Miedo e intolerancia: Impacto de las acusaciones de blasfemia en las minorías de Pakistán

TLP Dharna at Faizabad Rawalpindi in July 2024. Image credit: TLP Media. Used with permission.

Manifestación de Tehreek-e-Labaik Pakistan (TLP) en Faizabad (Rawalpindi), julio de 2024. Imagen de TLP Media. Utilizada con autorización.

Según el censo de 2023, en Pakistán hay 8,7 millones de minorías que durante años han sufrido violencia, extremismo religioso y acusaciones de blasfemia. Según el informe 2024 de la ONG Centro para la Justicia Social, que se ocupa de los ataques contra personas, propiedades y lugares de culto de minorías, las conversiones forzadas se incrementaron en 2023, pero el año anterior había ocurrido lo mismo. En particular, la comunidad ahmadía lleva años sufriendo los peores ataques, sobre todo desde que en 2015 se formó el grupo extremista Tehreek-e-Labaik Pakistan (TLP). Se ha incrementado la profanación de tumbas y minaretes ahmadíes, y este año, numerosas personas fueron detenidas por sacrificar animales en Eid-ul-Adha, porque la mayoría no considera musulmanes a los ahmadíes, y por tanto no les reconocen el derecho a realizar el sacrificio ritual.

El 11 de agosto, la sociedad civil pakistaní y grupos minoritarios celebraron el Día Nacional de las Minorías con varios eventos, que incluyeron una Marcha por los Derechos de las Minorías para destacar estos problemas tan enraizados. No obstante, la Policía de Islamabad interrumpió la marcha y dispersó a los asistentes antes de la incursión de la gente de Jamia Hafsa.

El arte tiene una voz poderosa. Tiene el poder de expresar lo que a veces las palabras no pueden… o no se les permite.

La Marcha por los Derechos de las Minorías de este año no hubiera estado completa sin arte atrevido, valiente y poderoso. ¡Gracias a los maravillosos artistas que se ofrecieron como voluntarios para transmitir nuestras voces a través de su arte!

¡Estos diseños se exhibieron en la Marcha de ayer en Karachi!

Esta obra de arte, creada por (IG: @honeybeebumbling) captura las dos caras de la misma moneda: en la primera, las conversiones son agresivas, abiertas y muy aparentes.

En la otra cara, la chica se ve forzada a convertirse por adoctrinamiento.

Esta es la realidad de muchas chicas de comunidades minoritarias en Pakistán.

El ascenso del TLP

El gobernador de Punyab, Salman Taseer, fue asesinado por su guardaespaldas el 4 de enero de 2011 por apoyar a Aasia Bibi en un caso de blasfemia que encendió una nueva oleada de extremismo religioso en Pakistán bajo la bandera del partido político Tehreek-e-Labaik Pakistan (TLP). Desde entonces, el partido ha paralizado la capital con plantones en numerosas ocasiones, ha amenazado a personas en el poder con retóricas religiosas, ha atacado a minorías por su fe o con acusaciones de blasfemia, ha diseminado el odio por megáfonos en las mezquitas y ha impugnado elecciones, aunque sin éxito. Los gobiernos han intentado distintas medidas contra este partido, como imponer prohibiciones, pero han resultado inefectivas a causa del poder en las calles del los comandos del TLP.

Global Voices preguntó a la activista Tahira Abdullah por correo electrónico cómo impacta la violencia callejera en las víctimas y en la sociedad en general. Abdullah respondió:

The result of vigilante mob violence, e.g. killing, burning, looting, threats, has increased fear, insecurity, and hatred, not only toward the individual perpetrators and their communities but also toward their religion, sect, and political party affiliation. It also results in increasing brutalization and desensitization of society towards violent crimes. In some cases, it even leads to apathy toward human rights activism and a lack of support for victims and survivors.

El resultado de la violencia de masas justicieras, es decir, matar, quemar, saquear, amenazar, ha incrementado el miedo, la inseguridad y el odio, no solo hacia los autores individuales y sus comunidades, sino también hacia su religión, secta y afiliación política. También resulta en una creciente embrutecimiento e insensibilización de la sociedad con delitos violentos. En algunos casos, incluso puede llevar a la apatía frente al activismo de los derechos humanos y una falta de apoyo a las víctimas y sobrevivientes.

Además, añade: «Hay muchas recomendaciones de actuación, una bien conocida lista de pasos necesarios. El único eslabón faltante es la voluntad y el compromiso políticos, no solo de los Gobiernos federal y provinciales, sino también de las instituciones, las fuerzas del orden y la judicatura».

Blasfemia en Pakistán

Las acusaciones de blasfemia y la violencia de masas van de la mano. En el momento en que una persona es acusada de profanar el libro sagrado de los musulmanes, se reúne rápidamente una muchedumbre para linchar al acusado. Estas acusaciones también se han utilizado para saldar viejas cuentas o disputas de propiedad. A menudo, las fuerzas del orden son incapaces de proteger al acusado. La blasfemia es un tema extremadamente sensible en Pakistán, un país con una mayoría musulmana que supone el 97% de la población, donde la ley castiga este delito con pena de muerte.

Desde el principio de 2024, se ha producido un aumento de las acusaciones de blasfemia en todo el país, lo que ha puesto vidas en peligro. Los recientes incidentes de Sargodha y Swat han tenido una gran repercusión nacional.

