Polonia planea cerrar últimos cruces fronterizos con Bielorrusia mientras crisis migratoria continúa

Cerca del alambre de púas. Fotografía de Ed Hinchliffe en Unsplash.

La tarde del 22 de junio, el ministro de Asuntos Exteriores de Polonia, Radoslaw Sikorski, anunció que las autoridades están considerando cerrar dos cruces fronterizos con Bielorrusia, publicó el medio independiente bielorruso Belsat. “Teniendo en cuenta las acciones de Bielorrusia, estamos considerando cerrar todos los cruces fronterizos”, dijo Sikorski, según informó Business Insider.

De acuerdo a Sikorski, el Gobierno está decidiendo actualmente “si continuar así es perjudicial para la economía”. “Cuando los finlandeses cerraron los pasos fronterizos con Rusia se acabaron los problemas”, agregó el ministro. No dio más detalles.

Tal como informó DW, a finales de 2023, unos 1300 inmigrantes llegaron a los puestos de control fronterizo de Finlandia con Rusia. En respuesta, el país cerró indefinidamente toda su frontera con Rusia en abril de 2024.

El doctor Stephen Phillips del Instituto de Derechos Humanos de Abo Akademi, Finlandia, escribió en un correo electrónico a Global Voices:

I've been following the developments on the Poland–Belarus border. On that border we are seeing now a clear clash between ideas of security and asylum, with the security voices by far the louder. When this security driven approach dominates there is a very real risk that safety of migrants and international law becomes less of a focus, or is sidelined entirely. Like in Finland, the talk in Poland is of instrumentalized migration driven by a hostile foreign state, not of the humanitarian needs of those on the move. This sets a potentially dangerous path away from protection and respect for fundamental rights

He estado siguiendo los sucesos en la frontera entre Polonia y Bielorrusia. En esa frontera vemos ahora un claro choque entre las ideas de seguridad y asilo, y las voces de quienes claman por seguridad son más fuertes, por lejos. Cuando domina este planteamiento impulsado desde la seguridad de los lugareños como prioridad, existe un riesgo muy real de que la propia seguridad de los migrantes y el derecho internacional pasen a ser menos importantes o se dejen de lado por completo. Al igual que en Finlandia, en Polonia se habla de migración instrumentalizada y establecida por un Estado extranjero hostil, no por las necesidades humanitarias de quienes se desplazan. Esto abre un camino potencialmente peligroso que se aleja del proteccionismo y el respeto de los derechos fundamentales.

Luego de las sanciones de la Unión Europea a Bielorrusia por unas polémicas elecciones presidenciales, miles de inmigrantes africanos y de Medio Oriente comenzaron a llegar al paso fronterizo entre Bielorrusia y Lituania a mediados de 2021.

Tal como informa DW, Polonia y los países bálticos acusan al líder bielorruso, Aleksandr Lukashenko, y a Rusia de coordinar este flujo, que ha llegado a ser una prolongada crisis de frontera. Los guardias fronterizos del país polaco y sus vecinos han impedido alrededor de 150 000 intentos ilegales de cruce, en su mayoría hacia Polonia. El portavoz de la guardia fronteriza polaca, Andrzej Juzwiak, afirmó en entrevista con DW que la crisis se debe a las acciones de Bielorrusia, que está creando una ruta migratoria artificial. Los funcionarios de la Unión Europea sospechan que Rusia y Bielorrusia están intentando desestabilizar la Unión Europea, ya que el 90% de los inmigrantes en la frontera de Polonia tienen visa rusa.

Por su parte, como informó Global Issues en abril de 2024, la crisis migratoria en la frontera entre Bielorrusia y la Unión Europea continúa siendo alarmante, y los grupos de derechos humanos denuncian las violentas reacciones de los guardias fronterizos de ambos lados desde que mediados de de 2021. La represión de las ONG en Bielorrusia ha obligado a muchos a dejar de ayudar a los migrantes, que quedan con una ayuda humanitaria limitada. A pesar de que algunas organizaciones internacionales brindan servicios, los activistas temen que sean insuficientes. Enira Bronitskaya, de la ONG bielorrusa Human Constanta, que ahora opera desde Polonia, señaló el aumento de la violencia y la falta de apoyo a los refugiados debido a la criminalización del activismo en Bielorrusia.

Adicionalmente, los guardias fronterizos de la Unión Europea en Polonia, Letonia y Lituania han sido acusados de utilizar métodos violentos e inhumanos contra los migrantes, con lo que se viola sistemáticamente su derecho a solicitar asilo. Bartek Rumienczyk, de la ONG polaca We Are Monitoring (WAM), denunció numerosos casos de abuso físico y de indiferencia a las solicitudes de asilo, lo que deja a los inmigrantes varados en condiciones terribles entre fronteras. Joanna Ladomirska, de Médicos Sin Fronteras (MSF), describió esta zona como una “zona de muerte”, donde los refugiados están atrapados entre las vallas de la Unión Europea y el alambre de púas bielorruso, sin poder recibir ayuda alguna de las ONG.

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