Esta historia es de Issam Hani Hajjaj y se publicó originalmente en árabe en UntoldMag el 1 de agosto, 2024. Walid El Houri la tradujo al inglés, y Global Voices la publica con autorización.
La realidad en Gaza es más complicada de lo que se podría imaginar. Hace dos semanas, bebí lo que se suponía era agua potable. Me duele el estómago de vez en cuando, hasta hoy. El agua es tan potable como Gaza es habitable.
Una semana después de que nos llevaron del Hospital Europeo en Gaza a la zona humanitaria del Al- Mawasi —zona que el Ejército israelí ofrece al mundo— me despertó una voz de un niño que gritaba «!Estados Unidos está bombardeando Palestina con armas nucleares!».
Aunque son las fuerzas de la ocupación israelí las que están atacando Palestina, con apoyo de Estados Unidos, me pregunté cómo se formaron estos pensamientos en la mente de este niño. ¿Cómo pudo expresar una frase como esa?
Al-Mawasi es una zona extensa en Khan Yunis y Rafa que las fuerzas de la ocupación israelí han designado como zona de ciudadanos desplazados antes de que entren a alguna gobernación. Los campamentos aquí están muy abarrotados, algunos llevan los nombres de los países que las donaron. Los campamentos son diferentes en forma y material, algunos son de cuero y otros de otros materiales. Los campamentos que más destacan son de Emiratos Árabes Unidos, Arabia Saudita y Alemania por sus tamaños, seguidos por las carpas de Pakistán, conocidas por su forma distintiva geométrica.
La gente aquí viven en estado de desplazamiento constante, obligada a desplazarse cada vez que el Ejército de ocupación decide entrar en una nueva zona, y cada vez deja a su paso un rastro de vidas inocentes.
En realidad, la zona de Al-Mawasi se ha convertido en el lugar más peligroso en la Franja de Gaza por los constantes bombardeos del Ejército israelí. Incontables personas han muerto en un instante, sin otra razón que porque el Ejército puede matar.
El recorrido del desplazamiento empieza cuando el Ejército anuncia la evacuación del lugar. A la gente le es difícil encontrar vehículos para transportarse con sus pertenencias, y el sufrimiento de los desplazados empieza con los especuladores de guerra, que piden un precio exorbitante por el transporte. No queda más opción de pagar porque la sobrevivencia es la prioridad.
Desmontas tu campamento, recolectas todo lo puedas, y te vas a una nueva ubicación donde puedes armar el campamento de nuevo. Una vez ahí, empiezas a preparar el baño. El agua es el recurso más importante, por lo tanto, la gente busca ubicaciones que estén cerca de la fuente del agua.
Después de encontrar el lugar donde establecimos nuestro campamento en la zona de Al-Mawasi, específicamente en la ciudad de Asdaa, compramos una carpa y la armamos con la ayuda del vendedor. Al día siguiente, cavamos un hueco circular de dos metros de profundidad para drenar el baño. Compramos una base de cemento para el baño, conocida como «baño árabe», es pequeño, un espacio cerrado, con medida de 1.5 metros por 1.5 metros, rodeado de tela o lonas.
Algunos pueden construir un cuarto de baño de estilo occidental, especialmente en los campamentos con el apoyo de algunas partes. No obstante, el baño árabe es más apropiado para los desplazados, porque se usa con menos agua y es más saludable para la postura del cuerpo. Sin embargo, estos baños son complicados para alguien como mi padre, que tiene heridas en la mano y el pie, que deben atnederse en un hospital.
Mi padre tiene fracturas dobles en la mano izquierda y el pie derecho, ambas tienen ahora placas internas. También ha perdido el ojo izquierdo, lo que hace insoportable vivir dentro del campamento bajo el sol ardiente, que su condición empeora. Necesita tres cirugías inmediatas, pero nadie ve su padecimiento salvo nosotros, y a pesar de su condición crítica, no hemos podido sacarlo de Gaza para que reciba el tratamiento propio.
Para tener algo de privacidad, te encierras con lonas impermeables que cubren un lado del campamento, y las zonas para cocina y lavandería.
En la ciudad de Asdaa, los residuos se eliminan de forma diferente a otras zonas en Gaza. La gente excava huecos para enterrar sus residuos porque los camiones de basura no pueden llegar ahí, y es imposible construir un vertedero aquí.
El campamento es insoportablemente caluroso en el día y muy frío en la noche. Durante el día, tienes ganas de desvestirte, y por la noche sientes escalofríos bajo las mantas. El sol te despierta por la mañana, empapado en sudor, con moscas que vuelan alrededor de la cara. La arena está en todas las partes, sobre tu cuerpo, en tu ropa, e incluso en tu comida.
Al principio, te sientes abrumadoramente incómodo, pero con el tiempo, te adaptas. En la zona, hay un gran pozo llamado Al-Hawoz, que da agua a toda la región. La gente viene de diferentes zonas para llenar sus tanques, los llevan en carros tirados por asnos o carretas improvisadas, o llevan el agua en la mano por largas distancias.
En cuanto al agua potable, algunas veces llega un camión gratis, y la gente corre en su dirección, pelean para conseguir agua. Es la única oportunidad para obtener agua potable sin pagar un dólar por 10 litros (2.6 galones). En este calor intenso y con la necesidad urgente del agua, una cantidad tan pequeña es insuficiente.
Muchas personas no pueden hacer sus necesidades diarias y sobrevivir con lo poco que hay disponible. Esta situación obliga a la gente que bebe agua corriente, que produce cólicos y diarrea. Sin la debida atención, la situación es desalentadora.
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Para una familia como la mía, que consiste de ocho personas, necesitamos unos 550 dólares por mes solo para la comida por los precios altos. Otras necesidades, como cargar los teléfonos, utilizar internet, y muchas otras cosas, tienen costo adicional. La vida te obliga a priorizar lo más importante para ti y para tu familia según tus ingresos, pero lamentablemente no siempre se logra.
Muchos personas han perdido sutrabajo y han recurrido a vender mercancías. El comercio se ha vuelto la profesión más común porque todo lo demás está paralizado, salvo el comercio de bienes y la especulación de la guerra. Por más terrible que se vea la vida en Gaza en las pantallas, la realidad es aún más dura de lo que se podría imaginar.
Hace dos semanas, bebí agua, y mi estómago todavía me duele. Se supone que el agua era potable al igual que se supone que Gaza es habitable.