El periodista Arshad Yousafzai, en un correo electrónico a Global Voices, explicó:

Blasphemy cases have increased in Punjab, followed by Sindh and Khyber Pakhtunkhwa. Data analysis reveals a pattern where blasphemy accusations rise from the beginning to the end of Muharram, particularly in areas with Shia communities. Both Sunni and Shia groups file complaints against each other, under the Pakistan Penal Code (PPC) Section 298 (Uttering words, etc., with deliberate intent to wound religious feelings) often followed PPC Section 295 as the most frequently used legal provisions. Many victims are accused based on social media posts shared unwittingly. The campaigns are often led by Ahle Sunnat Wal Jamaat (ASWJ), Tehreek-e-Labaik Pakistan (TLP) members, or Barelvi mullahs, while Shia clerics also file First Information Reports (FIRs) against those they believe have disrespected the Prophet’s family.

Los casos de blasfemia han aumentado en Punyab, seguido de Sind y Jaiber Pastunjuá. Los análisis de datos revelan un patrón, según el cual, las acusaciones de blasfemia aumentan desde el principio al final de Muharram, sobre todo en zonas con comunidades chiítas. Los chiítas y los suníes se denuncian entre sí especialmente por infracciones de la sección 298 del Código Penal pakistaní (pronunciar palabras con la intención deliberada de herir el sentir religioso), y por la sección 295 con menor frecuencia. A muchas víctimas se les acusa por publicaciones en redes sociales que se difunden sin querer. A menudo, las campañas están lideradas por la organización Ahle Sunnat Wal Jamaat (ASWJ), miembros de Tehreek-e-Labaik Pakistan (TLP) o mulás barelvíes, mientras que los clérigos chiítas también presentan denuncias contra los que, según ellos, han faltado al respeto a la familia del profeta.

La respuesta del Gobierno

A diferencia de anteriores incidentes de violencia de masas y linchamientos, ahora el Gobierno condena los incidentes. El primer ministro, Muhammad Shehbaz Sharif, aprobó el rediseño de una campaña nacional antiterrorista y aprobó la Operación Azm- e-Istehkam. Durante una sesión de la Asamblea Nacional, el ministro federal de Defensa, Khawaja Asi, expresó su honda preocupación por los crecientes incidentes de violencia contra las minorías, y pidió a la Asamblea Nacional una postura unánime contra el mal uso de la reunión. El Gobierno también arrestó al líder del TLP, Zaheer ul Hasan Shah, por incitar al odio contra la judicatura y anunciar una recompensa de 10 millones de rupias (unos 35 890 dólares) para quien trajera la cabeza del juez jefe, Faez Isa.

Ciberblasfemia: una nueva frontera

En los últimos años ha emergido en Pakistán una nueva forma de delito, las blasfemias en redes sociales. La rama de ciberdelitos de la Agencia Federal de Investigación ha tomado firmes medidas contra quienes presuntamente han participado en esta práctica.

Con la condición de que se respete su anonimato, funcionarios de la Agencia Federal de Investigación explicaron el tipo de contenido que han encontrado, como imágenes de desnudos, sobre todo de estrellas porno, con textos sagrados superpuestos a sus cuerpos. Unas 400 personas han sido detenidas por difundir contenido blasfemo con otros pakistaníes en redes sociales como WhatsApp, Facebook e Instagram. Se ha registrado unos 250 denuncias por todo el país, un 99,5% de los cuales afectan a hombres jóvenes adultos. La mayoría de los acusados tienen entre 17 y 35 años y son solteros (alrededor del 80%).

En septiembre de 2023, cuatro personas fueron condenadas a muerte por blasfemia en tribunales de Rawalpindi. La mayor parte de los casos se han denunciado en Punyab, la provincia más poblada, seguida de Jaiber Pastunjuá, Sind y Baluchistán.

En una entrevista personal, un funcionario de la Agencia Federal de Investigación dijo a Global Voices:

Upon investigation, we found that those arrested were porn addicts with deeply perverse tendencies. The culprits confessed to initially watching porn before being added to random Facebook groups. Although they initially felt uncomfortable seeing the explicit content, they were later re-added to religious-porn groups online. They became so addicted that they continued to participate in these groups, where such content is shared, discussed and users are encouraged to share their own blasphemous creations. Some of the arrested people reported that they only saw images of nude women and the names of Allah, Holy Prophet and other Sahaba e Rasool were obscured from view. This led them to believe that there was nothing wrong with watching and sharing such posts. Despite being practicing Muslims, they failed to recognize the inappropriateness of their actions and continued sharing the content.

Tras la investigación, descubrimos que los arrestados eran adictos a la pornografía con tendencias profundamente perversas. Los culpables confesaron que al principio veían porno y después los añadieron a grupos aleatorios de Facebook. Aunque inicialmente se sentían incómodos de ver contenido explícito, después los añadieron a grupos de pornografía religiosa en línea. Se hicieron tan adictos que siguieron participando en esos grupos donde se difunde y discute este contenido, y en los que se anima a los usuarios a que publiquen su propio contenido blasfemo. Algunos de los detenidos afirmaron que solo veían imágenes de mujeres desnudas, y que los nombres de Alá, el Santo Profeta y otros Sahaba e Rasool estaban oscurecidos. Esto los indujo a pensar que no había nada malo en ver y difundir estas publicaciones. A pesar de ser musulmanes practicantes, no pudieron reconocer cuán inadecuadas eran sus acciones y siguieron difundiendo estos contenidos.

El funcionario añadió que «los culpables suelen utilizar múltiples tarjetas SIM y falsas identidades, y a menudo se ocultan tras nombres femeninos. La mitad de los arrestados hasta ahora tienen un bajo nivel de educación, son prácticamente analfabetos, y pertenecen a familias pobres de clase media-baja».

El aumento de casos de blasfemia en Pakistán ha forjado un entorno de miedo, sobre todo por las consecuencias extrajudiciales. El Gobierno, el personal de seguridad y la judicatura deben desempeñar un papel activo para contener esta amenaza.

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