El dilema de «Yan Daudu»: Abrir camino a una identidad queer preislámica en la Nigeria moderna

Hombre con apariencia de mujer en un pueblo del norte de Nigeria. Ilustración de Minority Africa, utilizada con autorización.

Esta historia se publicó originalmente en Minority Africa en colaboración con FairPlanet, y Global Voices publica una versión abreviada como parte de un acuerdo para compartir contenido.

Después de haberse presentado abiertamente como mujer durante años, Adamu, de 32 años, está en un momento crucial de su vida ya que se prepara para casarse con una mujer.

«Creo que es lo que debo hacer como hombre», dice sobre su inminente boda.

En su adolescencia, Adamu empezó a identificarse como mujer. Empezó a vestirse como mujer en Ture, el pueblo de su abuela en el estado de Kano, al norte de Nigeria, a donde la familia se mudó después de la muerte de su padre.

Como muchos hogares comunitarios, la casa de la abuela de Adamu estaba llena de parientes, que en su mayoría eran mujeres con hijos sin apoyo de sus maridos ni padres.

Inicialmente, la interacción de Adamu con la feminidad incluía observar de manera discreta a las mujeres de su familia, y verlas participar en actividades tradicionalmente femeninas.

Con el tiempo adquirió estas habilidades y empezó a adoptar los modales de sus tías, dice. Incluso en sus círculos sociales, Adamu se sentía naturalmente atraído por las mujeres. La mayoría de sus amigos eran mujeres y, a través de su compañía y apoyo, Adamu se sintió lo suficientemente cómodo como para expresarse abiertamente por primera vez.

“Cuando invitaban a mis amigas a las bodas, yo las seguía y me maquillaba con ellas como mujer”. Esto lo llevó a su primera carrera maquillador. “Algunas mujeres me contrataban para maquillarlas y vestirlas para ocasiones como bodas y otras”.

Trabajar en bodas le dio a Adamu la libertad de expresar su feminidad. Muchas veces, después de completar sus labores como maquillador, se adornaba con joyas, se maquillaba y se unía a las celebraciones con mucho entusiasmo. Cada evento en el que trabajó consolidó su identidad como un yan Daudu a los ojos de la sociedad.

Yan Daudu, que se traduce como «hijos de Daudu», se refiere a hombres femeninos dentro de la sociedad hausa, grupo étnico del asentamiento del norte de Nigeria. El término se origina en una comunidad queer histórica anterior a la influencia islámica en el norte de Nigeria.

Algunas interpretaciones de yan Daudu los retratan como personas transgénero sin un cambio de sexo formal. Si bien esta teoría puede no ser universalmente aceptada, es un hecho que muestran rasgos femeninos y tienen un agudo sentido del estilo femenino. Según Adamu, en el norte de Nigeria, incluso se cree que su sentido del estilo supera el de las mujeres.

“Cuando las mujeres del norte se casan, les gusta invitar o contratar a los yan Daudu para que las ayuden con los trajes y el maquillaje de sus bodas”, comenta Adamu. “Sienten que los hombres hacen un mejor trabajo que las mujeres, así que nos pagan bien por trabajos como ese”.

Además de exhibir modales femeninos, a los yan Daudu también se les conoce por su atracción a los hombres. Aunque Adamu se identificó como yan Daudu desde edad temprana, no se percató de que era gay hasta después de la universidad, años después de su primera presentación abierta como mujer. “No fue hasta después de terminar la universidad que realmente comprendí que era gay. Nunca me dieron el título de yan Daudu; me lo di yo mismo porque me di cuenta de que eso era lo que quería en mi vida”.

Al descubir su identidad, Adamu obtuvo apoyo y aceptación de su familia, en parte gracias a que se crio en un hogar con mujeres que comprendieron sus intereses. Otro pequeño logro que también contribuyó a que su familia aceptara su sexualidad fue la seguridad económica.

“Mi familia no tiene ningún problema con mi identidad porque aporto económicamente y los mantengo. Ninguno me insulta, me ridiculiza ni me llama yan Daudu”.

La trayectoria de Adamu como yan Daudu floreció verdaderamente después de que salió del estado de Kano. Tras su graduación, se fue de Kano para buscar mejores oportunidades. Su trayecto lo llevó a breves estancias en Kaduna, Maiduguri y Abuya antes de establecerse finalmente en Lagos.

En Lagos, Adamu enfrentó por primera vez problemas relacionados con su identidad.

“Cuando estaba en Kano, Abuja, Kaduna y Maiduguri, nunca tuve problemas. Aquí en Lagos, la gente tiende a menospreciarme por lo que hago (presentar una apariencia femenina), pero no les hago caso. Seguiré haciendo mi trabajo y ganando dinero”.

A pesar de que practica la ley sharia en el norte de Nigeria, donde los hombres que se visten como mujeres pueden ser encarcelados durante un año, Adamu agrega que conocer y tener vínculos con quienes creció influyó en lo bien que lo aceptaron.

“Solo en Lagos mantengo mi estilo de vida en secreto ante los demás. La gente en el norte me trata de manera diferente porque crecí ahí y nos conocemos desde siempre”, afirma. “Acabo de llegar a Lagos y la gente aquí no me conoce muy bien”.

A diferencia de la hostilidad que predomina hacia las personas queer en la mayoría parte de Nigeria, fue evidente a partir de la reacción de la comunidad de Adamu durante las bodas que no hubo una respuesta negativa explícita hacia su comportamiento.

“Ser gay no es mal visto en Kano; todos saben o eventualmente lo sabrán, y no es un problema”.

Esta aceptación se extiende a su comunidad cercana, y también con los norteños que conoció en entornos religiosos.

Aunque el trato que reciben los yan Daudu en el norte puede parecer receptivo, al analizarlo más detalladamente, se revela que en la sociedad hausa existe una visión matizada que distingue la sexualidad del género. Predomina la creencia de que la sexualidad se considera más como un comportamiento que una característica que define la identidad de cada persona.

Esta perspectiva impacta en la definición de las relaciones con los hombres dentro de este contexto cultural. Cuando Adamu habla de sus parejas, se percibe un tono distanciado. Se abstiene de expresar abiertamente su amor o de hablar de si extraña a su pareja, lo que indica una interacción compleja entre las expectativas sociales, la identidad personal y las relaciones dentro de la comunidad hausa.

Después de diez años en Lagos, la aceptación de la identidad de Adamu tomó un giro inesperado.

“Mi madre me dijo que debía casarme con una mujer”, subraya. “No me obligan a casarme, ni lo hago por mi madre. Creo que es hacer lo correcto como hombre, y en el islam, un hombre debe casarse. Mis padres no me obligan; quiero hacerlo para comportarme como un hombre”.

Ciertamente, es una práctica común que los yan Daudu se casen con mujeres. Este hecho no es aislado, es más bien emblemático de una cultura matrimonial problemática, en la que los yan Daudu se casan con mujeres para cumplir con las expectativas sociales de masculinidad.

Para algunos yan Daudu, el matrimonio no altera su identidad. Aunque puedan mantener su estilo de vida, este aspecto no cambia con el matrimonio. Las mujeres con quienes se casan suelen conocer el estilo de vida de su pareja y deciden seguir adelante con el matrimonio.

Adamu explica: “La mujer con la que me voy a casar ya sabe de mi estilo de vida, así que no es un secreto”.

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