Portugal, 1974: 8.754 millones de personas vivían en el país más occidental de Europa, cerca de la cuarta parte eran analfabetos y 38 de cada mil bebés morían en el primer año de vida. Todo eso ocurría en el régimen del Estado Nuevo, vigente desde 1933.
Cincuenta años después del 25 de abril de 1974, que marcó el fin del régimen, el país se transformó en todos los niveles. El golpe de Estado de la llamada Revolución de los Claveles, la última revolución del siglo XX en Europa, abrió muchas puertas para cambios impulsadas por el pueblo en las calles.
El 1 de mayo, en ese primer Día del Trabajo después del 25 de abril, tuvo lugar la mayor manifestación de la historia de Portugal, las clases desfavorecidas tomaron las calles. La población también comenzó a organizarse en los barrios.
En Porto, habitantes de los barrios sociales se reunieron para exigir el fin de los reglamentos que los privaban de libertad. En Lisboa, habitantes de barriadas reforzaron la lucha para exigir vivienda digna y ocuparon predios sociales acabados aún no distribuidos. Más de 2000 casas fueron ocupadas en las ciudades que concentraban más industrias, como Lisboa, Porto y Setúbal.
A pesar de que no existían datos concretos sobre cuántas personas no tendrían vivienda –o en qué condiciones vivían quienes sí tenían–, la investigación del Primer Reempadronamiento General de Vivienda: continente e islas, realizado por el Instituto Nacional de Estadística (INE) en 1970, señala que había 31 110 »casas de barriadas y otras» por el país. El arquitecto José António Bandeirinha, en la tesis El proceso SAAL y la arquitectura el 25 de abril de 1974, estimó que un cuarto de la populación de Portugal vivía en espacios sin condiciones de habitabilidad. A este respecto, el Primer Gobierno Provisional y los que lo sucedieran debían tomar medidas.
El 6 de agosto de 1974, menos de cuatro meses después de la revolución, se constituyó formalmente el Servicio Local de Apoyo Ambulatorio (SAAL), en un despacho asignado por el ministro de Administración Interna, Manuel da Costa Brás, y por el secretario de Estado de Vivienda y Urbanismo, Nuno Portas.
Sin embargo, pese a ser un despacho, el SAAL tuvo un poder legislativo frágil para resolver los problemas de vivienda en Portugal. No obstante, posibilitó la construcción de 75 barrios y dinámicas realmente participativas en una dualidad de poderes entre las entidades públicas, como el Fondo de Fomento de la Vivienda (FFH), profesionales y estudiantes de arquitectura, asistentes sociales y quienes iban a vivir en los barrios.
José António Bandeirinha dijo que el secretario de Estado, Nuno Portas, cuando un fondo de fomento de la vivienda comenzó a delinear su plan de apoyo para las poblaciones que recibirían apoyo del SAAL, procedió a “sistematizar acciones y prioridades que reflejaban una concentración pragmática en torno a las experiencias que él conocía muy bien, particularmente las sudamericanas y del norte de África”.
De esta forma, es posible establecer la influencia que tuvieron las experiencias de arquitectura con la preocupación y la dimensión social que hubo em América Latina a partir de la década de 1960 en el SAAL. Un ejemplo son las iniciativas de cooperativismo en Uruguay, los barrios proyectados por Germán Samper Gnecco en Colombia, y más conocidas, PREVI – Proyecto Experimental de Vivienda en el Perú.
En el Perú, el entonces presidente Fernando Belaúnde Terry, arquitecto de profesión, comenzó a ejecutar un plan que también preveía resolver el problema de las «barriadas«, que proliferaban en la capital peruana, Lima, por el enorme éxodo rural hacia la capital. Por medio de un concurso internacional, se seleccionó a 13 arquitectos internacionales, que participaron en el PREVI con arquitectos locales.
Con el golpe de Estado de 1968 en el Perú y la instauración de una dictadura militar, las preocupaciones sociales dejaron de ser parte de la orden del día, y de las 1500 habitaciones previstas, solo 500 se construyeron, y todas se inauguraron en 1974.
