violence intervention centres, they are coming out more.

La Fuerza de Policía de Jamaica (JCF por su nombre en inglés) sigue informando que más hombres se declaran como víctimas de abuso. Todavía se los vincula al estereotipo (del hombre débil o ‘delicado’), pero gracias a los centros de intervención de violencia doméstica, los hombres declaran aún más.

Hoy en día, Circle of Care trabaja en cooperación con la Policía, a donde las víctimas de cualquier género pueden recurrir para buscar asistencia. «En nuestros inicios», dijo Bowen-McCulskie, «nuestra atención estaba sobre todo en niñas y mujeres, pero no queremos dejar de lado a los hombres que han sufrido abuso». Así, está pendiente un programa en el que las parejas de mujeres que han sido atacadas también reciban asistencia pues, a menudo, pasan por un trauma secundario.

Estadísticas locales y regionales

Es difícil capturar material en tiempo real de violaciones y de otros delitos violentos de género por falta de declaraciones y demora en acceder a los informes. Según el informe de 2007 del Departamento de Drogas y Delitos de Naciones Unidas, la violencia contra la mujer afecta a gran porcentaje de mujeres y niñas en el Caribe.

En el Caribe ocurren tres de los diez mayores casos registrados de violación del índice del mundo. Mientras que el promedio global de violación era de 15 en 100 000, Bahamas tenía un promedio de 133, San Vicente y Granadinas 112, Jamaica 51, Dominica 34, Barbados 25 y Trinidad y Tobago 18. El informe también mencionó una encuesta que reveló que en nueve países caribeños, el 48% del inicio sexual de las adolescentes fue «forzado» o «forzado en cierto modo».

Sin embargo, las estadísticas actuales serían distintas. Como Jamaica Observer informó en 2021, el material del Instituto Estadístico de Jamaica (STATIN por su nombre en inglés) y de la Policía indica que se denunciaron un total de 6573 delitos por violación en el país entre 2011 y 2020. De aquella cifra, solo se han resuelto 3254. En 2022, la Policía registró 241 casos de denuncias por violación y en 2023, el número excedió los 171 casos.

En 2020, Daily Express denunció que entre 2000 y 2019 hubo 6047 casos de violación en Trinidad y Tobago. Más del 73% de las víctimas tenían entre siete y 24 años de edad.

En 2022, The Tribune, en el informe sobre las estadísticas de delitos nacionales del comisionado de Policía bahameño, reveló que en 2020 «las denuncias de delitos sexuales aumentaron un 34%, de 213 casos en comparación con los 159 en 2019″. Estos delitos abarcan violaciones e intentos de violación, y relaciones sexuales ilegales. Desde aquel entonces, ha habido cada vez más episodios de casos de violaciones y de agresiones sexuales».

Bowen-McCulskie sabe muy bien que su historia es solo una de muchas, y ha convertido en su deber proteger a víctimas de abuso sexual y expandir de las voces de los sobrevivientes para ayudar a quienes sufren en silencio.

El contacto con Circle of Care Jamaica es a través de su sitio web o por Instagram.

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