
Escritor y educador Funso Aiyejina, cortesía de Bocas Lit Fest. Foto utilizada con autorización.
El 1 de julio, los canales de medios sociales dieron la noticia de la muerte de Funso Aiyejina, escritor y poeta nigeriano de 75 años que hizo de Trinidad y Tobago su hogar. Aiyejina murió mientras dormía. Aiyejina fue decano de la Facultad de Humanidades y Educación y profesor emérito de la Universidad de las Indias Occidentales en el campus de San Agustín. Era muy querido entre sus alumnos y colegas, por lo que su partida repentina impactó a académicos y a la comunidad literaria de la región, de la que era parte fundamental.
Aiyejina nació en 1949 en Ososo, ciudad del estado nigeriano de Edo, y fue un erudito toda su vida. Tenía títulos de tres universidades: Universidad de Ife (ahora la Universidad Obafemi Awolow), Universidad de Acadia, y Universidad de las Indias Occidentales, donde se doctoró. Ejerció la docencia en las universidades Obafemi Awolowo y Universidad de las Indias Occidentales, y también se desempeñó como profesor de Escritura Creativa para el Programa Fulbright en la Universidad Lincoln de Misuri. Instauró, y por muchos años dirigió, el programa de la Maestría en Bellas Artes de Escritura Creativa, que contribuyó a desarrollar el talento contemporáneo regional, y fue primordial en la creación de la Semana Literaria en el Campus en la Universidad de las Indias Occidentales.
En una charla con Global Voices vía WhatsApp, Ira Mathur, que «tuvo el honor de trabajar con él» en el libro Thicker Than Water: New Writing from the Caribbean (Más espeso que el agua: Escribir desde el Caribe), dijo sobre su muerte: «El profesor Funso Aiyejina fue uno de los pilares del escenario literario de Trinidad, su sonrisa amable y sus ojos cómplices reflejaban el alma de nuestras islas del nuevo mundo, mientras nos regalaba el espíritu de su Nigeria natal del viejo mundo. Y agregó que su «meticuloso cuidado del idioma representaba nuestra esencia literaria».
Sin lugar a dudas, Aiyejina fue un maestro en la enseñanza de la escritura porque sabía cómo escribir. Su colección de cuentos cortos de ficción, The Legend of the Rockhills and Other Stories (La leyenda de Rockhill y otras historias), ganó el Premio de Escritores de la Commonwealth 2000 al mejor Primer Libro (África). Aiyejina era un analista con muchas publicaciones sobre literatura africana y antillana, un gran apasionado por las historias «bien contadas», y pronto se convirtió en miembro fundador de la junta directiva (y después, en subdirector) del festival literario anual de Trinidad y Tobago, NGC Bocas Lit Fest.
En Facebook, Bocas calificó su repentino fallecimiento como «una noticia devastadora para el equipo de Bocas y para muchos miembros de la comunidad literaria de Trinidad y Tobago», y agregó:
Funso was a loyal friend and steadfast partner, tireless in his contributions to our work and his many other interventions to promote literature in our region. Himself a prizewinning writer, Funso was also a beloved teacher, a scholarly authority on the work of Earl Lovelace, [and] for over two decades the co-facilitator of the Cropper Foundation's residential workshops that trained so many leading contemporary Caribbean writers.
Funso fue un amigo leal y un compañero tenaz, incansable en su contribución con nuestro trabajo y sus muchas otras intervenciones para promover la literatura en nuestra región. Fue escritor galardonado, y también un querido maestro, una autoridad académica en la obra del novelista Earl Lovelace, [y] durante más de dos décadas, el cofacilitador de los talleres internos de la Fundación Cropper, que permitieron formar a muchos destacados escritores contemporáneos del Caribe.
Ciertamente, el extenso trabajo de Aiyejina sobre la obra del escritor trinitense Earl Lovelace es muy valorado. En Facebook, Gregory McGuire recordó que gracias a la insistencia de Aiyejina, la compañía teatral The Players’ Workshop «tuvo el honor de reponer la obra Jestina's Calypso» para celebrar los 70 años de Lovelace, hace casi 20 años.
Rhoda Bharath hizo la Maestría en Bellas Artes en Escritura Creativa en la Universidad de las Indias Occidentales bajo la tutela de Aiyejina y fue su ayudante de investigación en la universidad y la supervisora de la residencia en La Fundación Cropper. Por correo electrónico, dijo a Global Voices:
Funso was an institution within institutions. There is no sphere in his academic or creative life where he didn't impact people positively. He is easily the most generous and fairest person I know. It was an honour to know him as a student and a colleague. My loss is huge. But it pales in comparison to all I gained from having met him. May he transition safely.
Funso fue una institución entre las instituciones. No existe el ámbito de su vida académica o creativa en el que no haya influido de manera positiva en la gente. Es, sin dudas, la persona más generosa y justa que conozco. Fue un honor haberlo tenido como profesor y colega. Mi pérdida es enorme, pero palidece en comparación a todo lo que gané al conocerlo. Que su paso a la eternidad sea seguro.
En 2022, tras retirarse formalmente del festival, Bocas lo galardonó, junto a su colega literaria Merle Hodge, con el Premio Bocas Henry Swanzy por su distinguido servicio a la escritura caribeña. Bocas recuerda con cariño a Aiyejina y lo define como un hombre «firme respecto a sus opiniones, meticuloso en su razonamiento, afectuoso y siempre dispuesto a hacer una broma», y lo considera «un puente entre el mundo literario y académico de Nigeria, donde nació y creció, y Trinidad y Tobago, donde pasó la mayor parte de su vida y desarrolló su carrera».
