Cambio climático afecta a las mujeres desplazadas en Pakistán

Flood affected women return to their makeshift shelters after receiving hygiene kits and other essential items. Image via Flickr by UN Civil Protection and Humanitarian Aid. 2022. CC BY 2.0.

Mujeres afectadas por las inundaciones regresan a sus refugios improvisados después de recibir artículos de higiene y otros productos esenciales. Imagen vía Flickr de UN Civil Protection and Humanitarian Aid. 2022 (CC BY 2.0).

Las mujeres desplazadas internamente en Pakistán, que ya deben lidiar con la pérdida de sus hogares y medios de vida, enfrentan presiones únicas, especialmente en lo referente a la salud femenina y la atención materna.

Pakistán está entre los países más vulnerables a los efectos del cambio climático. El aumento de las temperaturas, los monzones esporádicos y las sequías severas se han convertido en la nueva normalidad, y hacen que millones de personas se desplacen al norte. Según el Centro de Monitoreo del Desplazamiento Interno (IDMC), más de tres millones de paquistaníes han sido desplazados internamente por desastres naturales en 2023.

Pruebas a mujeres embarazadas en los campamentos

Shabana Bibi (nombre cambiado), mujer de 28 años de una zona remota del norte de Pakistán, no imaginaba que el cambio climático la obligaría a tomar decisiones difíciles sobre su salud y su familia. Shabana y centenares de personas han estado viviendo en refugios temporales durante casi un año después de verse desplazados por las desastrosas inundaciones en la región de Chitral en julio de 2023.

«Todo desapareció en un instante», recuerda Shabana. «Nuestra casa, nuestros cultivos, nuestro ganado. Tuvimos que irnos con lo que teníamos puesto». Su familia encontró refugio en un campamento improvisado en un terreno más alto, junto con centenares de otras familias desplazadas.

Su viaje al campamento fue horrible, pero la dificultad diaria que soporta revela un problema mucho más grave: faltan recursos para la salud de la mujer y la atención materna entre las mujeres desplazadas como consecuencia del cambio climático.

Asimismo, cuando Geetha (nombre cambiado) sintió las primeras contracciones, se dio cuenta de que no estaba preparada. Por la sequía, la joven de 25 años fue reubicada desde su casa en la región paquistaní de Tharparkar, provincia de Sindh, al sur de Pakistán, y vivía en un refugio improvisado con sus dos hijos. Las continuas sequías la llevaron a ella y a innumerables familias a buscar refugio en otras partes de la provincia de Sindh. Mientras sujetaba su creciente barriga, el terror de lo que estaba por venir superó la alegría de traer una nueva vida al mundo.

El sufrimiento de Shabana Bibi y Geetha son el reflejo de una crisis inminente en Pakistán, donde la migración causada por el cambio climático impacta significativamente en la salud de las mujeres y las madres.

Las mujeres son especialmente vulnerables

Las mujeres soportan consecuencias aún más graves como resultado del desplazamiento en comparación con los hombres. Las mujeres embarazadas que viven en refugios temporales con acceso limitado a atención médica, higiene y nutrición se enfrentan mayores riesgos. El estrés del desplazamiento junto a condiciones de vida inadecuadas a menudo agravan los problemas del embarazo y el parto. Del mismo modo, perder acceso a anticonceptivos y productos de salud femenina puede provocar embarazos no planificados u otros problemas de salud.

Samina Hussain, obstetra que trabaja con una ONG local en Punyab Central, una de las zonas más afectadas por las inundaciones, revela que muchas mujeres desplazadas descuidan las consultas prenatales y posnatales. «La situación de los desplazados internos es grave. Las mujeres no están recibiendo la atención médica que necesitan, y muchas tienen demasiado miedo o están demasiado lejos de los centros de salud para buscar asistencia», comenta. Como hay poco acceso a un tratamiento médico adecuado, los problemas durante el embarazo con frecuencia quedan sin atención. En estas circunstancias, las infecciones, la malnutrición y la presión arterial alta, que pueden tratarse de inmediato en instalaciones médicas adecuadas, se vuelven potencialmente mortales. La doctora Hussain recuerda un incidente en el que una mujer de una zona rural fue transportada durante más de tres horas al hospital más cercano, pero perdió a su bebe por la demora y la falta de instalaciones médicas adecuadas.

Fátima confiesa sus temores sobre el parto en medio de su desplazamiento y migración. «He visto mujeres sufrir aquí. Las instalaciones médicas no están equipadas para manejar emergencias. Mi vecina perdió a su bebé porque no había ningún médico disponible en ese momento. No quiero pasar por eso», dice con la voz temblorosa por la emoción.

