Periodistas están amenazados en el sur de Asia

Screenshot from YouTube video Religion in South Asia by Lentera Data. Fair use.

Captura de pantalla del video de YouTube «Religión en el sur de Asia» de Lentera Data. Uso legítimo.

Este artículo de V. Priyatharshan, Rohith Upadhyay y Amin Anwar se publicó originalmente en Groundviews, galardonado sitio web de periodismo ciudadano de Sri Lanka. A continuación, reproducimos una versión editada y abreviada como parte de un acuerdo para compartir contenidos con Global Voices.

El índice de libertad de prensa de 2024 reveló tendencias inquietantes para los países del sur de Asia, como India, Sri Lanka y Pakistán, lo que indica una caída significativa en los niveles de libertad de prensa. En relación con 2023, Sri Lanka tuvo un descenso brusco de posiciones en el informe de Reporteros Sin Fronteras (RSF): pasó del puesto 135 al 150 en tan solo un año. Por su parte, India se quedó con el puesto 159 de 180 países que conforman esta clasificación, lo que evidencia las dificultades que aún enfrenta el panorama de medios; y de cerca, le sigue Pakistán que se queda con el puesto número 152.

Estas clasificaciones sacan a relucir el sinfín de obstáculos que enfrentan los periodistas de la región, como amenazas, censuras, trabas legales, y dificultades físicas y mentales. Algunos profesionales han perdido la vida en el ejercicio de su profesión.

Los problemas mencionados no se limitan a ningún grupo específico de reporteros, son comunes a toda la profesión. Los periodistas que representan a la minorías enfrentan trabas adicionales y son especialmente vulnerables a riesgos y dificultades mayores.

Hacia 2021, Ajay Lalwani, corresponsal de noticias locales para un periódico en urdu, estaba sentado en una barbería en Sukkur, Pakistán, cuando unos hombres armados abrieron fuego al pasar en auto e hirieron a Lalwani en el estómago, el brazo y la rodilla. Murió en el hospital.  Ajay era un reportero hindú conocido por exponer faltas cometidas por líderes locales. Naresh Kumar, testigo del caso, falleció después en un accidente considerado como sospechoso y asociado al acusado del asesinato de Ajay.

En Sri Lanka, donde vive la minoría de habla tamil al norte y este del país, muchos periodistas han sido víctimas de asesinatos o desapariciones. El Comité para Proteger Periodistas (CPJ, por su nombre en inglés), organización que defiende a estos profesionales, informó que 25 periodistas perdieron la vida durante la guerra civil, en particular entre 1992 y 2022.

En India, las autoridades persiguen cada vez más a estos profesionales y a la oposición virtual por sus críticas a las políticas y prácticas del Gobierno, por lo que son procesados en virtud de leyes antiterroristas o de sedición junto a una campaña más amplia para reprimir la disidencia. El grupo más vulnerable son los periodistas musulmanes. El número de reporteros acusados bajo leyes draconianas o por diferentes organismos es un indicador de la situación peligrosa de la libertad de expresión en India. La persecución de periodistas se cuadriplicó durante los años de gobierno del primer ministro, Narendra Modi. Según datos recogidos por el Comité para Proteger Periodistas, un total de 36 periodistas fueron encarcelados entre 2014 y 2023 en India.

Categorizados como terroristas

«Hay dos causas en mi contra. Una es por la ley de prevención de actividades ilegales (UAPA, por su nombre en inglés) y otra por la ley de prevención del lavado de dinero (PMLA, por su nombre en inglés). Tengo un expediente de 5000 páginas, y en tres o cuatro años no se me ha notificado. Solo existen acusaciones en mi contra, pero ninguna prueba. Aun así, esta situación afecta a mi trabajo, salud, finanzas y a todo lo demás», expresa Siddique Kappan, periodista del estado indio de Kerala que fue arrestado en octubre de 2020 y liberado bajo fianza en febrero de 2023, dos años después de su arresto.

Kumanan, reportero del distrito de Mullaitivu, Sri Lanka, declaró:

For a prolonged period, we’ve been unjustly labelled as terrorists. Whenever we report for the rights of the Tamil people, we’re unfairly branded as such. Consequently, many journalists have suffered tragic fates including murder, abduction and forced disappearance. Even today such perceptions persist about us. We continue to be categorised within the general stereotype of terrorists, seen as undesirable elements by the state, perceived as accomplices and even as instigators of terrorist activities. We are called for investigation under the Prevention of Terrorism Act (PTA), which has become a new normal.

