Arresto de bloguero canadiense “Chris Must List” en Trinidad y Tobago plantea interrogantes sobre mucho más que la ley

Captura de pantalla del bloguero Christopher Hughes (sombrero amarillo) en Trinidad, 24 de mayo. Imagen tomada del video titulado “Marcha por la paz en Puerto de España: El lamento de una madre, exige fin a la violencia de pandillas en el canal de YouTube de Chris Must List.

El autodenominado “trotamundos” Christopher Hughes, bloguero canadiense, que se hace llamar “Chris Must List” (que también es el nombre de su canal de YouTube), es conocido por visitar “zonas peligrosas” en varios países; la mayoría de estos en vías de desarrollo (y muchos ubicados en el Caribe).

Su parada más reciente fue el país insular de Trinidad y Tobago en donde, a mediados de mayo empezó a publicar videos de sus incursiones diarias a núcleos de comunidades urbanas, localmente conocidas como centros que luchan con problemas relacionados a violencia de pandillas. Los lugareños tienen poca confianza en la Policía a la que regularmente se acusa vigilantismo y muertes extrajudiciales.

Los videos atrajeron muchas visitas, y para el 27 de mayo tuvieron mayor atención pues el bloguero fue entrevistado en el programa matutino de CNC. De acuerdo con una nota de voz ampliamente difundida, Hughes declaró que un policía llamó para solicitar su ayuda con una investigación. El bloguero confirmó que todo lo grabado se publicó en YouTube, y que la Policía era más que bienvenida a hacer uso del material como estimase conveniente.

El agente insistió en que Hughes acudiera a la estación policial. Cuando Hughes se negó, dijo que iba a hacer una aparición por televisión, el policía le pregunto si acaso estaba seguro de que esa era “la forma en la que quería hacerlo”. Tomando la pregunta como una amenaza, una vez finalizada la entrevista, Hughes fue a la embajada canadiense, donde supuestamente le dijeron que debía tomar el primer vuelo para salir de Trinidad.  Pensaba marcharse al día siguiente, pero el 28 de mayo despertó con “policías que llamaban a su puerta” que “escupían cargos” en su contra. Hughes dejó bien en claro en la grabación que no fue que no quisiese colaborar con la Policía, sino que “no tenía nada ver con delito alguno”.

Reportes iniciales sugirieron que a Hughes se le estaba acusando en virtud de las leyes contra las pandillas y de inmigración de Trinidad y Tobago. Conforme el artículo 8 de la ley contra las pandillas, toda persona que a sabiendas preste apoyo, en cualquier forma, a una banda puede ser recibir una condena de 25 años de prisión. Se invocó la ley de inmigración porque al parecer Hughes entró en el país como turista y luego hizo un trabajo remunerado a través de su videoblog, por el que genera ingresos.

Aunque algunos usuarios de redes sociales estaban dispuestos a aceptar esta justificación por la detención de Hughes, otros la cuestionaron por la naturaleza cambiante del trabajo y el impacto de las redes sociales en cómo la gente relata sus vidas: “A cualquiera que haga videos en YouTube se debería acusar… ese es el precedente que están sentando… tendrán que aclararlo… ¿estamos considerando YouTube/crear contenido como trabajo?”.

En Facebook, según el usuario Christophe Pierre, “mientras a creadores de contenido positivo, como Ling y Lamb, Wodemaya y Tilo Kruse los traen a Trinidad y Tobago, los creadores de contenido más crudo, como Chris Must List y Timmy Karter, también están aquí. Visita Trinidad, no puedes controlar la narrativa”.

Acusado en virtud de la ley de sedición

El 29 de mayo, Hughes fue acusado formalmente de “publicar una declaración con propósito sedicioso” en virtud de la ley de sedición del país. Es una norma de la época colonial, que la periodista y senadora independiente Sunity Maharaj llamó “una ley que busca un un delito”.

