En PEID4 de Naciones Unidas, países del Caribe y el Pacífico refuerzan el llamado para negociar un tratado de no proliferación de combustibles fósiles

Panelistas en el evento paralelo del PEID4 «Financiar una transición justa a partir de los combustibles fósiles: Trazar el camino para los Estados insulares en desarrollo». Foto de Dylan Kava, cortesía de Climate Tracker, Usada con autorización.

Este artículo se publicó originalmente  en Climate Tracker. Publicamos una versión editada con autorización.

Antigua y Barbuda, país insular del Caribe, es sede de la Cuarta Conferencia Internacional sobre los Pequeños Estados Insulares en Desarrollo (PEID4), conferencia global que se realiza una vez cada diez años, para tratar dificultades y vulnerabilidades únicas de estas naciones. La conferencia tiene como objetivo fomentar un desarrollo sostenible a través de la colaboración internacional, reforzar la resiliencia contra la crisis climática y promover el progreso económico, social y ambiental.

En la sesión plenaria abierta de la cumbre, la república de las Islas Marshall anunció oficialmente su apoyo a la propuesta del Tratado de No Proliferación de Combustibles Fósiles, lo que la transforma en el décimo primer país que se une a la coalición, junto con Vanuatu, Tuvalu, Tonga, Fiyi, las Islas Salomón, Niue, Antigua y Barbuda, Timor Oriental, Palaos, Colombia, Samoa y Nauru.

Estos países progresistas del clima están liderando una iniciativa global para buscar una norma para negociar un mecanismo legal nuevo que asegure una transición equitativa alejada de los combustibles, el gas y el carbón, y que mejore las posibilidades del mundo de quedarse dentro del límite climático de los 1,5°C.

Hilda Heine, presidente de las Islas Marshall, explicó que los «combustibles fósiles están en el centro de la crisis planetaria que enfrentamos hoy en día. Mi país […] entiende los peligros que representan los combustibles fósiles y la obligación de abordarlos como la amenaza urgente que representan».

Frente al aumento del impacto climático, su respaldo subraya el liderazgo que la nación insular tiene en la batalla contra el cambio climático y la defensa de los derechos humanos.

¿Por qué otro tratado?

La nueva iniciativa, que sigue modelos basados en exitosos acuerdos internacionales tales como el Tratado de No Proliferación Nuclear, tiene como objetivo fomentar la cooperación global para mitigar el cambio climático al abordar una de sus principales causas: la producción y el consumo de los combustibles fósiles.

Sus tres objetivos principales son detener la expansión de la producción de combustibles fósiles al poner fin a los proyectos de nueva exploración y extracción, implementar un plan de transición justo y equitativo para trabajadores y comunidades que dependen de la industria de estos combustibles, y promover y apoyar la transición hacia fuentes de energía renovable.

El tratado confronta directamente la producción y consumo de los combustibles fósiles, y pretende garantizar un futuro más seguro, saludable y sostenible. Ahora, con la inclusión de islas Marshall, la propuesta tiene el apoyo de 12 de las 39 naciones PEID, junto a Colombia, país significativo en desarrollo productor de carbón y gas.

Susana Muhamad, ministra de Ambiente y Desarrollo Sostenible de Colombia, en el PEID4 de Naciones Unidas. Foto por Dylan Kava, cortesía de Climate Tracker. Uso bajo permiso.

Susana Muhamad, la ministra de Ambiente y Desarrollo Sostenible de Colombia, señaló que «a lo largo de la historia, islas Marshall han sido líderes en las negociaciones climáticas. Su representación clara de las realidades del cambio climático ayuda a impulsar la negociación de un Tratado de No Proliferación de Combustibles Fósiles vinculante, vital para una transición coherente alineada con la justicia social».

El apoyo internacional al tratado se extiende más allá de estos 13 países, a más de 2500 organizaciones de sociedad civil en más de cien ciudades que también buscan una acción urgente para eliminar de manera gradual los combustibles fósiles e invertir en soluciones de energía limpia. El movimiento es particularmente crucial para las naciones más vulnerables al clima, como las del Caribe.

Dependencia de combustibles fósiles y vulnerabilidad climática

Las naciones del Caribe, muchas veces categorizadas como dependientes de la importación o la producción de combustibles fósiles, son particularmente susceptibles a los efectos adversos del cambio climático.

Los niveles del mar crecen e inundan las zonas bajas, desplazan comunidades y dañan infraestructura. La mayor frecuencia e intensidad de los huracanes causan estragos y provocan pérdidas de vidas, inestabilidad económica y dificultades en el desarrollo.

Además, los países ricos en petróleo y gas, como Surinam, Guyana y Trinidad y Tobago tienen reservas sustanciales de combustibles fósiles y juegan un papel importante en el panorama energético de la región.

Tras el descubrimiento de importantes reservas de petróleo en altamar, Surinam y Guyana surgieron como nuevos actores en la industria global del petróleo. Esto generó optimismo hacia el crecimiento económico, el empleo y la generación de ingresos. Mientras, Trinidad y Tobago ha sido por mucho tiempo un actor clave en el sector de petróleo y gas del Caribe, con los beneficios económicos consiguientes, pero el país también enfrenta problemas relacionados con la contaminación ambiental, las emisiones de carbono y la diversificación económica.

De todas formas, crece el reconocimiento de la necesidad de que los países productores de petróleo y gas en el Caribe hagan una transición a sistemas energéticos limpios y más sostenibles como la energía solar, eólica e hidroeléctricas. Las inversiones en infraestructura y tecnología para energía renovable también tienen el potencial de estimular el desarrollo económico, crear empleos ecológicos y reducir la dependencia en combustibles fósiles importados.

Un paso audaz para un futuro mejor

Sir Molwyn Joseph, ministro de Salud, Bienestar y Ambiente de Antigua y Barbuda en el PEID4 de Nacones Unidas. Foto por Dylan Kava, cortesía de Climate Tracker. Usada con autorización..

Molwyn Joseph, ministro de Salud, Bienestar y Ambiente de Antigua y Barbuda, enfatizó en que «es extremadamente importante que los pequeños Estados insulares en desarrollo actúen solidariamente. No podemos confiar en las grandes economías responsables de la proliferación de combustibles fósiles que causan el calentamiento global y la devastación en los Estados insulares […] Espero persuadir a todas las islas del Caribe a unirse en esta coalición».

Aún queda por tratar qué países del Caribe darán este paso audaz de respaldar la propuesta del Tratado de Combustibles Fósiles. Los datos confirmaron que los combustibles fósiles han sido responsables del 86% de las emisiones de CO2 en los últimos diez años. Cerca de dos tercios de los gases de efecto invernadero (GEI) añadidos a la atmósfera desde la Revolución Industrial son generados por solo 90 empresas de combustibles fósiles y los Gobiernos del mundo están en camino de producir 110% más del que se necesita para el objetivo de los 1,5 °C.

Las naciones PEID están entre las más vulnerables al cambio climático a pesar de contribuir a menos del 1% de las emisiones GEI globales. Mientras se reúnen en Antigua y Barbuda, es claro el llamado para un cambio gradual equitativo de los combustibles fósiles y para priorizar una transición energética global (y a implementar acciones concretas de una manera rápida, justa y financiada).

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