La experiencia portuguesa
El proceso del SAAL permitió construir 75 barrios, a pesar de que había 170 proyectos elaborados: 17 a través de la Delegación SAAL/Norte; 34 de la Delegación SAAL/Lisboa y Centro-Sur, y 24 de la Delegación SAAL/Algarve. Mayoritariamente, los municipios involucrados están en la costa de Portugal. Más importante que la cantidad, lo que importa realzar son dinámicas en este programa de vivienda.
¿Cómo se podrían construir barrios que respetaran e incorporaran las características sociales y económicas de la población? Las Brigadas Técnicas constituidas para construir los barrios del SAAL estaban conformadas por arquitectos, y también por asistentes sociales, con capacidad de clasificar a la población.
Esta articulación entre diversos sectores de cambio social provocó un choque de visiones sociales distintas. Además, siempre que fue posible, los barrios del SAAL se construyeron en lugares donde había barriadas para preservar las dinámicas fortalecidas a lo largo del tiempo y que fueron cruciales para resistir al poder autoritario del Estado Nuevo.
Otra posibilidad que el SAAL previó fue la autoconstrucción. Siempre que las poblaciones lo consideraran adecuado, podrían construir sus viviendas.
Además, la lucha por vivienda en Portugal después del 25 de abril fue también una lucha femenina. Como sostiene la investigadora Lia Antunes en el artículo «¿Mi sueño? Tener una casa. Pensar sobre vivienda, ciudad y ciudadanía de las mujeres en el Portugal Revolucionario (1974-1976)«, las mujeres fueron protagonistas del proyecto y el debate del derecho a vivienda.
A pesar de que el SAAL perdió fuerza después del golpe militar del 25 de noviembre de 1975 (que puso fin al proceso revolucionario iniciado el año anterior), y de que fue revocado en 1976, es ejemplo de una política pública que incorporó la participación de forma real y pionera en aquel momento y que no volvería a ejecutarse en Portugal.
En 1976 se llevó a cabo el primer Foro Hábitat organizado por Naciones Unidas en Vancouver, Canadá, y se dedicó a los “establecimientos humanos”. Portugal decidió para dar a conocer el SAAL a través del documental “Hábitat: Un desafío”, del realizador portugués Fernando Lopes, uno de los nombres del nuevo cine portugués cuya obra más notoria es “Belarmino” (1964).
Esta producción del Centro Portugués de Cinema tuvo como resultado un documental sobre la situación de las carencias habitacionales portuguesas, cómo el SAAL estaba dando los primeros pasos para resolver la cuestión de la vivienda y el contexto sociopolítico de «autopista en el final de Europa«, como definió el científico político Philippe Schmitter.
Vivienda, una protesta actual
A Constitución Portuguesa de 1976, a pesar de sus siete revisiones, sigue estableciendo la vivienda como un derecho, el derecho 65. Mientras tanto, entre la teoría y la práctica, las puertas que abrió el SAAL aún están muy lejos de verse fortalecidas por las fundación afectadas por la especulación inmobiliaria.
En los últimos diez años, en Portugal los precios de las casas han aumentado. Eurostat, que reúne datos y estadísticas de la Unión Europea, señala que los precios de vivienda aumentaron 7% en el primer semestre de 2024, en comparación con el mismo período de 2023, cuando el promedio de la Unión Europea fue de 1.3%.
El coordinador de la Estrategia Nacional para la Integración de las Personas en Situación sin Abrigo (ENIPSSA) admitió que el número de personas sin hogar se duplicó entre 2018 y 2022.
En 2023, en varias ciudades de Portugal hubo dos grandes manifestaciones en las calles: el 1 de abril y el 30 de septiembre. El 27 de enero 2024, las calles de las principales ciudades fueron ocupadas otra vez y una nueva protesta quedó convocada para fines de septiembre.