Maharaj señaló que en “el valor y utilidad de una ley depende de cómo se adecúa a su propósito y su aplicabilidad”, y destacó que la ley se habría aprobado originalmente cuando los británicos, “abrumados por los tres años de insurgencia obrera”, la usaron “con el claro objetivo de restablecer el control e inhibir la libertad de expresión y la difusión de ideas a través de publicaciones”. También recordó que, durante un mes de 2020, la ley “desapareció de la legislación” a raíz de una sentencia local “que la consideraba imprecisa, incierta y que podía dar lugar a una aplicación arbitraria”. Esa sentencia fue luego revocada por el Tribunal de Apelación, que confirmó el Consejo Privado.

Al sugerir que le corresponde al Parlamento del país “asumir el reto de la revisión y el cambio”, ya que “ser una ley sólida […] no significa necesariamente que la ley de sedición sea hoy relevante o siquiera útil”, Maharaj concluyó: “En un mundo en el que cualquiera puede disponer de una plataforma global para la expresarse ampliamente y difundir ideas, la vigilancia del contenido publicado para detectar intenciones sediciosas está en algún lugar entre la futilidad y la farsa”.

Mientras tanto, la ley sigue en vigor, y afecta a Hughes y a otras personas que realizan este tipo de cobertura, especialmente si publican contenidos mientras están en el país. Sin embargo, un editorial de The Trinidad and Tobago Express señaló para los “nuevos criterios de prueba [requeridos] para lograr procesar el presunto delito de sedición”, la Policía debe demostrar que la persona acusada publicó material con la intención de incitar a la violencia o al desorden público.

En respuesta a la acusación, en Facebook, Abeo Jackson comentó: “Sedición, ¿eh? ja, ja. Interesante. Que las comunidades empiecen a hablar el mismo idioma e [identifiquen] la bota del sistema como el opresor común es desconcertante para quienes se benefician de dicho sistema. No tenemos ningún problema con que esta gente neocolonial de color beige entre en helicóptero a nuestros espacios y gane dinero con los clics a costa de nuestro exotismo, pero cuando empiezan a acercarse demasiado a la fea esencia de lo que REALMENTE somos y lo que perpetuamos, de repente se convierte en un problema. […] El capitalismo y todos sus legados poscoloniales serán nuestra perdición absoluta».

¿Qué hay del contenido?

Aparte del hecho de que muchos ciudadanos sintieron, en palabras de Maharaj, “la sacudida de perdida la inocencia, al ver a los niños advertir con tanta naturalidad sobre las zonas prohibidas mientras guiaban al turista a través de sus propios confinados espacios seguros”, también percibieron que las imágenes de Hughes –como algunos que lo precedieron– tenían el brillo del delito turístico, una secuela del “turismo pobrista” que prevalecía hace más de diez años.

El hecho es que a estos creadores extranjeros de contenido, a menudo (aunque no siempre) hombres, blancos de países ricos, se les suele otorgar un acceso significativamente más sencillo –desde su entrada al país hasta su capacidad para ser acogidos en esas comunidades– irrita a muchos lugareños.

El propio Hughes abordó esto en un video: “Como youtubero y periodista de raza blanca, a menudo cuando voy a países en los que predomina la piel de color, recibo muchos comentarios negativos, [como] que nos hacen quedar mal. […] Siempre hay algunas personas que no me quieren aquí con mi cámara, ya sea porque se avergüenzan de los problemas –y espero que así sea [porque] hay razones para avergonzarse–, hay conflictos de pandillas en Trinidad desde mucho antes de que yo llegara. […] No soy la causa del problema ni seré la solución. Documento lo que veo».

Aunque Hughes afirma “estar motivado por las visitas”, también ha dicho que quiere que su canal de YouTube alcance “más de un millón de suscriptores”. Hacer ese cobertura, sin embargo, sin el paraguas protector de un medio, y sin aplicar las normas periodísticas convencionales, conlleva riesgos, como ha descubierto Hughes.

¿Vloguero o periodista?