Durante un período prolongado fuimos injustamente categorizados como terroristas. Siempre que denunciamos en favor del pueblo tamil, se nos califica así sin razón. En consecuencia, muchos periodistas han sufrido destinos trágicos, como asesinatos, secuestros y desapariciones forzadas. Hasta hoy en día, existen esas percepciones sobre nosotros. Nos siguen calificando en el estereotipo general de terroristas: el Estado nos considera elementos indeseables, nos perciben como cómplices e incluso como instigadores de actividades terroristas. Nos investigan en el marco de la ley de prevención del terrorismo (PTA, por su nombre en inglés), lo que se ha convertido en una nueva normalidad.

El periodista Meer Faisal reveló que la Policía de Tripura, en aplicación de la UAPA, había acusado a 102 usuarios de redes sociales por publicar contenidos que supuestamente perturbaban la armonía de la comunidad. «A muchos nos culparon por formular preguntas críticas sobre la violencia institucional planificada, pero no se pudo comprobar en qué informe había sido acusado. Fue solo por el hecho de que en ese momento sacamos a relucir el asunto», explicó Faisal.

La UAPA se usa contra periodistas que buscan investigar o informar sobre una variedad de problemas. Trata de criminalizar su trabajo legítimo y estigmatizarlos como terroristas, y de tener un efecto amedrentador a escala profesional.

Casos falsos para silenciar a la oposición

Shams Tabrez Qasmi, editor de la plataforma digital multilingüe Millat Times, fue acusado de tuitear videos de los enfrentamientos entre comunidades del distrito indio de Kanpur en 2022, pero aún no se le ha notificado por escrito. También comentó que sus colegas musulmanes sufrieron acosos y abusos a causa de su religión.

En junio de 2023, la Policía de Delhi arrestó a Mohammad Zubair, cofundador de la página web verificados de hechos Alt News. Los policías alegaron que uno de sus tuits de 2018 «hería el sentir religiosos». En julio de 2022, le agregaron nuevos cargos por conspiración criminal, destrucción de evidencia y financiación extranjera.

Zubair declaró en una entrevista para Wire: «un musulmán que exija que se asuma responsabilidades y trabaje como periodista no es un delincuente. Le tengo que recordar a mis colegas mas jóvenes que su trabajo sí importa y que dar testimonio de horrores para que no sean olvidados no es un delito».

Fundamentalismo religioso vs. periodismo

Durainayagam Sanjeevan, periodista del distrito de Trincomalee, explicó «Cuando informamos sobre asuntos religiosos, enfrentamos las amenazas de los fundamentalistas. Los monjes budistas suelen enfrentarnos y recurrir a la violencia, en especial cuando informamos sobre ilegalidades en nombre del budismo. Estos ejercen su influencia sobre nuestros informes y dictan qué debemos informar y qué no. Cuando nos resistimos a ese control e informamos, enfrentamos investigaciones policiales y amenazas, ya que nos acusan de provocar tensiones raciales».

En las partes norte y este de Sri Lanka, donde están los templos hindúes, se le arrebatan las tierras a los tamiles en nombre de la arqueología para luego construir templos budistas. Asimismo, existen situaciones en que los grupos mayoritarios arrebatan las tierras a las minorías.

“La budización ya está en marcha en el norte y este. Es un acto deliberado de cambio demográfico. Los templos budistas son construidos en zonas tamiles. Con el apoyo de los departamentos gubernamentales, como el Departamento de Recursos Forestales, el Departamento Arqueológico, el Ejército y la Policía; los monjes actúan con superioridad y se encargan de llevar a cabo todas las actividades en el lugar. Cuando denunciamos esos casos, nos acusan de instigar tensiones religiosas y de cuestionar los derechos de los budistas cingaleses de practicar su religión», afirmó el periodista K. Kumanan.