Gestión del estrés por el desplazamiento

Los desplazamientos provocados por el cambio climático interrumpen los servicios médicos, que también empeoraron por otras cuestiones. El estrés físico y psicológico del desplazamiento frecuentemente causa dificultades durante el embrazo y el parto.

Un experto de los Institutos Nacionales de Salud de Pakistán explicó que las hormonas del estrés como el cortisol se ven influenciadas por la temperatura y por el estrés, y pueden impactar perjudicialmente en los resultados del embarazo. Los niveles elevados de cortisol, frecuentes entre las comunidades desplazadas, tienen correlación con los partos prematuros y el bajo peso al nacer.

Naila, recién casada que se prepara para su primer parto, sufre de ansiedad y depresión severa, condiciones que se ven agravadas por la incertidumbre de su situación. «Me preocupo cada día por el futuro de mis hijos. No sé cómo voy a mantener a este nuevo bebé», confiesa.

«El cambio climático plantea una amenaza existencial para todos nosotros, pero las mujeres embarazadas, los bebés y los niños enfrentan consecuencias mayores», dijo Bruce Aylward, subdirector general de Cobertura Sanitaria Universal y Ciclo Vital de la Organización Mundial de la Salud (OMS). «Es necesario proteger conscientemente el futuro de los niños, lo que significa tomar medidas contra el cambio climático para asegurar su salud y sobrevivencia mientras se garantiza que se reconozcan sus necesidades».

El cambio climático influye en la menstruación y la salud reproductiva, especialmente entre las mujeres desplazadas, y agrava el problema multifacético preexistente. La relación entre las cambiantes circunstancias ambientales y las trabas a la salud reproductiva se está volviendo cada vez más evidente. Se ha informado que el aumento de las temperaturas y los eventos climáticos extremos repercuten en los ciclos menstruales y la salud reproductiva, hecho que causa más dificultades para mujeres como Shabana. Por ejemplo, las olas de calor extremas en Pakistán se han asociado a periodos menstruales irregulares. El Instituto Nacional de la Salud ha descubierto que las hormonas del estrés, como el cortisol, pueden interrumpir los ciclos menstruales. El nivel elevado de cortisol bajo calor intenso puede causar enfermedades, como dismenorrea, que se caracteriza por fuertes dolores menstruales, además de que retrasa o detiene la menstruación por completo.

Inseguridad alimentaria

La influencia del cambio climático en la agricultura también contribuye con la inseguridad alimentaria, que se considera uno de los problemas más urgentes para las mujeres embarazadas y en periodo de lactancia. A medida que los impredecibles fenómenos meteorológicos alteran la producción de cultivos, las comunidades se preocupan por dar suficientes alimentos para ellos y sus hijos. Amina, desplazada de una aldea de Beluchistán, afectada por la sequía, cuenta sus inquietudes: «¿Cómo puedo traer un niño a este mundo cuando apenas puedo alimentarme?».

Shabana, mientras cuenta la sombría situación de otras mujeres embarazadas, dijo: «Apenas tenemos suficiente comida para alimentarnos», explicó. «La mayoría de los días, las mujeres sobreviven con lentejas y arroz. No hay leche ni verduras frescas». La limitada dieta no solo afecta a su salud, también afecta su capacidad para producir suficiente leche materna para los recién nacidos.

Según el artículo de la OMS “Proteger la salud Materna, neonata e Infantil de los impactos del cambio climático”, los efectos del cambio climático en la salud de las madres y sus bebés se han ignorado, pasado por alto, subestimado y no se informan. Destaca que muy pocos países proponen planes de respuesta al cambio climático en los que mencionen la salud materna o infantil, y describe este hecho como «una omisión evidente y significativa de la inadecuada atención a las necesidades de las mujeres, recién nacidos y niños en el debate del cambio climático».

A pesar de estos obstáculos desalentadores, se están haciendo intentos para mejor la situación. Las ONG locales y las organizaciones internacionales han puesto en marcha una iniciativa para identificar la necesidad de servicios de salud materna en los campamentos internos y las zonas con grandes poblaciones desplazadas. Un proyecto importante es el de la Agencia Turca de Cooperación y Coordinación que ha instalado clínicas en lugares aislados para brindar atención prenatal y posnatal a mujeres. Estas unidades móviles, atendidas por comadronas capacitadas y equipadas con los suministros médicos necesarios, se desplazan a varios campamentos para dar servicios de atención esenciales. Sin embargo, se debe hacer mucho más. LA extensión de los desplazamientos inducidos por el clima y las frecuentes catástrofes climáticas están aumentando y nuestros recursos son inadecuados.

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