Bielorrusos en el exilio consternados porque ningún bielorruso fue incluido en el intercambio de prisioneros

Niña en la marcha del Día de la Libertad de Bielorrusia 2023 en Varsovia. Foto de Andrew Keymaster en Unsplash.

El jueves 1 de agosto hubo un intercambio de prisioneros entre Rusia y varios países occidentales. Según informaron los medios, participaron 24 personas, como el alemán Rico Krieger, indultado en Bielorrusia. Sin embargo, ninguno de los demás presos políticos bielorrusos formó parte del intercambio.

Muchos usuarios bielorrusos de las redes sociales expresaron un sentir de tristeza y pérdida de esperanza, y uno dijo: “Esperábamos tanto (y qué si), que Masha también. Pero no había nadie que rompiera el abedul”.

Masha, diminutivo de María, se refiere a la activista política y música María Kolésnikova, condenada en 2021 a 11 años de reclusión en una colonia penal por sus actividades políticas.

Foto de María Kolésnikova, Por GomelTube – Wikimedia Commons (CC BY 3.0).

El abedul, por su parte, hace referencia a una trágica canción de Aleksandr Bashlachov, poeta, cantautor y guitarrista soviético, considerado una de las figuras más influyentes de la música rock rusa. La versión de Bashlachov, escrita en 1986, está inspirada en una canción popular tradicional sobre un abedul que lamenta que se encierre a la gente como prisioneros.

María Kolésnikova desempeñó un papel importante en la campaña conjunta de Svietlana Tsikhanouskaya, candidata opositora que se enfrentó al dictador bielorruso, Alexander Lukashenko, en 2020. Fue miembro del comité administrativo del Consejo de Coordinación, organismo no gubernamental creado por Tsikhanouskaya durante las protestas bielorrusas de 2020 contra el régimen de Lukashenko. Su objetivo era facilitar una transferencia democrática de poder en Bielorrusa, pero los resultados de las elecciones de ese año mostraron que Lukashenko ganó abrumadoramente, afirmación que Tsikhanouskaya cuestiona.

El 7 de septiembre de 2020, Kolésnikova fue secuestrada por agentes de la ley no identificados. A la mañana siguiente, la llevaron por la fuerza a la frontera ucraniana. A pesar de que la intimidaron y la presionaron para que abandonara Bielorrusia, Kolésnikova rompió su pasaporte en pedazos mientras se encontraba en terreno neutral, salió del auto por la ventanilla trasera y caminó de vuelta a territorio bielorruso, donde fue detenida inmediatamente.

Amnistía Internacional reconoció a Kolésnikova como presa de conciencia el 11 de septiembre de 2020. Recibió el Premio Internacional a las Mujeres de Coraje en 2021.

La última vez que se supo de Kolésnikova fue el 12 de febrero de 2023, lo que hizo temer a algunos que pudiera estar muerta. Serguéi Medvedev, corresponsal de Radio Liberty, escribió en Facebook: “Lo esperé hasta el final, pero igual que Putin no pudo dejar vivir a Navalny, Lukashenko no puede liberar a Kolésnikova, es algo personal. Me temo que ella tampoco está viva”.

Como escribió Hanna Liubakova, periodista bielorrusa en el exilio, para el Atlantic Council, mientras que Rusia puede haber recuperado algunos de sus agentes gracias al intercambio de Krieger, Lukashenka parece estar poniendo en peligro su relación con Alemania para alinearse con los intereses de Putin.

Liubakova sugiere que esto refleja las pasadas concesiones de Lukashenko a Rusia, como permitir que se utilizara territorio bielorruso para la invasión de Ucrania, a pesar de la oposición de su pueblo, y acoger tropas del grupo Wagner en Bielorrusia.

En medio de estas negociaciones, a menudo se pasa por alto la difícil situación de los presos políticos bielorrusos. Aunque 18 presos políticos fueron liberados en julio, se calcula que unos 1400 siguen encarcelados, y muchos necesitan asistencia médica urgente.

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