
Bosque de manglares, imagen tomada de Canva Pro.
Por Rahanna Juman
Esta historia se publicó originalmente en Cari-Bois Environmental News Network. Publicamos una versión editada como parte de un acuerdo para compartir contenidos.
Trinidad y Tobago está probando un sistema de créditos de carbono azul. El proyecto está al mando del Instituto de Asuntos Marinos y en colaboración con el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), busca diseñar un plan de créditos de carbono de alta calidad para mejorar el mapa y supervisión digitales, los informes y verificación de los sistemas ecosistémicos. También busca promover la gestión y propiedad del capital natural para crear oportunidades prácticas que generen ingresos y mejoren los medios de subsistencia.
Los ecosistemas marinos —particularmente marismas, praderas de pastos marinos y bosques de manglar— absorben y almacenan carbono en biomasa y suelos. Por su importancia en el ciclo mundial del carbono se los conoce como ecosistemas de “carbono azul”. Estos ecosistemas marinos aportan beneficios de mitigación climática y una gama de otros servicios ecosistémicos que sustentan medios de subsistencia costeros y adaptación al cambio climático
Existen investigaciones que evidencian que los manglares absorben y almacenan carbono en tasas más altas en comparación con otros ecosistemas. Como tal, los bosques de manglar están dentro de los ecosistemas tropicales más ricos en carbono y de algunos de los más eficientes en almacenar carbono natural a largo plazo.
Dadas las altas tasas de confiscación de carbono, los expertos consideran que los manglares tiene un rol importante en regular flujos globales de ese elemento. En promedio, su almacenamiento es aproximadamente 2,5 más elevado que el promedio en ecosistemas ubicados en zonas templadas, norteñas y bosques tropicales de montaña.
Ecosistemas de carbono azul en Trinidad y Tobago
Estimaciones iniciales muestran que los bosques de manglar en Trinidad y Tobago almacenan al menos 1.118 millones de toneladas de carbono.
Cuando se comparó el carbono en los bosques de manglar en Trinidad con el equivalente en los bosques terrestres, los primeros almacenaban 44% más por hectárea; los datos de Tobago mostraron que el almacenamiento fue 61% mayor.
Sin embargo, y a pesar del rol crítico que cumplen, aumentan las pérdidas de los sistemas de bosques de manglares por el mal desarrollo urbanístico y otras actividades desacertadas, que incluyen contaminación, crecimiento costero, actividades extractivistas, acuacultura no sustentable, prácticas de agricultura y acontecimientos climáticos severos.
Entre 1990 y 2020, la Organización de las Naciones Unidas por la Alimentación y la Agricultura estimó una disminución de 1.04 millones de hectáreas de manglares. Solo en Trinidad, estos ecosistemas disminuyeron de 7345,54 hectáreas en 2007 a 6941,68 en 2020.
Invertir en carbono azul para proteger a los manglares
El resultado directo de perder manglares es la disminución de la confiscación de carbono y, ya que se libera el carbono almacenado cuando se degradan estos ambientes, pueden aumentar las emisiones de carbono.
La deforestación, la degradación de los bosques y los cambios en el uso del suelo se consideran la segunda fuente antropogénica de emisión de carbono; aproximadamente del 8 al 20%. La pérdida de manglares contribuye mucho a estas emisiones, ya que son ecosistemas ricos en carbono.
Debido a su potencial para mitigar la emisión de gases de efecto invernadero, en los últimos años se ha promovido conservar los manglares con gran entusiasmo durante las negociaciones globales sobre el cambio climático. Dado el potencial de almacenamiento, el mercado de créditos del carbono azul está pasando por un momento de crecimiento.
De acuerdo con el artículo 6 del Acuerdo de París, el mercado de créditos de carbono se ha identificado como un mecanismo clave para crear un incentivo económico rentable que disminuya la emisión de gases de efecto invernadero. Se reconoce que, con el fin de financiar los objetivos de acción climática listados en las Contribuciones Determinadas a Nivel Nacional (NDC, por su nombre en inglés), los mercados de carbono pueden cubrir el déficit que tienen los países.
Por ejemplo, las NDC (2018) de Trinidad y Tobago incluyen cláusulas para continuar con el desarrollo de un régimen viable de comercio de derechos de emisión de carbono destinados a reducir las emisiones del sector industrial. Es más, el 83% de las NDC intentan utilizar estos mecanismos de financiación del carbono para reducir los gases de efecto invernadero.
El programa de créditos de carbono azul de Trinidad y Tobago
A nivel internacional, el mercado del carbono presenta dificultades, como el conteo doble en la reducción de emisiones de los gases de efecto invernadero y la ecoimpostura. Como subconjunto del mercado de carbono, el mercado del carbono azul enfrenta dificultades similares.
Ante la creciente demanda, se hace necesario verificar estos créditos de carbono y constatar que son de alta calidad, que enfatiza especialmente los medios de vida que sustentan estos ecosistemas.
Sumado al deseo de tener créditos de alta calidad, son necesarios sistemas de medición, reporte y verificación (MRV) sólidos que garanticen la integridad ambiental bajo estos mecanismos de mercado. El objetivo de esta iniciativa colaborativa es tener un esquema de créditos de carbono de alta calidad, para Trinidad y Tobago, que invite a entidades del sector público, comunidades, organizaciones no gubernamentales, organizaciones comunitarias e inversionistas privados locales e internacionales.
El desarrollo de un sistema MRV digital es una prioridad, con plataformas en las que se puedan registrar los créditos de carbono generados por proyectos de rehabilitación y se organicen eventos, en ambas islas, para compartir el conocimiento.
El Instituto de Asuntos Marinos también ha estado investigando sobre captura y almacenamiento de carbono en manglares, biomasa de pastos marinos y suelos. En particular, quieren ver si estos ecosistemas pueden servir para compensar las emisiones de dióxido de carbono que produce la industria, lo que crearía una oportunidad para explorar el desarrollo de un programa de créditos de carbono azul de alta calidad.
Si lo logra, desarrollar este esquema podría ser la base de que Trinidad y Tobago alcance los objetivos NDC, desarrolle una economía azul y conserve los ecosistemas de carbono azul.