Caballos salvajes regresan a su hábitat natural histórico en Kazajstán

Caballos de Przewalski en libertad en el norte de Kazajstán. Captura de pantalla del vídeo  «Por fin en casa: La especie de caballo salvaje regresa a las estepas kazajas | AFP»  del canal de Youtube de la Agencia de Noticias AFP. Uso legítimo.

El 4 de junio llegaron a Kazajistán tres caballos de Przewalski procedentes del zoológico de Praha, República Checa. Estos caballos se consideran la última raza salvaje de caballos, que llegaron del zoológico de Berlín, con lo que el número total de caballos recién reintroducidos asciende a siete: seis yeguas y un semental. Otro semental del zoológico de Praha, que debía llegar a Kazajistán, enfermó de camino al aeropuerto y se espera que llegue después.

Kazajistán tiene previsto reintroducir 40 caballos de Przewalski en los próximos cinco años. Todos vivirán en libertad en la reserva natural estatal de Altyn Dala (Estepa Dorada), situada en la región norteña Kostanay.

Esta publicación de Instagram tiene un video sobre la reintroducción de caballos salvajes en el norte de Kazajistán.

🇬🇧UN MOMENTO PARA RECORDAR – Así fueron los primeros pasos de la yegua Zeta II en su nueva tierra natal. Tras cientos de años de ausencia, el caballo de Przewalski ha vuelto a su hábitat original.
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Esta iniciativa se convirtió en un gran hito en las iniciativas mundiales de conservación de la vida salvaje para salvar a los caballos de Przewalski de la extinción y reintroducirlos en su hábitat natural. Antes de su extinción en estado silvestre en 1968, estos caballos vagaron por la estepa euroasiática durante milenios. La invasión humana y de animales domésticos, así como la caza y los cambios ambientales, pusieron fin a su vida en libertad. El último caballo de Przewalski salvaje en Kazajistán se vio hace 200 años.

En el mundo quedan más de 1500 de estos caballos, que viven en zoológicos y lugares de reintroducción de Mongolia, China y Kazajistán. Todos descienden de los 11 caballos salvajes que fueron capturados en el noroeste de China a principios del siglo XX y que luego llevaron a zoológicos de Europa, donde primero los exhibieron principalmente, y luego los criaron extensivamente tras extinguirse en estado salvaje.

El nombre de los caballos de Przewalski deriva del geógrafo ruso Nikolái Przewalski, primero en presentarlos a la comunidad científica europea tras descubrir un cráneo inusualmente grande en 1878 en la zona de frontera entre China y Mongolia. Después los encontró en libertad, pero no consiguió capturarlos vivos y llevarse uno a casa; los describió como «muy ansiosos» y con «un extraordinario sentido del olfato, la vista y el oído».

Este video de YouTube trata sobre la reintroducción de caballos salvajes en Mongolia.

En Mongolia se les conoce como «takhi«, que significa salvaje. En Kazajistán, en 2024 el Gobierno aprobó un decreto según el cual los caballos de Przewalski llevan los nombres de «kerkulan» (kulan bayo) y «kertagy» (caballo salvaje bayo), que destacan su naturaleza salvaje y su color bayo arenoso.

Su reintroducción en el norte de Kazajistán tiene un enorme significado simbólico. Fue en esta región del mundo donde prosperó la cultura prehistórica Botai, donde se domesticaron los caballos por primera vez hace 5500 años. Las últimas investigaciones sugieren que los caballos se convirtieron en el principal medio de transporte hace 4200 años, lo que revela que miles de años antes se utilizaron principalmente por leche y carne.

Este hecho histórico se refleja en el Kazajistán moderno, donde los caballos constituyen un elemento principal de la vida cotidiana. Por ejemplo, una de las bebidas nacionales es una leche de caballo fermentada, conocida como kumis, y la carne de caballo es el ingrediente principal del plato nacional llamado beshbarmak. Además, el principal juego nacional, el kokpar, se juega a caballo.

No es la primera vez que Kazajistán intenta reintroducir caballos salvajes. En 2003, se llevaron 10 caballos de Przewalski al parque nacional de Altyn-Emel, en el sureste del país. El programa no logró su objetivo, su número ha disminuido a cinco, por falta de un semental que se reproduzca y proteja a las yeguas de los depredadores.

Sin embargo, también hay motivos para ser optimistas respecto al nuevo programa. El asombroso logro de Kazajistán de salvar al Saiga tatarica del borde de la extinción es ampliamente reconocido como un esfuerzo ejemplar de conservación de la fauna salvaje. Su número ha pasado de menos de 21 000 ejemplares en 2003 a 1,9 millones en 2023. La esperanza es que los caballos kertagy puedan tener un logro similar y desarrollarse en las estepas por las que una vez deambularon sus antepasados.

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