«Nos arrestaron, agredieron, amenazaron y fotografiaron. Me intimidaron con arrestarme cuando denuncié la protesta de 2022 contra el primer ministro. De la misma forma, en 2019, cuando iba a informar sobre la conversión budista en el templo Neeraviyyadi Pilliyar, un gendarme me atacó y tiró mi cámara al suelo. Así como yo, estas amenazas reciben los periodistas representantes de minorías en el norte y este del país», añadió.

Censura virtual

Shams Tabrez Qasmi declaró que Facebook eliminó la página oficial Millat Times en septiembre de 2021 sin dar aviso ni motivo alguno. Tenía más de un millón de seguidores. El canal de YouTube de Millat Times fue suspendido por 90 días luego de que publicó un video sobre las protestas en Maharashtra contra las medidas de confinamiento por el COVID-19.

Hasta en la llamada democracia india, se silencia a reporteros por sus informes y comentarios sobre asuntos importantes y los derechos democráticos de los ciudadanos. La legislación del gobierno de Modi para regular internet no fue bien recibida por los medios digitales del país. Las normas de tecnología de la información (directrices para intermediarios y código de ética de medios digitales) de 2021 garantiza a los medios digitales poderes discrecionales del Gobierno, incluso la censura.

Debido al fuerte control que ejerce el Gobierno indio sobre los medios digitales en Cachemira, la situación de los periodistas de la región mayoritariamente musulmana ha empeorado desde que el Gobierno derogó el artículo 370 y 35a de la Constitución en agosto de 2019, que daba gran autonomía Jammu y Cachemira.

En Manipur, al noreste de India, sumida en un violento conflicto étnico desde mayo de 2023, internet estuvo sin servicio durante siete meses y hoy sigue sin funcionar normalmente en algunas zonas. Supuestamente, se trató de una medida para frenar la desinformación y la circulación de videos y mensajes que recrudecen la violencia en las redes sociales, sobre todo WhatsApp. También ha impedido que los periodistas verifiquen la información y publiquen noticias creíbles.

Los años de Modi han estado marcados por la vigilancia gubernamental y el uso de spyware (forma software malicioso) contra los reporteros, los informes trucados, las encuestas sobre los impuestos a las ganancias en los medios y las redadas en domicilios de periodistas jóvenes durante la madrugada. Los medios de noticias independientes son criminalizados por informar de manera crítica, y también acosan a periodistas y las organizaciones a los que pertenecen por hacer su trabajo.

Periodistas criminalizados

“Si hablas en favor de lo justo, un ejército de troles te atacará sin importar quién seas. Pero si eres musulmán, lo primero que te aconsejan es que te vayas a Pakistán», expresó el experimentado periodista Ziya Us Salam, y agregó:

There has been a concerted attempt at the marginalisation of minorities in general and Muslims in particular. Before 2019, there were lynchings of Muslims who were allegedly involved in cow slaughter or the transportation of cattle for possible slaughter. But post 2019, Muslims are being attacked simply for being Muslim. Minorities are the direct victims of Hindutva politics.

Ha existido un intento conjunto de marginalizar a las minorías en general y a los musulmanes en particular. Antes de 2019, había linchamientos de musulmanes que estaban presuntamente implicados en el sacrificio de vacas o el transporte de ganado para esos fines. Luego de ese año, la grupo se le atacó solo por su religión. Las minorías son víctimas directas de las políticas hindutva.

El periodista independiente indio Zakir Ali Tyagi aseguró que «para los reporteros musulmanes, escribir se ha convertido en un arma de doble filo. Si queremos hacerlo, tenemos un camino difícil por recorrer. Es por eso que algunos periodistas cambiaron su especialidad, mientras ha aumentado el número de personas que eligen el periodismo como campo profesional».

Así es el caso del destacado periodista pakistaní Gangu Mal, que decidió dejar el periodismo por las condiciones de inseguridad, en especial para quienes como él pertenecen a las minorías religiosas. En noviembre de 2023, Gangu fue atacado y herido por dos hombres armados no identificados. El motivo del ataque era divulgar la presencia de refugiados afganos ilegales.

Los periodistas en Pakistán sufren inseguridad y numerosas amenazas, pero la situación es peor para quienes pertenecen a las minorías religiosas. Alrededor de 130 reporteros en el país prestan sus servicios a las minorías religiosas y son particularmente vulnerables en comparación con sus contrapartes de las comunidades religiosas mayoritarias.

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