Hughes y otras personas que hacen una labor similar, practican una especie de periodismo paracaidista: se aventuran a lugares con escaso conocimiento del contexto local y fabrican rápidamente historias basadas en un conjunto limitado de experiencias y encuentros, para luego –salvo en casos excepcionales como el de Hughes– regresar a la seguridad de sus países de origen.

Aunque la editorial del Express consideró que Hughes “desempeñó una función periodística madura”, que ha revelado “las verdaderas proporciones y dimensiones del abandono socioeconómico y sus consecuencias”; se ha debatido si su trabajo cumple los estándares periodísticos.

La Asociación de Medios de Trinidad y Tobago (MATT) se ha mantenido en silencio en torno a la detención de Hughes, y la opinión pública sigue dividida sobre si estaba promoviendo el estilo de vida de los pandilleros –algunas fuentes policiales creen que daba una plataforma a través de la cual se enviaban mensajes subliminales a las bandas en guerra– o si documentaba la realidad social de una forma que muchos reporteros locales no habrían podido hacer.

Sin embargo, en un segmento de Voxpop en CNC3 Television, en el que se preguntó a los ciudadanos qué opinaban sobre la detención de Hughes, todos los entrevistados declararon creer que había sido un error.

Los temas de los videos

Mientras el ministro de Seguridad Nacional de Trinidad y Tobago, Fitzgerald Hinds, se quejaba de cómo los videos de pandillas retrataban al país ante el mundo, la mayoría de los internautas coincidían en que, en última instancia, Chris Must List estaba llamando la atención sobre la vida en las comunidades desfavorecidas.

Aún así, muchos opinaron que los hombres que aparecían en el canal de Hughes deberían haber sido los detenidos. En Facebook, Ian Socapro Henry comentó: “En lugar de […] utilizar sus videos como prueba de lo que está ocurriendo para capturar a los líderes de las pandillas, [la Policía] decidió estúpidamente hacer lo contrario en un esfuerzo por guardar las apariencias”.

Chris Ramkissoon añadió: “[A un] youtubero que expone que Trinidad es un caos… ¿lo arrestan?  ¿Tiene armas? ¿Tiene dinero para orquestar el delito? ¿Tiene drogas? ¿Está afiliado a una pandilla?

Nicholas Ramkumar aprovechó la oportunidad para abordar el fenómeno de la música de “Trinibad”, señaló: «Chris Must List fue acusado de dar a las ‘pandillas’ una plataforma para mostrar su poder de fuego en YouTube. Entonces, ¿qué es de toda la música de pandilleros con armas y letras dirigidas directamente entre ellos en YouTube con millones de visitas?”.

Otros vieron la humanidad en los miembros de la comunidad, lo que pudo ser parte de lo que Hughes pretendía conseguir. Matthew Bain reflexionó: “Escucharlos explicar por qué tienen armas es muy triste; estos chicos están en una guerra y ni siquiera saben por qué. Esas mismas armas podrían venderse para quizás financiar un pequeño negocio o pagar para aprender una habilidad o algo así”.

Sam John, por su parte, no pudo evitar darse cuenta de la ingenuidad de algunos de los presuntos miembros de la banda, y bromeó: “Chris Must List ha resuelto 😂 la delincuencia en Trinidad y Tobago. [No] ha habido un asesinato en cinco días [y] los miembros de las pandillas se esconden para no ser detenidos por aparecer en sus vídeos 😭”.

El periodista Paolo Kernahan cerró el debate expresando: “No te tiene que gustar Chris Must List, pero tienes que enfrentar esta verdad”.

El 3 de junio, tras un largo fin de semana tras las rejas, a Hughes se le concedió una fianza de 100 000 dólares trinitenses (algo menos de 15 000 dólares estadounidenses). Fue puesto en libertad, pero se le retuvo el pasaporte. Su equipo legal ha solicitado un habeas corpus con la esperanza de que su caso sea resuelto rápidamente. El 6 de junio, en su segunda comparecencia ante el tribunal, se le concedió permiso para salir del país, con la condición de regresar antes de otra cita judicial programada para la siguiente semana.

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