¿Ecuador levantará el bloque petrolero pese a su referendo histórico?

Parque nacional de Yasuní, Ecuador. 2015. Foto de Matt Hewit (license CC BY 2.0).

En agosto de 2023, los ecuatorianos hicieron historia cuando votaron a favor de mantener permanentemente más de 700 millones de barriles de petróleo crudo en el subsuelo de una de las zonas de mayor biodiversidad de la Tierra. Esto convirtió a Ecuador en el primer país del mundo en detener la explotación petrolífera mediante un referendo.

A pesar de la presión de los grupos ecologistas y las comunidades indígenas, el Gobierno de Ecuador ahora planea ignorar la votación popular, con el argumento inicial de que la decisión es necesaria para financiar las iniciativas del país para detener el aumento de la violencia de los cárteles de droga. Mientras tanto, Sinopec y Chuanqing Drilling Engineering Company (CEDC), empresas petroleras chinas con varios contratos de perforación petrolífera en la reserva, han guardado silencio sobre la decisión del Gobierno.

Manuel Bayón Jiménez, de YASunidos, grupo activista que lleva más de diez años de lucha contra las perforaciones petrolíferas en el bloque Ishpingo-Tiputini-Tambococha del parque nacional Yasuní, unas 675 millas cuadradas (1.70 millones de kilómetros cuadrados) de inmaculada selva amazónica, dijo sobre la falta de declaración de China.

Las empresas estadounidenses en Ecuador siempre han tenido declaraciones con intenciones de presionar las decisiones del gobierno. Las empresas chinas, no lo hacen de manera pública, no es el mecanismo de China.

Los grupos petroleros chinos Sinopec y CDEC suelen dejar las operaciones sobre el terreno y la responsabilidad social a Petroecuador, la empresa petrolera nacional de Ecuador, «No he visto ni un solo trabajador chino en el ITT», Jiménez menciona.

El Gobierno de Ecuador se ha adjudicado cuatro contratos claves de perforación petrolífera en el bloque ITT, por valor de miles de millones de dólares estadounidenses, a las dos empresas, filiales de la empresa estatal China National Petroleum Corporation (CNPC). La deuda a largo plazo del país con China es una de las razones claves que impulsan la expansión petrolera en el bloque ITT, ya que se acordó pagar la deuda mediante envíos de petróleo al menos hasta 2025, según su plan de reestructuración de deuda. Según el plan actual, tienen que cesar todas sus actividades en el parque en el plazo de un año, independientemente de su situación contractual u operativa.

Mapa del parque nacional de Yasuní de Ecuador y el bloque Ishpingo-Tambococha-Tiputini Block, creado por GRID-Arendal en 2013 (license CC BY-NC-SA 2.0).

La deuda de la justicia climática

En los últimos años, China se ha comprometido a promover la energía verde y a «dejar de construir nuevos proyectos de energía de carbón en el extranjero«. Cumplir el resultado podría ser una buena oportunidad para que China obtuviera el reconocimiento de su compromiso, pero la actitud de China ante la decisión es aún incierta.

«Hoy más que nunca, China está en una encrucijada: apoyar a Ecuador para proteger el Yasuní y a sus pueblos ancestrales o promover proyectos que lo destruyan», afirma Latinoamérica Sustentable (LAS), organización ecuatoriana dedicada a proteger el ambiente en Latinoamérica con especial atención a las inversiones chinas, en un informe de 2023 en el que insta a China a considerar su compromiso de abordar los problemas climáticos.

Ciertamente, pese a la ambición de China de enfrentar el calentamiento global, más del  %de la financiación de los bancos políticos chinos y la mitad de los préstamos de los bancos comerciales chinos dirigidos al sector energético en América Latina se centran predominantemente en la industria petrolera.

