
Ceremonia de firma del acuerdo de construcción conjunta del ferrocarril China-Kirguistán-Uzbekistán en Pekín, China. Foto del sitio web del Gabinete de Ministros de Kirguistán. Usada con autorización.
Este artículo de Andrew Gundal para Vlast.kz se publicó el 21 de junio de 2024. Global Voices reproduce una versión editada como parte de un acuerdo de medios.
Los planes del ferrocarril China-Kirguistán-Uzbekistán (CKU) vuelven a encarrilarse. El 6 de junio, representantes de los tres países firmaron la aprobación del proyecto en Pekín, con lo que se inicia un proyecto clave de transporte que ha estado en discusión los últimos 27 años y que fue incluido recientemente en la iniciativa china de la Franja y la Ruta.
La construcción del ferrocarril CKU fue propuesta inicialmente por el programa del Corredor de Transporte Ferroviario Eurasiático (TRACECA) en 1997, pero quedó en conversaciones desde entonces por la complejidad del proyecto.
La vía férrea comenzará en la ciudad de Kashgar en el oeste de China, luego ingresará a Kirguistán por el Paso de Torugart al este, continuará hacia Kazarmán y descenderá hasta Jalal-Abad en el sudoeste. El destino final será Andiján, en el sureste de Uzbekistán, donde se conectará con las rutas ferroviarias existentes.
Una vez terminado, el CKU será una ruta comercial alternativa entre China y Uzbekistán. Además, permitirá ahorrar cerca de 900 kilómetros en la ruta a Irán y Medio Oriente desde Kashgar, ya que se evitará pasar por Kazajistán a través de Horgos. La ruta propuesta integrará aún más a Kirguistán en las rutas comerciales de Asia Central y potencialmente abrirá nuevas vías de transporte a países europeos y del Golfo.
Oyuna Baldakova, investigadora asociada del King's College de Londres especializada en relaciones entre China y Asia Central, afirmó a Vlast: «[Los países de Asia Central] quieren desarrollar nuevas rutas que interconecten Asia Central con mercados externos para reducir su dependencia económica de Rusia».
Los desafíos políticos, económicos y técnicos fueron un escollo para los tres países. Según Omirbek Hanayi, del centro de investigación Eurasian Research Institute en Kazajistán, las revoluciones de 2005, 2010 y 2020 generaron inestabilidad política en Kirguistán y frenaron las negociaciones.
Frank Maracchione, investigador doctorado de la Universidad de Sheffield, explicó a Vlast: «Antes de asignar fondos a proyectos de instituciones internacionales como [el Banco Exim de China], las instituciones chinas evalúan los riesgos, y el financiamiento de la sección del ferrocarril en Kirguistán presentaba riesgos económicos».
Un obstáculo importante para el proyecto fue la distribución del financiamiento entre los tres Estados. La solución a este antiguo problema llegó con el acuerdo, según el cual China se hará cargo del 51% del costo total, mientras Kirguistán y Uzbekistán asumirán cada uno el 24.5%. En respuesta a preguntas del Parlamento el 18 de junio, el director de Kyrgyz Temir Zholu, empresa nacional de ferrocarriles, dijo que Kirguistán financiará la construcción por medio de préstamos provenientes de bancos chinos.
China es el mayor acreedor de Kirguistán. En 2023, la deuda externa de Kirguistán era de casi 4000 millones de dólares, un 43% de ese monto se debe al banco Exim de China. Esta suma equivale a cerca del 40% del PIB del país, lo que despierta preocupaciones acerca de la capacidad del Gobierno para pagar sus deudas y del riesgo de caer en una trampa de deuda con China.
Los diferentes anchos de vía entre China y los países postsoviéticos hicieron más difíciles las negociaciones. China utiliza el ancho de vía estándar internacional de 1455 milímetros. Kirguistán y Uzbekistán usan un ancho de vía de 1520 milímetros. No está claro qué dispositivo podría utilizarse para resolver la diferencia en el ferrocarril CKU.
El relieve de Kirguistán también presenta serios desafíos. El plan para el ferrocarril es que avance por el territorio montañoso del país a través de 81 puentes nuevos y 41 túneles.
Más allá de estos inconvenientes, los líderes políticos siguen mostrándose optimistas. El jefe del gabinete de ministros de Kirguistán, Akylbek Japarov, declaró que el CKU hará que Kirguistán ingrese al «mercado internacional» y lo transformará «en un importante centro industrial y comercial».
El presidente chino, Xi Jinping, demostró optimismo desde otro ángulo, ya que destacó que el CKU «demuestra a la comunidad internacional la firme determinación de los tres países de unirse para promover la cooperación y alcanzar el desarrollo común». Según el acuerdo, la construcción comenzará en octubre, pero solo el tiempo dirá si el proyecto se podrá concretar, y cuándo.