La fundadora del festival literario Bocas Lit Fest, Marina Salandy-Brown, añadió:
We are all devastated, bereft, shocked and speechless in the face of this sudden loss. Everyone loved and deeply appreciated him as a friend and mentor. He was always honest and generous. For me personally, he had a special place outside of work. My mother too was born in Nigeria, and he talked to her about their birthplace and he translated the remnants of the Hausa she still remembered. He was a link with her past. She adored him.
Estamos todos devastados, desolados, conmocionados y sin palabras frente a esta pérdida repentina. Todos lo queríamos y apreciábamos profundamente como amigo y mentor. Siempre fue honesto y generoso. Para mí, en particular, supo ocupar un lugar especial fuera de lo laboral. Mi madre también nació en Nigeria y conversaban sobre su tierra natal; él traducía los resabios del hausa que ella todavía recordaba. Para mi madre, representaba un nexo con su pasado y por eso lo adoraba.
Por su parte, Lovell Francis, que conoció a Aiyejina «hace más de 20 años, cuando ya había ganado el Premio de Escritores de la Commonwealth», quedó impresionado por su humildad:
As human beings, we are a very curious bunch. Some of us bounce our big toe and want the whole universe to know, and others like my Professor walked around carrying a bag, heavy with accolades, normal-normal like it was nobody's business […] this was not that fake/performative humility that Trinidadians love so much, but rather the genuine vibe of a very bright man who was as keen on producing written excellence as he was on not falling into that trap of taking himself too seriously.
Como seres humanos, somos un grupo muy curioso. Algunos movemos un dedo y queremos que el universo entero lo sepa, mientras otros, como mi profesor, andan por la vida cargando una pesada bolsa colmada de galardones, como si no fuera importante. […] no se trataba de esa humildad falsa o fingida que tanto les gusta a los trinitenses, sino de la vibración genuina de un hombre muy brillante que tenía mucho interés en lograr la excelencia en la escritura y en no caer en la trampa de tomarse a demasiado en serio.
Francis señaló que ser alumno de Aiyejina fue un «privilegio» y agregó que fue «Un ejemplo, un profesor magnífico, un pensador y escritor que aunque oriundo del continente africano fue un partidario y amante de todo de Trinidad y Tobago, en realidad perdimos a un titán».
Como muchos de sus estudiantes, Petrona Strachan coincidió en que Aiyejina fomentó el amor por el aprendizaje continuo:
Class sessions with him were enlightening and dynamic. […] He was also humble. I [remember] him slipping in to sit next to me at a Professorial lecture. I told him, ‘You need to go down to the front with the other specially invited guests.’ He laughed and still sat at the back. His witty, jovial, comments had me stifling laughter. That this brilliant, energetic, affable, witty, indomitable, versatile, on-the-move scholar is suddenly silent is surreal. Gone, soon, but his impact is left.
Las clases con él eran esclarecedoras y dinámicas. […] También era humilde. [Recuerdo] que se escabulló en una conferencia magistral para sentarse a mi lado. Le dije: «Debes ir al frente con todos los otros invitados especiales». Se rio y continuó sentado en la parte de atrás. Sus comentarios ingeniosos y joviales me hacían reír a carcajadas. Resulta surrealista el silencio repentino de este erudito brillante, enérgico, afable, ocurrente, alegre, versátil y siempre activo. Aunque se fue muy pronto, quedará su huella.
La escritora Ayanna Lloyd Banwo, que ganó el Premio OCM Bocas de Literatura del Caribe 2023, expresó su conmoción en Facebook:
Funso Aiyejina has been a part of my writing and academic life since it began. […] He was there at every Bocas Lit Fest I ever attended, Heard me read for the first time, saw me win the OCM Bocas Prize. I just always expected he would be at the next Bocas asking me how the writing was going. It is an infinite blessing to have such a teacher, and to live with his poetry, prose and criticism as a reader and a fellow writer. He did what he came to do. A reminder that we should do the same.
Desde el comienzo, Funso Aiyejina formó parte de mi vida como escritora y académica. […] Estaba presente en cada festival literario de Bocas al que asistí, me escuchó leer por primera vez y me vio ganar el Premio OCM Bocas. Siempre esperé que estuviera en el siguiente festival para preguntarme cómo iba con la escritura. Es una bendición infinita haber tenido a semejante maestro y haber convivido con su poesía, su prosa y sus críticas como lector y escritor colega. Vino a cumplir su misión. Un recordatorio de que deberíamos hacer lo mismo.
Los tributos siguieron llegando a las redes, y Onesimus Felix recordó su «habilidad para entretejer intrincados relatos que exploraban la experiencia humana» y «[guiarnos] de manera vívida hacia un nuevo mundo de palabras que brillaban», y también el hecho de que fuera un «profesor que veía la importancia de la educación para los grupos marginales».
Rondel Benjamin captó de forma concisa la sensación de pérdida que sentía la gente en su publicación en Facebook: «Todo mi corazón. Camina con la frente en alto, anciano gigante».
A Funso Aiyejina, dedicado padre de familia, le sobreviven su esposa, Lynda, y dos hijos.