La presencia de China en la industria petrolera ecuatoriana se remonta a mediados de la década de 1990, cuando varias empresas chinas entraron en el sector como subcontratistas. A partir de 2008, el entonces presidente Rafael Corea firmó una serie de acuerdos de préstamo con China, en los que acordó intercambiar el petróleo del país por financiación china. Hasta la fecha, Ecuador ha pedido prestados a China más de 15 000 millones de dólares, lo que convierte al país andino en el tercer mayor receptor de financiación china de la región, solo por detrás de Venezuela y Brasil.

Un exdirigente ecuatoriano y el gerente de Petroecuador admitieron que los contratos con China, todos vinculados a la venta de petróleo o con crudo como garantía, eran «perjudiciales» para el país.

Ecuador no solo ha perdido su soberanía en la gestión independiente de su petróleo por las condiciones del contrato, también ha puesto en juego su diverso ecosistema y su riqueza social.

Desde 2016, se han adjudicado siete contratos nuevos petroleros a Sinopec y CDEC, cuatro de los cuales permiten la explotación del bloque ITT. El más reciente se firmó en febrero de 2022 entre Petroecuador y CDEC, lo que supone la primera vez que una empresa china opera en el campo Ishpingo norte. Este campo está a solo 300 metros de la franja de amortiguamiento, donde dos tribus indígenas –los tagaeri y los taromenane– viven en aislamiento voluntario.

La indignación pública llevó a más del 60% de los votantes ecuatorianos a optar por detener el avance del bloque ITT. Antes del referendo, producía unos 57 000 barriles diarios y se esperaba que aportara unos 14 000 millones de dólares en los próximos 20 años, según Petroecuador.

El referendo tuvo una justificación económica. El resultado no detiene todos los bloques petroleros en el Parque Nacional Yasuní, donde se cree que hay más de mil millones de barriles de petróleo crudo reservados en el subsuelo. Las petroleras chinas han operado en otras cinco zonas del país.

Además, el Gobierno ecuatoriano inició un fondo fiduciario de los países ricos para detener la explotación del parque ITT en 2010. Sin embargo, la iniciativa no logró obtener en 2013 los 3600 millones de dólares de ingresos previstos por la venta potencial de petróleo. Entonces, el Gobierno comenzó a negociar en secreto un acuerdo con un banco chino, con un intercambio del acceso de perforación en el bloque ITT por préstamos chinos.

Grupos activistas como YASunidos han luchado por proteger la zona durante los últimos diez años. Su activismo ha obtenido un apoyo abrumador, hasta el punto de que el recién elegido presidente Daniel Noboa utilizó el referendo como una de sus promesas de campaña en las elecciones presidenciales de octubre.

Sin embargo, en enero, después de que una banda armada irrumpió en un canal de televisión ecuatoriano, Noboa anunció su apoyo a una «moratoria» de al menos un año. Otros funcionarios y legisladores están estudiando formas de eludir la decisión de los ecuatorianos, con el argumento de la inestabilidad económica del país.

Mientras tanto, China no se ha pronunciado sobre la disputa. La embajada china de Ecuador aún no ha hecho ningún comentario público sobre el resultado del referéndum. Sinopec, por ejemplo, no mencionó a Ecuador ni al parque Yasuní en su informe sostenible 2023.

Quizá el único atisbo de la actitud de China por parte de la opinión pública provino de un artículo publicado por el Ministerio de Comercio de la República Popular China semanas antes del referendo. El artículo citaba intencionalmente al ministro de Energía y Minas de Ecuador, que afirmó que oponerse a la extracción de petróleo y minerales equivaldría a un «suicidio» y enviaría una «señal negativa» a los inversionistas.

Los ciudadanos ecuatorianos convirtieron a su país en el primero del mundo en detener la extracción de petróleo con una votación democrática. Ecuador es también una de las primeras naciones en reconocer la naturaleza como sujeto de derechos en su Constitución. Su pueblo no transigirá fácilmente.

YASunidos reiteró que tomaría nuevas medidas si el Gobierno volvía a incumplir la promesa. Si fuera necesario, pedirían la destitución de ministros e incluso del presidente.

«Ya están atrasados con el retiro de las infraestructuras», dijo Jiménez.

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